Sobre la importante y contributiva imagen que genera Amancio Ortega y su internacional empresa sobre la ciudad, la cuál, es lo que es, por él.
Es ya un axioma que el crecimiento y expansión de las ciudades están directamente relacionados con las dimensiones de la economía urbana y el rango de las funciones que realiza, siendo la base del desarrollo urbano el potencial de las empresas y la capacidad de crear empleo. Naturalmente la política urbana y el sector público deben aportar las infraestructuras, los equipamientos, y la calidad de vida necesaria para que las empresas y los ciudadanos puedan vivir y trabajar en un entorno satisfactorio, y por eso más competitivo, más atractivo, más humano.
Es más, la etapa de crisis ha evidenciado, según una investigación empírica que yo mismo he realizado, que fueron las ciudades donde el peso de la empresa privada era mayor las que mejor salieron de la crisis y las únicas que mejoraron su posicionamiento. En cambio, cuanto mayor era la dependencia de las políticas y del empleo público más acusado fue el declive de la economía urbana. Y un dato más, cuanto mayor era el nivel de internacionalización de la economía urbana mayor fue también su competitividad. Y en esa posición de salida La Coruña ocupa el tercer lugar de las ciudades españolas.
Un repaso rápido al pasado, nos dice que siempre ha estado en la base de los cambios de nuestra ciudad el potencial de su tejido empresarial, el compromiso de sus empresarios, que en algunos momentos, como ahora, llegó a ser el que marcó la pauta.
Uno de los periodos álgidos del desarrollo de la ciudad estuvo ligado a un primer capitalismo comercial, estrechamente relacionado con las actividades portuarias, a través de donde llegaron a la ciudad emprendedora y nueva corrientes innovadoras, haciendo de ella un entorno creativo, culto, abierto y liberal que marcó la identidad de la ciudad para siempre.
De la suma de esos comerciantes y de los intelectuales y políticos de entonces, nació una ciudad internacional y progresista aislada en un entorno regional muy atrasado, con barreras al cambio imposibles de derribar; donde, en las otras ciudades, salvo Vigo, el poder de la aristocracia feudal y los terratenientes de la nueva nobleza se sumaban a otros sistemas caciquiles, dando lugar a ciudades levíticas en su mayor parte. El caso del liberalismo, el florecimiento cultural y el cosmopolitismo de La Coruña en el cambio de siglo no dejo de ser una magnifica excepción. Superada esa fase, las nuevas circunstancias, dieron a la ciudad un aire más provinciano muy vinculado a su papel de capitalidad administrativa de Galicia que tantos años ejerció. La ciudad liberal y vanguardista logro mantener vivo su espíritu pero poco a poco la nueva burguesía se identificó con la ciudad institucional que hasta hace poco fue.
Pero, en ese periodo cuando surgió otro momento de cambio, liderado por uno de nuestros más notables emprendedores que, con una visión moderna e internacionalista, volvió a llevar a la ciudad a las posiciones destacadas anteriores desde el punto económico. Nada mejor que el edificio del Banco Pastor, una adelantado a su época, y la mejor expresión de su gran ambición de ciudad, y la hermosa villa de veraneo en Mondego, ejemplo de refinamiento culto, para representar su espíritu europeo. De alguna manera el avance de la ciudad de mediados del siglo XX fue obra suya, por ser un caso excepcional de un gran empresario directamente comprometido con el desarrollo de la ciudad, en la que ocupó puesto relevantes para impulsar el puerto (el dique de abrigo), el aeropuerto y el tejido comercial e industrial. Fue de algún modo el protagonista principal de la segunda industrialización en La Coruña, pero también en Galicia.
Me refiero a la etapa de Pedro Barrié, bajo cuya mano y al amparo de su poder financiero, la ciudad se abrió a nuevos tráficos portuarios, acogió la sede de una de las mayores empresas eléctricas españolas (Fenosa), y desarrolló una etapa industrial moderna ( Genosa, Alumnio, Emesa, Refineria, etc) , al mismo tiempo que hizo aportaciones significativas para dotar a la ciudad de una imagen de calidad y promover un turismo de excelencia (los emblemáticos hoteles Finisterre y Embajador), implantar estudios universitarios (campus de la Zapateira) y una actividad cultural y educativa de vanguardia (la Fundación Barrié). La Coruña de entonces era una de las ciudades más importantes de España, y la principal de Galicia. El traslado de Fenosa a Madrid fue el primer golpe que anticipó los que iban a llegar después.
No deja de ser paradójico recordar esto, cuando una suma acumulada de inapropiadas decisiones y de intereses, han terminado por arruinar el legado de lo que en su momento fue la primera fortuna de España, o si acaso la segunda. Ahora ya no queda nada del grupo empresarial, ni siquiera el banco que durante tanto tiempo simbolizó a La Coruña en el exterior, aunque permanecen sus aportaciones al proyecto de ciudad, como el aeropuerto, la ampliación del puerto interior, uno de los grandes hoteles, las grandes industrias y la otrora brillante fundación que lleva su nombre. No cabe duda que Barrié fue uno de los grandes pilares de la ciudad.
Más reciente es el otro pilar: Inditex. Ahora otro gran emprendedor, Amancio Ortega, está aportando una nueva fase de progreso a la ciudad y contribuyendo directa e indirectamente a su posicionamiento internacional, llevándonos a puestos que nunca habíamos soñado. Hoy La Coruña, como otras ciudades internacionales, es una aglomeración urbana donde, junto con otras iniciativas emprendedoras, el efecto sede de la multinacional Inditex, está ejerciendo un efecto inducido excepcional en la creación de nuevas multinacionales de origen local, en el desarrollo de la economía creativa, en la generación de un nuevo segmento de demanda y de consumo, y una oferta comercial, de servicios y de ocio que serían impensables sin el impacto que Inditex genera. Incluso Alvedro es cada vez más el aeropuerto de Inditex, y esto dicho en el mejor de los sentidos. Se puede afirmar que La Coruña de hoy, es como otras ciudades del mundo, una ciudad alrededor de una gran multinacional, una ciudad global. De ahí que en el ranking de las ciudades globales ocupe el cuarto lugar en España y el 47 en Europa, siendo la 75 entre las ciudades mundiales. Solo hay una diferencia con el caso anterior: Barrié mismo puso en marcha un proyecto de ciudad, mientras que Ortega todavía no lo ha hecho, tal vez porque nadie ha sido capaz de proponerle una idea con suficiente envergadura y con una visión global, que es lo que La Coruña de hoy necesita.
Claro que con actitudes como la de una concejala que a la salida de una reunión de grandes empresarios celebrada en la ciudad, y que trajo aquí el actual presidente de Inditex para generar una imagen atractiva de la ciudad, organizó o al menos capitaneó una pequeña manifestación en contra de nuestra gran multinacional, con slogans repetitivos más demagógicos que reales, y que muestran un gran desconocimiento. Tampoco en aquella reunión estuvo el alcalde muy acertado, ya que en lugar de promocionar su ciudad se dedicó a fustigar a todos. Con esas actitudes es imposible pensar. Seguramente hoy, tras los ímpetus gestuales del principio, hubieran hecho de otra manera. Con todo, podría volver a ocurrir, porque no hay más que ver los grupos críticos con la donación de la fundación de Amancio Ortega al sistema sanitario coruñés, gallego y español, para adquirir aparatos de última tecnología para el bien de los ciudadanos, y que nuestra situación económica hubiera impedido comprar. Y por si fuera poco, en el debate de Podemos en el Congreso volvieron a sacar el tema, con los alcaldes del cambio en la grada, incluido el de La Coruña.
Nosotros y todos los gallegos, españoles y gente de todo el mundo, sabemos muy bien que nuestra ciudad es hoy lo que es gracias a Inditex. Y más podría ser si las cosas se hicieran de otra manera y la ciudad se pensara con otra visión, porque oportunidades no faltan.
Nosotros desde esta página de la Asociación Metropolitana 3.0, pensada solo para promover iniciativas positivas para la ciudad, sin adherencias políticas e ideológicas, aparte de los diferentes puntos de vista de cada miembro, queremos agradecer a Amancio Ortega su aportación a La Coruña y su aportación a Galicia. Ha sabido llevar a la ciudad a lo más alto que nunca estuvo, y está promoviendo un cambio estructural como nunca habíamos pensado. En nombre de todos los miembros y colaboradores deseo agradecer tan ingente legado. Por el bien de la ciudad y su área metropolitana.