Estamos asistiendo a una nueva fase industrializadora marcada por la tecnología digital, la inteligencia artificial y la economía verde. Unas empresas se adaptan al nuevo modelo, otras emprenden nuevas trayectorias como iniciativas innovadoras, y la mayoría se preparan para ser competitivas. Pero, además, por una serie de razones, Galicia es hoy una región atractiva para el capital internacional, principalmente en los sectores de la industria alimentaria y en las energías renovables. Las ciudades mejor posicionadas en este nuevo envite son ahora las del Norte, tanto Coruña-Arteixo-Cerceda como Ferrol-As Pontes, pero otras menos destacadas están en plena fase adaptativa de la mano de emprendedores locales. En este contexto, hay un punto de máximo interés: mantener el equilibrio entre el capital endógeno y el capital exterior. Cada vez es más evidente la importancia que tiene el efecto sede en los lugares donde las grandes corporaciones se asientan. Y como muestra ahí está Inditex, pero no es la única. Otro ejemplo reciente ha sido la concesión de la Agencia Española de Inteligencia Artificial, ya que, además del peso del entramado UDC-Ciudad de las Tics y el ecosistema tics, un factor diferencial sobre otras candidaturas ha sido el peso de las grandes corporaciones usuarias de la inteligencia artificial. como son los casos de Inditex y Abanca. Un hecho que permite albergar esperanzas firmes de un futuro favorable, con la Ciudad de las Tics será un elemento de alto valor estratégico, como lo es el proyecto Green Port de Punta Langosteira para las energías renovables y su uso en el transporte marítimo. En suma, un escenario de oportunidades en el que se suman y complementan iniciativas y empresas endógenas con inversores extranjeros.
La otra cara de la moneda la tenemos en Vigo donde la mayor parte de sus empresas están en manos de inversores exógenos, lo cual introduce una debilidad en el ecosistema industrial vigués que ahora se pone de manifiesto en la incierta situación de la industria automovilística que constituye el soporte de su economía urbana. En este tema, y para que nadie nos tache de localistas, me voy a limitar a reproducir algunos artículos aparecidos recientemente en la prensa de Vigo. En todos, sobresale un hecho: Vigo está quedando sin grandes empresarios locales, siendo la mayor parte de su sistema productivo propiedad de empresas extranjeras y de fondos de inversión internacionales. Por un lado es positivo porque denota que la economía viguesa es atractiva para los inversores de fuera, pero no lo es tanto si se considera el efecto que puede tener la ausencia de directivos locales en la toma de decisiones, como está pasando ya en Stellantis que amenaza con su deslocalización y la perdida de 12.000 empleos, y cuyas preferencias se orientan de momento hacia Zaragoza, Oporto, Tánger, Túnez y Senegal, que es hacia dónde está orientando su nueva estrategia de posicionamiento en el mercado automovilístico del futuro.
Son cuatro artículos de opinión publicados en noviembre en Atlántico Diario: uno sobre la entrada del capital extranjero, otro sobre los riesgos de las operaciones de Stellantis, un tercero sobre las pocas empresas familiares que resisten, y el cuarto sobre el peso de los funcionarios en el nuevo mercado laboral vigués. Los 4 son muy elocuentes de lo que está acaeciendo en una ciudad que poco a poco se queda sin decisores locales en el sector empresarial, aunque, paradójicamente, es la ciudad que cuenta con más asociaciones empresariales de Galicia.
1.-Multinacionales extranjeras y fondos de inversión toman el control empresarial de Vigo. Así titula Andrea Estévez ( 13.11.22) un artículo de opinión al que como subtitulo añade: “Stellantis es un grupo ítalo-francés-estadounidense con sede en Holanda. La mayoría de las empresas de automoción en Vigo son extranjeras”.
Y añade: “El capital gallego se reduce a la mínima expresión y las nuevas operaciones aumentan los dueños foráneos. La automoción está controlada toda desde el exterior y las pesqueras se suman a propietarios extranjeros, presentes también en los sectores hospitalario y geriátrico, metal, seguros, conservas, transporte o autopista, entre otros
El tejido empresarial de Vigo es cada vez menos vigués. La presencia de capital gallego se reduce en la actualidad a la mínima expresión.El sector de la automoción está controlado en su gran mayoría por grupos extranjeros. El mayor exponente lo encontramos en Stellantis Vigo que tras la fusión de PSA y Fiat-Chrysler se convirtió en un conglomerado automovilístico ítalo-franco-estadounidense. El grupo tiene su domicilio social en Holanda y cotiza en las bolsas de París, Milán y Nueva York.
GKN Driveline (antigua Indugasa) pertenece al fondo británico Melrose Industries, Denso a la multinacional japonesa del mismo nombre, Borgwarner (antigua Dytech Ensa y antes Dayco Ensa) es estadounidense, Benteler y ZF (exDalphimetal) son alemanas y Faurecia Asientos Galicia es francesa. Faurecia Interior, con planta en Porriño, pasó a manos del fondo alemán Callista Private Equity y la canadiense Magna compró el cien por cien de la antigua empresa familiar viguesa Viza. Lear Corporation, con sede en Michigan (EE UU), adquirió la división de asientos del grupo burgalés Antolín que tiene fábricas en Valladares y en Porriño. En el sector de la pesca, la viguesa Mascato está tanteando su venta en el mercado internacional y seguiría los pasos de otras como Iberconsa, que está en manos del fondo de inversión estadounidense Platinum Equity, y Profand, que el año pasado dio entrada en el accionariado a Corporación Financiera Alba -el brazo inversor de Banca March- aunque con una participación minoritaria. Ambas operaciones se encuadraron dentro de sus planes estratégicos para impulsar el crecimiento de sus negocios. Nueva Pescanova, la mayor pesquera en España, lleva tiempo en la búsqueda de un socio industrial que permita a su accionista mayoritario, Abanca, desprenderse de su participación.
En los últimos años se produjeron operaciones de gran relevancia. La mayor fue la venta de la antigua calderera de Porriño Gándara Censa del presidente del Celta, Carlos Mouriño, a la multinacional china Citic Censa. La conservera viguesa Albo también pasó a manos asiáticas con la compra por parte de Shanghai Keichuan, instalada en la Plisan.
En la industria naval, el antiguo astillero Hijos de J. Barreras protagonizó una de las operaciones más complejas de la historia reciente. En 2014 fue comprada por la petrolera mexicana Pemex y años después vendida al fondo Oatkree y a Ritz-Carlton desembocando en la quiebra. Hoy está en manos del grupo asturiano Armón y se llama Astilleros Ría de Vigo. La extinta Factorías Vulcano fue comprada por Marina Meridional y ahora se llama Astilleros San Enrique (su futuro está en el aire).
En el ámbito sanitario, Povisa pasó por varias manos en los últimos años. Primero con el desembarco del grupo valenciano Ribera Salud, a través de la aseguradora americana Centene Corporation que adquirió en 2019 el hospital vigués al grupo Nosa Terra, del empresario naviero José Silveira Cañizares. Ahora Centene tiene en marcha la venta de Ribera al grupo sanitario francés Vivalto Santé que pasará a ser el nuevo dueño de Povisa una vez que las autoridades europeas de Competencia den el visto bueno a la operación. El otro hospital vigués privado de referencia, Fátima, es del grupo Vithas cuyo accionariado corresponde al cien por cien a Goodgrower, el ‘family office’ de la familia catalana Gallardo.Novo Hospital de Vigo, la sociedad concesionaria de servicios no sanitarios del Hospital Álvaro Cunqueiro, está controlado por dos fondos de inversión, el francés Meridiam y el luxemburgués River Rock. La constructora gallega Puentes y Calzadas tiene una participación minoritaria y salieron Acciona y la banca. En el sector sociosanitario uno de los ejemplos de desinversión gallega más relevantes es el de DomusVi, la antigua Geriatros que en su día pilotó Caixanova y que en la actualidad está en manos del fondo francés PAI Partners.El fondo inmobiliaria israelí MDSR es el dueño del Centro Comercial Travesía, cuya gerencia ostenta Carrefour Property, mientras que el Centro Comercial Gran Vía lo gestiona Grupo Lar, sobre el que estuvo interesado el fondo sudafricano Vukile.
Una de las últimas operaciones en salir a la luz es la de Audasa, la concesionaria de las autopistas gallegas que explota el grupo Itínere que acaba de ser comprado por el mayor fondo de pensiones de Países Bajos APG (Algemene Pensioen Groep NV). Por su parte, la concesionaria del transporte público de Vigo Vitrasa pertenece a Avanza que desde 2013 está en manos del grupo mexicano Mobility ADO.
Otras operaciones en el ámbito empresarial vigués son las de Artai, el mayor bróker independiente de seguros de empresa de España que hace un año fue comprada por la multinacional Howden, de las mayores del mundo en el sector. En el ámbito financiero Abanca, con domicilio social en Betanzos, pertenece al grupo venezolano Banesco, y el fondo canadiense Brookfield tiene el control del grupo pizarrero ourensano Cupa que tiene su división de I+D en Vigo.
2.-“ Stellantis, Vigo, Marruecos” (José Teo Andrés 11/NOV./22)
Este habitual colaborador de Atlántico Diario escribe algo sobre lo que actualmente otros medios están comentando. Dice: “ Aviso desde la dirección de Stellantis: el grupo ha decidido convertir la factoría de Marruecos en un centro de producción de primer nivel, superior a Vigo. El famoso polo donde la planta de Balaídos era el centro se desmorona ante la realidad: Stellantis invertirá millones en el país vecino para potenciar su factoría, que podría alcanzar hasta un millón de coches al año, suficiente para inundar África y Oriente próximo de vehículos. En Vigo, los planes son mucho más modestos, y todavía lo serán más si el Gobierno no aprueba una ayuda vía Perte y conecta el polígono con la Muy Alta Tensión que reclama infructuosamente la compañía. Que Pedro Sánchez no se haya reunido todavía con la dirección del primer grupo automovilístico es como mínimo inaceptable, y desde luego significativo y peligroso. Stellantis no es PSA, y mucho menos Citroën Hispania. Cuando se implantó en Vigo era una empresa con capital español y francés y la única planta de la firma en toda la península. Hoy es una multinacional con sede social en Holanda, que cotiza en la Bolsa de Milán y de intereses mucho más complejos. Afortunadamente, entre Zona Franca y el Puerto se construyó la plataforma de Bouzas, contra viento y marea y la oposición del belicoso y activo frente antiportuario: sin ella, con seguridad Stellantis, PSA o Citroën hace mucho que habría levantado el vuelo y Vigo habría decaído. Pero el riesgo de huida se mantiene, como recordó en este mismo diario el vicepresidente primero de la Xunta. No hacen falta grandes decisiones de un día para otro, es suficiente con ir trasladando producción a otros centros y en la península hay ahora competencia interna en Zaragoza, Portugal y Madrid. Y Marruecos ahí al lado. PSA llegó a tener 10.000 empleados. Stellantis está por debajo de los 6.000. Así son las cosas y aunque no está escrito el futuro, se va construyendo con las decisiones que se toman hoy”.
Como contrapunto de este artículo, poco después se publicó en el mismo diario otro que pone de relieve el valor de la empresa familiar en Vigo y como esta resiste a los envites de la inversión exterior, pero siendo esto así, es indudable que la envergadura de estas empresas es menor que la mayoría de la anteriores. Es, de alguna manera un relato de lo que queda tras la venta de empresas locales en estos años.
3.-Las empresas familiares resisten en Vigo en pesqueras, bodegas y naval (Andrea Estévez, 20/NOV./22)
Astilleros como Freire y Cardama, con más de 100 años de historia, tienen a la cuarta generación en el negocio. El tejido empresarial vigués tiene un marcado carácter familiar en sectores como la pesca o el vitivinícola con negocios centenarios y la tercera o cuarta generación al frente en algunos casos. Muchas dieron paso a accionistas para poder crecer y expandirse en el mercado internacional. Repasamos algunos ejemplos de entre grandes compañías que generan riqueza, inversión y empleo en Vigo y su área. Con 130 años de historia el astillero Freire Shipyard es ejemplo claro de empresa familiar. Fue fundado en 1895 por Paulino Freire Piñeiro para reparar y construir los buques pesqueros de su propia armadora. Cuatro generaciones más tarde, la familia sigue al frente del accionariado y de la dirección de una compañía referente a nivel mundial en construcción naval. También en Beiramar se encuentra Astilleros Cardama que nació hace más de 100 años de la mano de Francisco Cardama y con la cuarta generación inmersa en la empresa.
En el sector de la pesca, la armadora Chymar fue fundada en 1976 por Antonio Touza Blanco. Con una flota de tres barcos que pescan en las Islas Marlvinas, la compañía está dirigida por la familia con Javier Touza Touza como consejero delegado, cargo que compatibiliza con la presidencia de la Cooperativa de Armadores de Vigo. Pereira perdió recientemente a su fundador, el empresario José Pereira que inició su andadura como armador con un barco de madera, “El Pelícano”. El germen del grupo pesquero que en la actualidad está entre los diez mayores de España con sus hijos y nietos trabajando.
Entre las bodegas adscritas a la Denominación de Origen Rías Baixas, en torno al 70% son familiares como HGA Bodegas y Viñedos de Altura del empresario Horacio Gómez con Regina Viarum, Altos de Torona y Pazo de Villarei, entre otros. Es la división vitivinícola de Hogomar 2000, el grupo que preside el expresidente del Celta con sus hijos involucrados en el negocio familiar. Las firmas de distribución de bebidas y alimentos Disgobe y Disbepo, Fontecelta o el área de servicio de Peinador son algunas de las sociedades del conglomerado familiar.
El actual presidente del club de fútbol vigués, Carlos Mouriño, puso en marcha el grupo GES España de la que ahora es administradora única su hija Marian. El Celta, Utingal, Molduras del Noroeste, Grandes Pagos Gallegos y Norfood forman parte del holding. Otro referente empresarial familiar de referencia es Grupo Alvariño que nació hace casi 80 años de la mano de Salvador Fernández Troncoso, pionero en el negocio de los concesionarios en España. Su hijo José Manuel Fernández Alvariño preside el grupo con negocios de automoción, inmobiliario, TIC y fotovoltaica, entre otros, y sus tres hijos involucrados. En el textil, la viguesa Bimba y Lola cumple su mayoría de edad como un referente a nivel internacional con más de 270 puntos de venta en una veintena de países. Las hermanas María y Uxía Domínguez, sobrinas del diseñador ourensano Adolfo Domínguez, fundaron la compañía que está construyendo su nueva sede en Vigo. Amador Pérez fue un visionario que en 1975 constituyó en Vigo la firma de lencería Selmark que hoy dirige su hijo Rafael y que vende en medio centenar de países en todo el mundo. En Porriño está Compañía Española de Algas Marinas (Ceamsa) fundada en 1966 por Ignacio Alzueta y que hoy pilota Íñigo Alzueta el negocio líder mundial en producción industrial a partir de algas marinas.
En la industria aeronáutica los orígenes de Grupo Delta, con sede en Vigo, se remontan a 1947 con Talleres Delta. Francisco Puga dirige la compañía desde 1978 y convivió en la dirección hasta 1991 con su padre, el fundador. Vegalsa-Eroski ( con sede en A Coruña) tiene sus orígenes en la viguesa Vegonsa, fundada en 1977 por Ventura González Prieto. Su hijo Joaquín González Iglesias dirige hoy la empresa de distribución alimentaria.
4.-Vigo, ciudad de funcionarios (José Teo Andrés. 10/11/22)
Vigo se ha convertido en ciudad de funcionarios, quién lo habría podido imaginar. Datos: desde ahora y ya sin discusión, el principal centro laboral lo gestiona el Sergas -la Xunta- a través del Área Sanitaria de Vigo, que cuenta con algo más de 7.000 nóminas. El sector público en lo más alto del empleo local en la suma de hospitales, centros de salud y personal administrativo. Stellantis, antes PSA y mucho antes Citroën, se ha quedado por debajo de los 6.000 trabajadores, cuando llegó a contar con unos 10.000. El sector de la automoción en conjunto todavía funciona como el principal motor de Vigo y su área, pero ya no es lo mismo y será difícil que la multinacional automovilística vuelva a alcanzar en el futuro las plantillas del pasado, aunque el futuro no está escrito.
La tercera posición es para otro conglomerado público-privado, el puerto pesquero que gestiona la Autoridad Portuaria, donde unos 4.2000 trabajadores entran a diario, desde marineros a armadores, pasando por comercializadores, subastadores, operadores y encargados de la logística. Aquí hay de todo, trabajadores autónomos, empleados por cuenta ajena y funcionarios de la Autoridad Portuaria. ( debería añadir el Ayuntamiento otro gran empleador, la flamante Ciudad d ela Justicia, oi la Delegacion territorial d ela Xunta de Galicia) . Esto daría fueraza a su afirmación final:” Así que Vigo ya no es motor y mar, sino en primer lugar función pública, lo que nadie pudo imaginar en una ciudad que siempre se ha quejado -con razón- de estar coja: un gigante en Galicia en lo demográfico y empresarial, y un enano en cuestiones administrativas. Así se veía, pero los números lo niegan. Vigo ya es una ciudad normalizada y el peso de la Administración está a la altura de su población.
Epílogo: la importancia del efecto sede y la decadencia empresarial de Vigo.
Hay economistas que siguen dudando acerca de la importancia que tiene para una ciudad o un territorio que haya sedes de grandes empresas propias, es decir que exista un potencial endógeno importante. Hay otros factores que inciden en la situación descrita para el caso de Vigo, pero no cabe duda de que la pérdida del centro de decisión y de la afección al lugar de los propietarios juega casi siempre en contra. Desde esta perspectiva lo que ocurre en Vigo es una manifestación de esa debilidad.
Mientras redacto estas líneas, no puedo evitar el echar de menos aquel Vigo que tanto admiraba en mi juventud, cuando oía los nombres de grandes empresarios que marcaban el camino de la Galicia del futuro, y así lo veían todos los periodistas y comentaristas de entonces. Y todo el galleguismo tenía la esperanza en Vigo. Era el Vigo de Barreras, de Massó, de Regojo, de Alfageme, de Sensat, de Freire, de Curbera, de Cesáreo González, de Alfredo Romero, de Simeón García, etc. y , más tarde, de Fernández de Sousa y Zeltia, de Paz Andrade y Pescanova, de aquellos grandes emprendedores que plasmaron la realidad de una Galicia moderna en la que Vigo asumía el papel equivalente a la Barcelona del Atlántico. ¿Qué queda hoy de aquél Vigo? La ciudad actual, desde el punto de vista económico, esta em manos de capital extranjero, las decisiones se toman fuera y el tejido empresarial-salvo en le procesado y congelación de la pesca- se ha debilitado enormemente. No es extraño el interés que hay en sus dirigentes por reforzar la función institucional, la comercial y la turística. Lo mismo han hecho otras ciudades, pero el resultado nunca ha sido el mismo, porque lo que da realmente potencia a una ciudad es el paso de su tejido empresarial y la aportación de sus empresas al empleo de calidad y a la generación de rentas. Lo demás es siempre complementario.
Lo curioso de todo esto es comprobar como las cosas se han invertido en relación con otras ciudades gallegas, particularmente con A Coruña, y en menor escala con Santiago. Hoy las dos ciudades de funcionarios y de servicios de Galicia por excelencia son también el polo de grandes iniciativas empresariales endógenas.
- Lo más destacado es el caso del área metropolitana de A Coruña. Es la sede de las mayores empresas gallegas y donde se concentra el capital que figura en las relaciones de Forbes (tercer puesto después de Madrid y Barcelona) ; donde las empresas tecnológicas y las vinculadas a la transición energética se hacen fuertes en un entorno cada vez más extenso, y-como consecuencia- donde se localiza la principal oferta cultural, comercial y de ocio de la región. Como me gusta decir, en A Coruña actual, las grandes empresas son más importantes que la propia ciudad.
- En un segundo nivel, pero en ascenso, figura el eje Santiago-Barbanza, donde grandes empresas locales de la conserva, del aluminio, las obras públicas, la madera, el montaje de vehículos especiales, y la bioindustria componen un cuadro empresarial significativo en la Galicia actual, aun cuando no alcancen el dominio coruñés
- Resultado: en el área coruñesa (comarcas Coruña-Betanzos) se acumula el 46.8% de la riqueza, el 31.3% del empleo y el 17% de las empresas. La comarca de Vigo suma más empresas (el 19.9%) pero la producción es del 17.39% y el empleo el 19.69%, casi la mitad que en el área urbana del Norte. El eje de Santiago-Sar-Barbanza tiene números más modestos ( 10.17 % de empresas, 8.20% de producto, y 10.04% del empleo) pero su tejido empresarial endógeno es dominante, mientras que-como en A Coruña- en el área metropolitana de Vigo la mayor parte de la producción y el empleo está en manos d empresarios de fuera y, por tanto, sujeta a no pocas incertidumbres y amenazas.
- Un reflejo de este cambio de tendencia, lo expresa muy bien la reciente proyección de población del IGE: el área de A Coruña es la única que crece en el año 2030, en la de Santiago el crecimiento se limita aun municipio periférico, y en la de Vigo la situación actual de estancamiento da paso a una fase de decrecimiento.
Estamos ante una nueva geografía económica y empresarial de Galicia, y según lo anunciado en los dos últimos años, la situación se reforzará, porque las nuevas inversiones anunciadas en empresas de economía renovable y circular dibujan en el Golfo Ártabro ( Coruña-As Pontes -Ferrol) un conglomerado económico que puede marcar los nuevos caminos de la moderna industrialización de Galicia. Lo que antes se atribuía, y con razón, a la bella y emprendedora ciudad viguesa.
Vigo sigue en venta. Y si la afluencia de compradores indica la competitividad del ensamblaje productivo vigués, la pérdida de control del mismo indica que su futuro está en manos de fuera.