En una animada sobremesa frente a las azules y brillantes aguas del mar de Noia, unos comensales hablaban sobre la pérdida de identidad de las ciudades generadas por la homogenización globalizadora. Yo escuchaba atentamente lo que decían. Especialmente cuando llegó el turno a La Coruña. Una señora joven y distinguida decía: antes era una ciudad comercial donde la calidad, la diferenciación de la oferta y la profesionalidad de los comerciantes marcaban una señal de identidad. Y hablaba de establecimientos emblemáticos que se perdieron, de cafés que cerraron y de zonas emblemáticas como Los Cantones que perdieron identidad y protagonismo. Ahora- decía- pretende ser una mala copia de Manhattan. Era su opinión.
Una chica joven acudía a la música, a la tradición musical, como otra seña de identidad, enmarcada en una vida cultural creativa y liberal de una ciudad liberal y creativa.
Todos convenían que esos valores diferenciales se habían perdido a favor de modelos importando, inmersos en un esnobismo provinciano que quiere aparentar cosmopolita. Y terminaba afirmando que no la actualidad La Coruña es simplemente Inditex.
Y no debía faltarles razón porque al día siguiente, en un suplemento dominical del periódico más importante de España, publicaba un artículo sobre las elecciones gallegas, omitía a La Coruña de su relación de nuevos ejemplos de progreso creativo. Eran estos: la fortaleza del puerto y de la industria pesquera viguesa, una ciudad industrial, colorista y cosmopolita; Santiago como meta y motor de los Caminos la principal oferta turística de Galicia, y donde formatos culturales innovadores y muy creativos se unían a jóvenes spin-off de la nueva economía. Hablaba, como siempre, del marisco y belleza de la Ría de Arousa. De La Coruña no se decía nada, tan solo una referencia indirecta a Inditex, a La Estrella y al Mega, y a un profesional creativo muy conocido. La ciudad en si estaba desaparecida
Todo ello me llevó a preguntarme ¿Es La Coruña de hoy una ciudad sin identidad propia? ¿Será cierto lo que una persona del grupo decía: La Coruña hoy es una ciudad segundona en todo? La verdad es que no es fácil responder. Lo cierto es que la cultura se está devaluando, porque los grandes empresarios no creen en ella y los políticos la orientan a su público electoral; el urbanismo reducido a la moda peatonalizadora aunque con excelentes proyectos, la cultura de moda está alejada de la realidad gallega, y la propia moda, más allá de Zara, y el diseño está ausente de la ciudad. Y me respondía: ¿será por qué no hay un proyecto de ciudad?
Lo dejo aquí para no alargarme y que cada uno busque su respuesta. No obstante seguiré con el tema porque me parece interesante suscitarlo de nuevo. Más después del COVID-19 porque todas las ciudades tendrán que reinventar su futuro. Y La Coruña también.