O taller urbano

Reinicio la sección del Taller de Ideas que forma parte de nuestras actividades, para aportar propuestas o sugerencias pensadas para recuperar aquellos edificios o espacios que desaparecieron como consecuencia de desacertadas decisiones o por el efecto del abandono.

UNA PROPUESTA PARA EL CENTRO DE OCIO Y EL NUEVO FRENTE PORTUARIO.

Para iniciar este comenzaré por el actual frente portuario y en concreto por el edificio del Centro de Ocio de Los Cantones, que ilustro con la fotografía adjunta.

Tanto se ha escrito y comentado sobre lo negativo de este edifico y de ser una barrea entre la ciudad y el mar que ya no es necesario reiterarlo. Todos estamos de acuerdo. En el informe realizado por la UDC para el frente portuario se recomendaba su derribo–junto con el edifico del hotel Atlántico-cuando acaben las concesiones actuales del suelo. Frente a esta opción-poco realista en este momento- voy a someter a debate algunas ideas alternativas que he pensado sobre el tema.

1.-Una nueva estética portuaria.

La primera idea que quiero transmitir es la sorpresa que me produjo la nueva visión de la fachada al mar del centro de ocio integrándola en la magnífica composición del espacio compositivo que la arquitecta Elsa Urquijo creó para albergar la exposición de Peter Lindbergh. Una magnifica actuación de una arquitectura aparentemente efímera que afortunadamente puede convertirse en permanente.  Hacía tiempo que en nuestra ciudad no se construía un espacio arquitectónico de tan vastas dimensiones y que por su perfecta conjunción con el significado del lugar donde se asienta, no solo aporta un elemento de valor, sino que puede contribuir a revalorizar todo lo que alrededor existe. De hecho, al contemplar la visión del centro de ocio con los contenedores instalados para introducir el nuevo espacio, observé como se había logrado-intencionadamente o no- integrar los dos frentes- el del centro de ocio y el del centro expositivo- en un nuevo espacio portuario. Esta visión la plasmé en la fotografía que reproduzco a continuación.

Paradójicamente volvían a aparecer los contenedores sobre los muelles como elementos de la memoria de un espacio portuario, tal como había propuesto en su día el premiado arquitecto francés Jean Nouvel en su proyecto. Hubiera sido la mejor solución, pero el gran error que el jurado nombrado al efecto cometió puso en primer lugar el actual de Bofill y Portela. Fue una de tantas ocasiones pedidas para la ciudad. Como constatación de lo dicho puede verse una imagen del proyecto de Jean Nouvel, donde aparecen reproducidos contendores sobre el muelle, que en este caso albergaban servicios y actividades relacionadas con el uso del proyecto.

Con estas ideas abro el debate sobre el destino del actual Centro de Ocio. Empezaré diciendo que ese edificio juntamente con el de Palexco no todo es negativo. Para mí, aporta elementos compositivos positivos, como son las alas de gaviota que le dieron nombre, aunque la resolución del cierre y de los materiales haya sido muy desafortunada. El juego de “alas” no deja de ser atractivo si se contempla desde La Marina. Véase esta fotografía nocturna. 

Añadiré a lo anterior un nuevo argumento al debate:  la nueva estética creada por la actuación de Elsa Urquijo abre nuevas opciones al dialogo, siguiendo la idea tan valorada actualmente en la cultura urbana de que es preferible actuar sobre lo construido para mejorarlo y darle nuevo uso que derribarlo. Es la filosofía que aúna la sostenibilidad y la economía circular. Por eso hay que preguntarse ¿Es necesario derribarlo o puede integrarse en la nueva fachada marítima? ¿ ¿Se pueden introducir elementos que garanticen su coherencia con los otros edificios portuarios que se conserven, como almacenes,  silos o grúas? . La cubierta verde que probablemente cubrirá las zonas vacantes de los muelles  serán una buena ocasión para promover esa integración y salvar lo que tenga de valor. Ha surgido una nueva estética portuaria para orientar el diseño de la nueva fachada, muy alejada de los convencionales edificios de marketing o las fachadas urbanas convencionales y desconectadas del lugar. En eso estamos y en esto nos ha introducido la arquitecta mencionada.

 

2.-Eliminar la barrera visual entre la ciudad y el mar.

 

De todos modos, aunque se mimetice con un nuevo lenguaje, el edificio del centro de ocio sigue siendo una barrera visual de fuerte impacto que hace de barrera continua y masiva entre la ciudad y el mar. Maxime cuando el cierre acristalado utilizado no ha sido nada acertado. Sin duda que el cambio de materiales de cierre y la introducción de jardines verticales pueden ser una buena opción.  Pero el problema de la barrera visual seguirá existiendo. Muchas veces pensé en posibles soluciones y esta era mi propuesta: crear una gran ventana abierta central que ocupe el centro de la planta baja y permita crear una gran plaza cubierta abierta a Los Cantones de un lado y al mar de otro. En ese espacio, tendrían cabida actividades ciudadanas, exposiciones, conciertos y amplias terrazas donde los coruñeses y visitantes podrían mirar al mar desde el interior del edificio. Un espacio de encuentro a modo de gran plaza cubierta que no sería una mala aportación para una ciudad con un clima tan lluvioso y ventilado.

Pues bien, en esto estaba cuando encontré el proyecto que en su momento había presentado el mencionado Jean Nouvel, en el cual también se contemplaba esa gran ventana abierta entre la ciudad y el puerto y se representaban sus usos posibles.

Este hallazgo me  produjo una doble sensación: una de satisfacción, al constatar que cuando un profesional de prestigio como él había pensado en esa opción, aunque con una concepción incomparablemente mejor, la idea que bullía en mi cabeza no debería ser tan mala. La otra sensación fue al de una profunda decepción al comprobar como habiendo sido posible elegir este proyecto se decidió por el de Bofill-Portela que ahora tanto lamentamos. Seguramente porque el aprovechamiento de superficie comercial era mucho mayor. La ciudad poco importaba, los que mandaron fueron-una vez más los interés económicos y especulativos de algunos. Otra oportunidad perdida de la que ahora todos nos lamentamos.  Aún estamos a tiempo de enderezar las cosas cuando finalice el periodo  concesional que no debe estar muy lejos.

Añado otra imagen correspondiente a un gran hotel de la localidad mallorquina de Calviá donde se recoge una solución parecida a la que propongo. Ya se ve que la idea sigue siendo actual.

3.- Y del hotel Atlántico ¿Qué solución? .

Y queda ahora el hotel Atlántico. Cierto que la concesión acaba de renovarse por muchos años, pero siempre se puede llegar a algún acuerdo.  A este respecto tengo dos recuerdos guardados en mi memoria que me parece oportuno traer aquí:

El primero hace referencia al origen del proyecto que llevó, en los años sesenta, al derribo del  antiguo pabellón modernista del Atlantic que componía un precioso conjunto con los dos edificios que ahora conservamos. La idea inicial se presentó a los coruñeses mediante una gran maqueta expuesta en el escaparate de una conocida librería del Cantón Grande. Constaba de una gran edifico longitudinal similar la hotel actual, que iría desde él hasta el extremo del paseo, incluyendo el derribo del Kiosko Alfonso y de la Terraza, para ubicar un centro comercial de Galerías Preciados y un edificio central de oficinas. Este enorme superbloque se prolongaba hacia la avenida mediante un tramo trasversal de tres plantas que cerraba el espacio del Cantón por Entrejardines, para crear dentro una gran plaza ajardinada incluyendo el actual paseo de las Palmeras o de Méndez Nuñez. Afortunadamente solo se hizo la primera parte, pero a punto se estuvo perder todos los edificios modernistas y el sentido original del espacio ajardinado.

El segundo recuerdo tiene que ver con la idea que un día me contó el alcalde Francisco Vázquez. Pretendía eliminar el edificio actual del hotel y en su lugar reproducir el viejo Atlantic, cuyos planos y alzados se conservan perfectamente. Con ello recuperaríamos el patrimonio arquitectónico perdido- como se hacía en tantas ciudades europeas- y se recuperaría también la armonía del conjunto modernista del paseo de Méndez Núñez o de Las Palmeras, devolviéndolo a su configuración original. Expongo unas fotos de la época anterior al derribo.

El nuevo Atlantic era entonces objeto de interés para inversores locales que, a cambio, recibían una permuta en el frente portuario para construir un gran hotel del que la ciudad carecía y sigue careciendo. Así figuraba en el convenio del 2004 de la urbanización de los muelles.

Las circunstancias de la ciudad han cambiado, pero la recuperación del edificio o la construcción de una reinterpretación actual del mismo sigue siendo- a mi modo de ver- una buena idea. Y no sería imposible. La cuestión estaría en recuperar la concesión municipal de mutuo acuerdo o hacer una permuta con los actuales propietarios,  para facilitar la construcción de un nuevo hotel en una ubicación cercana, por ejemplo, en el entorno del mulle de Baterías.  Al ser el hotel de mayor capacidad de la ciudad y al estar en pleno centro considero que sería bueno conservarlo con esa función hotelera, por el atractivo turístico que aporta, por las ventajas para la dinamización del centro de la ciudad y la competitividad del cercano palacio de congresos. La venta de suelo en el puerto ( San Diego)  podría ser una manera de conseguir los medios económicos para financiar una operación de este tipo, al igual que otras que el nuevo frente portuario podría albergar, como se hizo en todas las ciudades del mundo donde se acometió con éxito la renovación de su fachada marítima.

Conclusión.

Estas son las propuestas que me vinieron a la memoria cuando leí la nueva noticia de que el ayuntamiento pensaba dedicar el local que tiene dentro el centro de ocio para instalar un centro de visitantes relacionados con el turismo náutico: cruceros, veleros, yates etc..  Eso me motivó a ponerlas por escrito y, si resultan de interés, someterlas a un debate virtual entre los usuarios de esta web. Un saludo a quienes decidan leer estas propuestas y pensar sobre las mimas.

Andrés Precedo Ledo (andres.precedoledo@gmail.com)

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