Sobre la imposición de políticas localistas procedentes de Santiago, y que intentan marginar a nuestra ciudad.
Estos días están apareciendo comentarios y noticias que incitan a pensar en un nuevo ataque del núcleo duro de Santiago contra nuestra ciudad. Ya sabíamos que la Xunta, a través de la Consellería de Cultura y Turismo, iba a volcarse con la ciudad compostelana con el pretexto de la preparación del nuevo Xacobeo. Esta disculpa sirvió ya para financiar magníficos festivales de música en el Gaias, mientras a otros se les negaban o se reducían las aportaciones; también sirvió para programar cuantiosas inversiones urbanísticas en toda la periferia de la ciudad, como el acceso desde la autopista ampliada que con el exagerado peaje pagamos todos, aunque nada recibamos; asimismo, se inicia una campaña mundial de promoción del Xacobeo, relegando otros destinos con gran potencial, como el nuestro ( somos el segundo centro receptor y el más rentable pero en la política promocional quedamos por el medio); y, finalmente, se está haciendo lo imposible para potenciar los vuelos internacionales de Lavacolla. Todo eso, y más, ya lo intuíamos, pero no esperaba que fuera acompañado de un ataque a las otras ciudades de Galicia. Y como uno de nuestros objetivos es la defensa de los intereses de la ciudad, me he puesto manos a la obra para comentar algunos sucedidos o escritos de esta semana.
1. El alcalde de Vigo, que nunca se calla cuando de la defensa de su ciudad se trata, puso en los medios una duda pertinente: que la marcha de Ryanair del aeropuerto de Peinador y el traslado de los vuelos a Lavacolla, no fuera pagada de manera encubierta por la Xunta, a través de la agencia gallega de turismo. Eso viene siendo así desde hace muchos años. Aparentemente lo financia la empresa municipal de turismo de Santiago (INCOLSA) para que las demás ciudades no protesten, pero en realidad quien aporta los fondos es la Agencia de Turismo de la Xunta de Galicia, bajo el pretexto de contribuir a la promoción de nuestra región. Ya el alcalde Xullo Ferreiro, sin entrar en debates locales, pedía que la Xunta igual que financiaba a Lavacolla lo hiciera con las otras terminales. A Lavacolla le paga la Xunta, a Alvedro y Peinador los tienen que pagar los ayuntamientos. No nos extrañemos que alguna maniobra de este tipo afecte también a nuestro aeropuerto. Precedentes ya los tenemos: el traslado de los vuelos a Ámsterdam y a Paris, y también en su momento a Estambul, que con tanta eficacia llevó a cabo una diputada, Paula Prado, del PP de Santiago. Los resultados no fueron los esperados y los vuelos perdieron ocupación o fueron trasladados a otro aeropuerto, como hizo Turkish. En su día se nos mintió por dirigentes del PP obedientes a las consignas de Feijoo, diciéndonos que el traslado a Lavacolla era por la falta de capacidad de la pista de Alvedro. Poco después supimos que eso no era verdad, porque el plan de vuelo solo incluía un avión de tamaño medio para enlazar Alvedro con Leioa y allí conectar con Estambul. Ahora ya no nos queda nada en el ámbito internacional, salvo el vuelo estratégico de Inditex a Heatrow, pero aun así hemos de estar atentos.
Nos queda una pregunta por responder. Si Ryaanair , acuciada por los malos resultados y la amenaza del aumento del precio del petróleo, está eliminando enlaces que no se vienen a pagar un incremento sustancioso de las subvenciones, se deduce que donde los mantiene o refuerza es porque accedieron a pagar el sobrecoste. ¿Está la Xunta pagando el plus que la compañía irlandesa en apuros reclama? Solo faltaría que no hubiera dinero para compensar la carga del peaje a quienes utilizan la autopista para ir cada día a trabajar y lo hubiera para aceptar el aumento de costes de la compañía que cubre el 50% del tráfico de Lavacolla. Ya sabemos que en nombre del Xacobeo se gasta lo que sea necesario, y aún más. Hace poco nos decían que la subvención a AUDASA para abaratar peajes era inviable porque sería necesario reducir el maltrecho gasto sanitario ¿y qué pasa con las subvenciones a las compañías aéreas en Lavacolla? Una aclaración nos merecemos.
2. Unos días después, en un artículo de opinión publicado en el diario La Voz de Galicia, el exalcalde compostelano Xerardo Estévez abundaba sobre la coordinación de los aeropuertos y la necesidad de concentrar el tráfico en Lavacolla, por las razones ya conocidas y que coinciden con el planteamiento del propio Feijoo. Un tema que periódicamente se repite en los medios proclives al modelo de aeropuerto único, y que se aviva siempre que el tráfico en la terminal compostelana crece menos que en Alvedro o en Peinador. Es entonces cuando Carlos Punzón nos coloca documentados reportajes sobre el crecimiento del Sá Carneiro frente al estancamiento de Lavacolla por culpa de los otros dos. Unamos todo en uno y así seremos más grandes y competiremos con Oporto. Esta es siempre la idea. Pero no se preguntan si esa unión es viable y si es la mejor solución para las necesidades de los ciudadanos que con sus billetes rentabilizan los aeropuertos del norte y del sur de Galicia. No olvidemos que los vuelos deben estar al servicio del usuario y no de las estrategias de los políticos o de las ambiciones localistas. Dejemos que la libre competencia actúe. Claro que pagando generosamente subvenciones se puede lograr casi todo. Hasta que Ryanair resista. Es más el aeropuerto portugués es una buena alternativa para que los gallegos vayamos a la terminal portuguesa para los enlaces internacionales. Con el ferrocarril privado de Arriva, con parada en la terminal, tendremos un aeropuerto internacional más cerca. Y eso siempre es bueno. ¿No es eso lo que se defiende? La respuesta ya la tenemos. Claro que no será la que quieren oír los localistas compostelanos, por muy envueltos en manto de galleguidad que se cubran. Evidentemente, para ellos y para quienes siguen pensando que Lavacolla puede desempeñar ese papel, la solución del Sur no es válida.
Y en base a ese juego se reactivan, buenas ideas como la que el comentarista mencionado recordaba: facilitar autobuses lanzaderas desde cada aeropuerto gallego a las otras ciudades, en función de la demanda de vuelos existentes, y cuyos datos con sencillos de obtener. Si cuando se planifico el AVE (si es que planificó) se hubieran hecho bien las cosas podríamos estar funcionando con una única terminal unida por tren rápido a las demás ciudades, pero tal como se hizo ya no hay posibilidad lógica. Otra idea recurrente que ya ha vuelto a surgir es que Alvedro será el más afectado por la llegada del AVE, lo mismo que dicen los informes de la Agencia de Turismo de la Xunta. Como es el que tiene más tráfico con Barajas será el que pierda más viajeros. En el debate que recientemente organizamos sobre este tema, quedó claro que esa argumentación era una falacia, porque aunque el porcentaje de viajeros a Madrid es mayoritario en Alvedro, el 57% de ellos utilizan la pista de Barajas como enlace para conexiones internacionales, con lo cual lo del Ave no les afecta. Y del 43% restante, como un importante empresario decía, para ellos, que son mayoría de la demanda diaria a Madrid, el tren no puede suplir el avión, porque sus agendas exigen la ida y vuelta en la misma mañana o como mucho a primeras horas de la tarde. Cuando el viaje en tren supera las 3 horas no es competitivo con el avión para los vuelos de negocios. Esta es una perspectiva que deberán tener en cuenta quienes tanto hablan de Alvedro sin conocerlo a fondo. Alvedro es una terminal de negocios y así debe ser entendida y programada. Pero la realidad es que en base a esos engañosos argumentos se ya se paralizaron las inversiones previstas por AENA en Alvedro, no fuera a ser que cuando llegue el AVE nos quedemos un una terminal sobredimensionada para el tráfico que nos quede. ¿No será la revés? ¿No será La terminal Compostela la que se quede con menos viajeros? El tiempo lo dirá. Pero mientras, y con ocasión de Xacobeo, ya nos están apuntando con una flecha envenenada. Cada uno que defienda lo suyo, y juntos lo de todos, pero sin inmolaciones políticas.
3. Otro tema que defiende el articulista anterior, es la necesidad de diseñar una política coordinad para el conjunto de las ciudades de Galicia. En el papel parece bien, pero en la realidad es una forma de actuar que termina estrangulando las opciones de desarrollo de muchas ciudades en función de un corsé impuesto. Así ha ocurrido en el País Vasco, donde en las propias Directrices de Ordenación del Territorio se planteaba este tema. Al final la propia competencia de cada ciudad, el valor de las iniciativas locales más el juego de las oportunidades, terminó por dejar ese intento en papel mojado. Un esquema que es propio de desfasadas planificaciones centralizadas pero que en una economía abierta como la actual no tiene sentido alguno. Es imposible predeterminar la función de cada ciudad desde una óptica político-técnica. Por ejemplo ¿quién podrá predecir el fenómeno Inditex desde el enfoque mecanicista? ¿Quién podía pensar que A Coruña se iba a convertir en uno de los polos tics de España? Las iniciativas innovadoras en una sociedad creativa están por encima de rígidos esquemas. Dejemos a cada ciudad libre y abandonemos corsés empobrecedores de inspiración funcionalista y burocrática. Cada ciudad debe hacerse a si mismo. Y eso es bueno para ella y para todos. Lo que habrá que hacer es compaginar esa realidad con una estrategia regional flexible, pero nada más. Por otro lado, Feijoo ya tiene en la mente un plan operativo para las ciudades, al menos así se desprende de su posicionamiento en cada uno de los temas. Lo que pasa es que Estévez sigue instalado en la vieja y obsoleta idea de una Galicia simple, con Santiago, capital político administrativa, ciudad cultural y universitaria; Vigo ciudad portuaria, industrial y tecnológica, y A Coruña ciudad comercial y por surte la ciudad de Inditex. Los grandes equipamientos en este quema estarían en Santiago: aeropuerto regional, centro intermodal de transporte, universidad central, y centro de turismo internacional. Más o menos lo que se escribió en el año 1979 en el Plan de Coordinación Territorial de Galicia. Pero desde entonces pasaron muchos años y la cuestión de las ciudades ha cambiado mucho. ¿Además cuál es el factor desencadenante de tal propuesta? ¿El problema de Lavacolla? ¿La frustración por no ver cumplida su utopía urbana para Santiago? Dejemos que la vida fluya, acompañemos los movimientos con las inversiones de apoyo necesarias y procuremos ser equitativos con todos, dejando la coordinación para aquellos casos puntuales que en un momento lo requieran. Y con esto ya está bien.
4. Hace también unos días José Luis Barreiro Rivas escribía en su habitual colaboración en la Voz de Galicia que la Galicia de las dos áreas metropolitanas era una versión del nuevo localismo y que por eso había que volver a la Galicia Única, esa que también defendía Feijoo. Y sabemos por experiencia que siempre que se habla de esa Galicia se termina concentrando inversiones y actividades en Santiago, ya que-según ellos- por ser la capital es la que ejemplifica el interés de todos los gallegos, y entonces cualquier posible localismo centralista compostelano queda fuera de sospecha. Es una inteligente estrategia, pero no es equitativa ni eficaz, porque los dos motores de Galicia son, sin duda alguna, las áreas metropolitanas de A Coruña y Vigo, como todos los datos demuestran. Y si esos son los motores de desarrollo habría que programar las inversiones necesarias para potenciar su base productiva y hacerlos cada vez más competitivos, independientemente que a la vez se pongan en marcha políticas regionales de equilibrio territorial o comarcal. Otra cosa es que por razones de imagen una ciudad que es capital reciba un trato singular, pero siempre dentro del equilibrio y la cohesión que debe primar toda política regional justa. No nos oponemos a que Santiago progrese como capital política regional pero lo que los ciudadano del resto de Galicia no aceptarían es que con ese pretexto solo las inversiones en la capital fueran consideradas como necesarias para un proyecto global de Galicia, y que las demandas de las otras ciudades se tacharan de localistas y por eso se pasaran a un segundo plano. Galicia somos todos, y un proyecto para Galicia debe ser un proyecto de todos, abierto y participativo. A veces parce que volvemos a ideas propias de regímenes políticos propios del centralismo decimonónico.
5. Y aún hay otro dato que añadir. Hace poco en la cámara de comercio compostelana, un grupo de empresarios trataban sobre la creación de los dos polos tecnológicos que la Xunta tiene previstos para Galicia. Y decían que uno estaba ya asegurado en Vigo y que el otro la Xunta, y los empresarios presentes, querían que fuera en Santiago. Añadían que llevaban tiempo trabajando con la Xunta en esto y que la propuesta de la ciudad de las tics en La Coruña introducía un factor inesperado de competencia. Y había que evitarlo. Unos días más tarde, y después de mi comentarios semanal anterior, un funcionario del Igape corroboró que estaban trabajando juntos para que el proyecto compostelano fuera el elegido. Y en ese entorno, se decía que la presentación del proyecto de la Ciudad de las Tics en la fábrica de armas, aunque era un inconveniente inesperado, no debería preocupar porque la Xunta mantiene su apuesta. En contraste, el propio Feijoo ya se encargó de negar apoyo al proyecto coruñés, llegando a utilizar engaños y falsedades, como en la legislatura anterior hicieron con Alvedro, para hacernos creer que el proyecto presentado por la Universidad, promovido por un diputado socialista , Ricardo García Mira, y apoyado por el rector de la universidad donde García Mira es catedrático, no tenía recorrido en su formulación actual , a menos que se buscara otro emplazamiento, porque allí se iba a construir, cuando se decidiese, un nuevo hospital. ¿Se imaginan quienes esto estén leyendo que despilfarro sería un nuevo hospital teniendo como tenemos tantos edificios en uso? Lo lógico, lo sabemos todos, es ampliar el actual utilizando los terrenos anexos, como bien dijo el alcalde coruñés Xullo Ferreiro, parco en palabras pero sensato en propuestas, quien expuso que ese era el tema en que estaba trabajando la comisión creada la efecto.. ¿Qué pretendía Feijoo? ¿Evitar que el parque tecnológico de A Coruña compitiera con Santiago? ¿Impedir que los socialistas se apuntaran ese tanto? ¿Hacer como en Vigo un hospital privado con financiación pública? No olvidemos que A Coruña tiene el 50% de las empresas tics de Galicia como hace unos días recordaba el presidente del Clúster Gallego.
Estoy convencido de que Feijoo no le tiene animadversión a la ciudad donde vive, aunque tampoco cariño; seguramente piensa que como aquí ya tenemos Inditex, no hace falta nada más. La verdad es que en estrategia económico-territoriales Feijoo no suele estar muy acertada ¿Recordemos cuando al principio de su posesión afirmaba empachado de que su apuesta era por la Galicia del Eje Atlántico? ¿Recordemos como abandonó el medio rural y el desarrollo comarcal? ¿Recuerdan como la única estrategia territorial que anunció fue- y sigue siendo- el Xacobeo? Ahora se dio cuenta de su error, aunque solo en parte, y pretende acertadamente potenciar el desarrollo rural ¿No sabía antes que nuestro potencial agroalimentario era una de las bases con mayor potencial? Lástima que no lo hubiera pensado antes, porque se perdieron ocho años. Pues a lo mejor con lo de las ciudades le ocurre lo mismo. Defiendo , como siempre he hecho, que en una región policéntrica como Galicia, hay que ayudar a todas las ciudades y de una manera u otra a todas las comarcas, siempre en función de su potencial local y su competitividad, aportando políticas locales compensatorias cuando sea necesario para desarrollar los recurso endógenos. Y sigo pensando, que la Xunta, con una visión de Galicia, debe atender a todas las ciudades, no solo a unas a costa de las otras sin motivo objetivo aparente, como ocurre en este caso con la preferencia de Feijoo por Santiago y Vigo. No hay que olvidar que si las rentas generadas en los grandes focos económicos se transfieren siempre a las zonas menos competitivas por razones subjetivas o aleatorias, o de afinidad política o personal, se está haciendo una asignación ineficiente de recursos. Esto convertiría a unas ciudades en consumidoras de recursos- como es el caso de Santiago- y a otras productoras de recuraos y abastecedoras de las transferencias territoriales (como ocurre con el coste de mantenimiento de la Ciudad de la Cultura o para justificar el sobreequipamiento público del propio Santiago). Esta política siempre reduce la competitividad de las ciudades que son capaces de producir más. Y el área metropolitana de A Coruña, por mucho Inditex que tenga, está muy abandonada en las inversiones y en la promoción de sus recursos endógenos desde la Xunta de Galicia. No quiero pensar que tras ello haya una intencionalidad. Pero hemos de estar atentos, porque parece que empieza a haber ataques por varios frentes en la misma dirección. Hay que estar ojo a vizor. El localismo compostelano se ha puesto en marcha.