Una nueva etapa en las relaciones puerto-ciudad. ¿Un lobby coruñés?

Tres grandes retos.

En estos momentos el puerto ha adquirido un nuevo protagonismo. Son tres las razones.

1) Primera: por el nombramiento de Martin Fernández Prado como presidente de la Autoridad Portuaria que inaugura un tiempo nuevo que, conociendo trayectoria, se caracterizará , entre otras cosas, por una apertura del dialogo entre el puerto y la ciudad, y en la misma línea por la cooperación con las instituciones, ambas necesarias para  hacer frente con éxito a los  grandes retos que el propio puerto tiene planteados: tren a Langosteira, financiación de la deuda, recuperación del tráfico marítimo,  y poner los cimientos para el diseño de la nueva fachada marítima de la ciudad. Todos ellos tan decisivos como complejos, pero que encentran en el nuevo presidente dos facetas muy apropiadas: su larga experiencia en la gestión pública y su condición de arquitecto-urbanista, en un momento en el que la urbanización de los muelles es el principal reto de la ciudad para el futuro.

2) Segunda. El proyecto de la fachada marítima, probablemente, empezará a materializarse en la siguiente legislatura del gobierno local, pero ahora toca ir preparando las bases, y también en esto hay novedades: la decisión de la alcaldesa de convocar las administraciones implicadas para crear un Consorcio Interadministrativo. Posiblemente sea la mejor solución para poder recibir fondos del Estado y resolver los problemas financieros e infraestructurales existentes, porque sin ellos la apertura de la ciudad al mar seguirá estando hipotecada. Al menos salimos del impase anterior marcado por la confrontación ciudad-puerto y la falta de diálogo institucional. Un camino que siempre conduce a la inoperancia.

3) Y hay una tercera razón. A la vista de los últimos datos publicados, toca replantearse el futuro del tráfico portuario. La transición energética ya afectó al movimiento de mercancías, al cerrar las térmicas de Meirama y Compostilla, pero pueden venir nuevos cambios debido al fuerte peso del sector energético en el tráfico total. Cuando el gas licuado o el hidrógeno empiezan a emerger como nuevas oportunidades, el puerto coruñés se verá obligado a replantear su futuro. En esto el puerto ferrolano ha ido muy por delante, como demuestra la creación de una terminal de contenedores con enlaces internacionales y la planta de gas que suministra gas licuado a los buques. También la planta de hidrogeno prevista puede beneficiar a la terminal ferrolana. El puerto coruñés necesita reinventarse.

Los grandes temas.  

Basta con leer tan breves comentarios, para darse cuenta de la envergadura de los temas y la incertidumbre del cambio de modelo. Eso es lo que justifica que dentro del Foro Metropolitano Virtual, dediquemos una reflexión objetiva y con visión amplia a estas cuestiones, siguiendo las líneas defendidas por la Asociación Metropolitana Coruña 3.0 sobre este tema, y que fueron objeto de debate en sucesivas sesiones del Foro en su formato presencial. Es nuestro papel como think-tank urbano, que, desde el principio fue nuestra razón de ser como Asociación.

Estos temas los vamos a abordar de manera sucesiva a la vez que aportamos nuestras tres propuestas:

PRIMERO: LA NECESIDAD DE REPENSAR EL TRÁFICO PORTUARIO: LA ZONA FRANCA.

SEGUNDO: EL PLAN DE USOS DE LOS MUELLES VACANTES.

TERCERO: EL DISEÑO DE LA NUEVA FACHADA MARÍTIMA.

 

Son tres cuestiones fundamentales para que el puerto desarrolle todas sus potencialidades y sea uno de los cuatro soportes básicos para la Reconstrucción de la Ciudad tras el Covid19. Para lograrlo, las instituciones deben encender las luces largas para iluminar el futuro y mirra con una visión de mayor alcance.   Algo que por otra parte muchas otras ciudades ya están haciendo, ya se están preparando: Barcelona, Valencia y Málaga siguen con las luces largas puestas, pero las reajustaron; San Sebastián las está encendiendo, Zaragoza está intentado conectarlas de nuevo. Y Oporto nunca las apagó.

Un nuevo camino: el lobby coruñés

La Coruña está bien orientada para encender las largas, y tiene ahora su momento para liderar el cambio urbano en España, como hace poco un conocido urbanista declaró a una publicación nacional. Y no solo en lo que atañe a la sostenibilidad y a la cohesión social, imprescindibles, sino también al desarrollo urbano y del puerto.  Es tiempo de decisiones pero también de ideas. El frente marítimo, si se aborda con la ambición debida, y que otras muchas ciudades supieron hacer, es una oportunidad histórica para reinventar a la ciudad a través de su nueva fachada marítima. Y con ella visibilizar una etapa en la que podemos situarnos a la cabeza. Proyectos tenemos: ciudad de las tics como polo de inteligencia artificial;   un ecosistema productivo diversificado y  más sostenible, fuertemente digitalizado e internacionalizado;  y un entorno de servicios avanzados que, más allá de los destinados a las empresas, están abiertos a la cultura, al turismo sostenible, a la oferta gastronómica, al diseño y a la creatividad. Y en ese capital urbano, de elevado valor estratégico, la reinvención del puerto constituye una pieza fundamental, porque de manera trasversal esta relacionado con la mayoría de los activos enumerados.  Pero hace falta músculo institucional, y el Consorcio Puerto-Ciudad, si consigue los apoyos políticos y financieros necesarios, puede ser un gran revulsivo.

Las bases ya empiezan a percibirse: tenemos un primer impulso para el Consorcio, tenemos un documento de base para consensuar los usos del puerto, y tenemos gestores dialogantes. Es poco, pero es mucho.

Sin embargo, frente a ese impulso, y ante los muchos proyectos que el puerto y la ciudad tienen planteados, contrastan las escasas inversiones que la ciudad recibe de las administraciones para ejecutarlos. Especialmente relevante es la ausencia del apoyo inversor del Gobierno Central en sus nuevos presupuestos  a los grandes proyectos de la ciudad heredados (Intermodal y sus accesos, Alfonso Molina, etc.) y a los del  puerto (la deuda y el ferrocarril).Por eso ,en esta tesitura, en que La Coruña está siendo marginada de las grandes inversiones, desviadas  a otras ciudades por razones políticas (Castellón, Valencia,  Alicante, Barcelona, San Sebastián, Bilbao) , la puesta en marcha  del Consorcio  puede ser el primer paso para  la creación de un pequeño lobby coruñés. Una necesidad perentoria, en la que el puerto y el gobierno local, deben ir de la mano y llevar la iniciativa, contando con el concurso eficaz de otras instituciones implicadas. Y para ello la cooperación y el dialogo son tan imprescindibles como la renuncia al protagonismo político individual.