Un nuevo dilema político paraliza el nuevo frente portuario

En esta última etapa del gobierno municipal se han presentado muchos proyectos de reurbanización y regeneración urbana. Unos más relevantes, otros más sencillos; pero todos constituyen una buena aportación para mejorar la calidad de vida de la ciudad y de los vecinos. También para hacer más atractiva la ciudad a los visitantes.

El más llamativo fue la reforma de Los Cantones. El proyecto que con tanto entusiasmo se presentó en el propio espacio a los viandantes, no era más que un boceto con ideas positivas, pero otras no tanto, y desde luego con contenidos que no se adaptan a las condiciones de Patrimonio de la Xunta sobre las actuaciones en centros históricos. Lo mismo que pasó en San Andrés, aunque en este caso menos difícil de incorporar. ¿Se acuerdan de un graderío en el centro de la acera que taponaría la vista del Obelisco? Eso en pleno Camino Ingles nunca lo permitirá la Xunta, ni tampoco el diseño del mobiliario y la iluminación prevista. Pero todo eso ya no importa, porque su comienzo sigue en espera y ya veremos cuando se termina y como será entonces el diseño. Tampoco se sabe nada de la reforma del paseo marítimo en el tramo de Orillamar y del resto lo único que se hizo fue eliminar el tranvía turístico ¿ganamos o perdimos? .

Otras actuaciones menores tuvieron más suerte. La humanización de la calle Compostela está ahora en marcha y todo indica que tendrá buen fin. Lo mismo cabe decir de la reurbanización de Cuatro Caminos, tras una larga espera. Mas reciente es la presentación del proyecto de protección y urbanización del frente litoral entre Oza y A Pasaxe. Es posiblemente uno de los mejor planteados, pero si sigue el rumbo de los otros, ya veremos cuando se convierte en realidad. Podrían añadirse a la lista pequeñas actuaciones de peatonalización, o la acertada regeneración de los Jardines Históricos, pero no resulta pertinente ahora.

Todo está muy bien y su terminación será una excelente aportación para la mejora de la ciudad, aunque algunas actuaciones proyectadas pueden crear nuevos problemas de movilidad y accesibilidad que  pueden poner en peligro la dinamización comercial de las zonas centrales, como ha ocurrido en otras ciudades  donde la peatonalización no ha ido acompañada de un plan de movilidad y estacionamiento. Véase el caso de Santiago de Compostela: se ha vaciado de población residencial el centro histórico y el comercio y los servicios han cerrado o emigrado a otras zonas. Solo queda lo relacionado con el turismo y no siempre de buena calidad. Hay muchos más ejemplos. Entre nosotros el declive de la Calle Real es ya una elocuente manifestación.Pero de todos los proyectos, el más importantes es sin duda el frente portuario y el que mejor podría contribuir a mejorar la accesibilidad a las zonas centrales afectadas por la peatonalización, porque lo que se haga en los muelles desafectados puede influir- positiva o negativamente- en la dinamización del centro histórico de la ciudad.

Por su trascendencia lo lógico es que tuviera la máxima prioridad, máxime cuando se dan circunstancias muy favorables para su acometida y que tal vez en otro momento no se repitan. Sin embrago una acción municipal errática está generando que una de las principales actuaciones urbanísticas de la ciudad se quede una vez más postergada, como ocurrió antes con otros proyectos de la legislatura anterior y que siguen paralizados (Intermodal, Alfonso Molina). ¿Cuál es la razón de que esto se repita en el puerto? Veamos:

  • La Autoridad Portuaria tenía un compromiso de devolver la deuda al Estado, cuyos intereses empezaron a devengarse estos años. En el nuevo convenio firmado por todas las administraciones, y una vez rechazada la condonación de la deuda, se planteó como solución que cada una hiciera una aportación para la compra de suelo en los muelles que permitiría hacer pago de parte de la deuda, pero sobre todo impedir el pago creciente de intereses.
  • En esta tesitura La Xunta propuso invertir 20 millones para la compra del suelo y a la vez otros tantos para acometer la prolongación del túnel de la Marina hasta la Plaza de Orense, con una gran rotonda para resolver un nudo de tráfico permanentemente congestionado. De este modo se lograría avanzar con prontitud en uno de los principales objetivos del proyecto: abrir la ciudad al mar prolongando a la zona verde de  Los Cantones hasta el borde portuario, haciéndolo compatible con el tráfico de cruceros.
  • También se financiaría un equipamiento cultural en la Batería, donde después, por iniciativa de Marta Ortega se creó uno de los espacios compositivos más interesantes de cuantos se han acometido en la ciudad y con una filosofía que está marcando como debe ser la recuperación de todo el frente portuario. Una visión que difiere bastante de otras propuestas más convencionales y que puso de manifiesto el potencial que tienen los muelles para diseñar una nueva fachad marítima y crear una nueva imagen urbana.
  • Si las cosas siguieran el plan previsto, a la aportación de la Xunta se sumarian las del Ayuntamiento y del Puerto. De este modo el proyecto ya estaría avanzado en este momento y podría finalizarse en un tiempo razonable.
  • La idea última de Busquets, una vez liberado de los condicionamientos del convenio de 2004 ya anulado, era realista y de fácil implementación: crear una gran zona verde y conservar para nuevos usos elementos constructivos que mantuvieran la imagen de la función portuaria. Teníamos la suerte de contar con el apoyo de un profesional que ha sido nominado como el mejor urbanista mundial en la renovación de frentes portuarios. Pero todo era demasiado positivo, y esta ciudad es ya maestra en crear problemas. De hecho, el problema de quien debería llevar la batuta política pasó a primer lugar y la filosofía de consenso que siempre es fundamental para este tipo de proyectos se rompió. Y así empezaron los enredos.
  • La alternativa fue proponer un nuevo convenio en el que la mayor parte de la financiación la asumía el Ayuntamiento, justificándose en que deberían ser los coruñeses los que decidieran el futuro de los muelles. Solo demagogia, porque ¿han decidido algo los coruñeses en el diseño de los excelentes proyectos que se están llevando a cabo? ¿Han sido acaso los bilbaínos los que decidieron el diseño de Abandoibarra?. Resultado: se encarga un estudio que no aporta ningún valor a los ya anteriormente redactados en el gobierno de la Marea, y además propone soluciones inviables o inadecuadas a la lógica portuaria y a las nuevas tendencias arquitectónicas y urbanísticas.  La cuestión era asumir un protagonismo político.
  • Surgió así una dialéctica política que lo único que logró es que a estas alturas todo siga parado. La alcaldesa entró a saco, afirmando que el Ayuntamiento es el que tenía que controlar el desarrollo de los muelles. Para lograrlo, rechazó la oferta de la Xunta, y se comprometió a comprar el 75% del suelo. La Xunta y el Puerto lo aceptaron, pero lógicamente con la condición de que en la misma proporción se hiciera cargo de los costes de urbanización que ascenderían a una notable cantidad. Es lo que determina la ley del suelo vigente: que el propietario del suelo se haga cargo del coste de urbanización proporcionalmente al porcentaje de la propiedad sobre el total. Lógicamente esa carga es difícilmente asumible para el Concello, máxime cuando está obligado a participar en la financiación de grandes proyectos como el nuevo hospital o la estación intermodal. La alternativa nacía muerta.
  • Ante esta situación lo razonable hubiera sido que si esa propuesta no era viable se facilitase que las otras administraciones lo financiaran según el compromiso inicialmente ofertado. Es más ¿para qué necesita el Ayuntamiento invertir ese dinero en comprar suelo si por la propia ley de urbanismo tiene asignada la competencia de la aprobación final al proyecto que se realice? El pleno municipal debe aprobarlo en su momento. Por tanto ¿ Se trata de que la corporación municipal y a través de ella los coruñeses controlen el proyecto o es sólo una cuestión de protagonismo político?. Todo parece indicar que es lo segundo.
  • Pero el absurdo no acaba aquí. Los partidos de la oposición no admiten tener que pagar dinero municipal que es de todos por un bien público que también es de todos y que ya fue financiado en el momento de su realización. Y con esa línea roja no se aprueba la idea de la alcaldesa. En esta situación el Ayuntamiento no puede hacer frente a su propuesta con cargo al presupuesto. En esta encrucijada, si no se cambia de postura, el proyecto del nuevo frente portuario se quedará- como antes otros- para cuando los tiempos sean más propicios. Mientras tanto la ciudad pierde, y en este caso pierde mucho. Y los ciudadanos más. Y eso sin pensar en que la marcha de Feijoo a Madrid pueda posponer la oferta que el actual presidente de la Xunta hizo.
  • Y hay una última cuestión ¿Por qué el interés de la alcaldesa en protagonizar la reforma de los muelles directamente? Según los comentarios que he escuchado en varios foros y lo que en alguna ocasión he leído en la prensa, es por una estrategia de partido: no conviene dejar el protagonismo al presidente del puerto porque será su próximo contrincante electoral y se le daría una baza muy importante. El presidente del Puerto se ha cansado de decir que no será candidato a las próximas elecciones, porque su obligación es rematar o dejar encauzado todo los concerniente al puerto interior y al puerto exterior. No olvidemos que además de gestor publico experimentado es doctor en arquitectura y en urbanismo con máster de Harvard. Y conoce bien como se hicieron estas cosas en otros puertos. Eso que en cualquier otra ciudad podía ser una garantía, la política partidista local lo ha convertido en un problema. Pero, ¿Y si llegado el momento no es el candidato? ¿cómo va a justificar la alcaldesa su postura? ¿De que habrá servido tanta controversia y tanto retraso? ¿Qué beneficio le ha producido a la ciudad el interés personalista de los políticos implicados?

En consecuencia, una vez más la controversia política esta perjudicando a la ciudad y en este caso de manera muy relevante. Seria interesante que la alcaldesa volviera a su planteamiento inicial, cuando prometía que su mandato iba a basarse en la colaboración entre las administraciones poniendo los intereses de la ciudad por encima de los del partido. Y así empezó, pero pronto se salió del guion y ahora todo el entramado esta dañado. La ciudad no lo merece. Y ella, si no lo remedia a tiempo, puede pagar una gran factura por el daño infringido a La Coruña. Es tiempo de reflexionar. Y también de aprender que allí donde la renovación del frente portuario tuvo éxito se debió principalmente al consenso entre las administraciones y a la contribución de profesionales internacionales o locales muy destacados. Piénsese si no en Bilbao, en Barcelona, en Valencia. . Aquí vamos por el camino equivocado y ya hemos perdido dos años ¿o no?. Y no olvidemos que en estos grandes proyectos debe tenerse en cuenta la cuestión de la oportunidad. Muchos han quedado en el papel por no haber aprovechado las ventajas iniciales. Ejemplos no nos faltan y ya son demasiados los proyectos que llevan un retraso de diez años por la actitud paralizadora del Gobierno Municipal cuando las cosas eran favorables.  ¿Pasará lo mismo con los muelles vacantes? Miremos a la excelente evolución del puerto exterior para darnos cuenta de los diferentes resultados que se obtienen cuando se aplican modelos de gestión ágiles o cuando se apuesta por otros intereses paralizantes.  Con todo, estoy convencido que en unos pocos meses este tema quedara resuelto, pero en todo caso es una lástima que grandes proyectos se demoren por interese ajenos a los mimos. Al menos que sirva para reflexionar.