Empezó por el sur de Galicia. Allí la mayoría de las palmeras ya están muertas. Se expandió hacia el Barbanza y ahora se centra en la comarca coruñesa. Hace dos años que el alcalde de Oleiros está tomando medidas drásticas y que en La Coruña el Ayuntamiento ha hecho lo mismo, pero eso no impidió que volviera a reproducirse. Ahora empezó por la ladera de Eiris. Algunas las sanaron o cortaron los propietarios, otras siguen criando picudos, y se han extendido por el lateral del Barrio de las Flores con palmeras ya perdidas. Otras, en el Elviña y Cuatro Caminos, seguirán el mismo destino si antes no se actúa. Para ello. Además de la acción municipal, es necesario que los particulares colaboren, porque en la mayoría del caos son las que están dentro de fincas particulares las que actúan como focos de infección. Estamos ante una responsabilidad colectiva.
Lo grave es que está afectando de nuevo a una o dos de las grandes palmeras de la Rosaleda. Es una plaga que se introduce en el tronco e infecta a todas las palmeras cercanas. Ya hay focos de este tipo, además del de Eiris, en Xoez-Mera, en Veigue y en Meirás-Sada. La concejalía de medioambiente coruñesa había tratado las palmeras de los jardines de Méndez Núñez a comienzos de año y ha establecido un sistema de vigilancia, pero, a pesar de ello, la plaga ha vuelto a activarse, afectando también a otros ejemplares del resto de la ciudad. Se trata de evitar que tengan que ser taladas, como ocurrió ya con algunas de Santa Lucia y de otros lugares del área como Santa Cristina y Santa Cruz. Es más, si se han talado es porque después de la intervención han vuelto a infectarse. Por eso es necesario dar otra vez la voz de alarma para que no nos quedemos sin las grandes palmeras que son una de las estampas más valiosas de la ciudad, y que forman un conjunto botánico protegido. Pero también para que la plaga no se extienda por el resto de los parques de la ciudad.
En la Asociación Metropolitana 3.0 estamos dispuestos a contribuir a poner en marcha acciones a favor de la conservación de las palmeras de los jardines y calles de la ciudad. Hay que evitar que la plaga de la avispa roja o la avispa picuda, como se le denomina en lenguaje coloquial, destruya las centenarias palmeras de Los Cantones y afecte a otros ejemplares dispersos por las zonas verdes de la ciudad y del área metropolitana. Forman parte de nuestro paisaje urbano, del paisaje cultural y de la identidad del paisaje de As Mariñas.