Coruña, una ciudad privilegiada

Sobre el buen posicionamiento turístico que está adquiriendo la ciudad a nivel nacional e internacional, basándose en las opiniones de visitantes.

Mentiría si dijera que no me gusta ver a mi ciudad repleta de turistas, conociendo y descubriendo cada uno de los rincones que Coruña ofrece y, que enamoran a los que podemos disfrutarla día a día, pero también a los que la visitan. Pudiera parecer un tópico, pero lo es; lo que voy a relatar es una experiencia personal. Aprovechando la visita de unos amigos míos belgas –era su primera vez en la ciudad – me he dado cuenta, que a pesar de que, como todo en este mundo, hay aspectos a mejorar, no sabemos el privilegio que tenemos de vivir en este pequeño rincón del planeta.

Desde nuestra peculiar Ciudad Vieja hasta nuestra imponente Torre de Hércules y su parque escultórico, desde el Monte de San Pedro hasta el  Jardín de San Carlos, pasando por el Obelisco, María Pita, Parque de Santa Margarita o la Plaza de Lugo. Todos fueron sitios que les llamaron la atención y, por eso, no entendían la falta de promoción turística de la ciudad en el extranjero. Destacaron el imponente Ayuntamiento, así como los Jardines de Méndez Núñez y el Palacio de la Ópera. En los dos últimos casos, no dejaron de sorprenderme sus comentarios elogiosos, debido al estado de “abandono” que sufre el céntrico pulmón verde de Coruña, en parte debido a esa práctica de ocio nocturno, llamada botellón, y que parece que no encuentra solución, o no se quiere encontrarla, y en parte a una labor de jardinería muy mejorable.  Lo mismo ocurre con el Palacio de la Ópera, que si bien, estéticamente sigue llamando la atención por fuera, al entrar se observa el deterioro que lo está destruyendo. También ellos se dieron cuenta, pero ello no evitó sus elogios. Asimismo, en una de las mañanas de sol, la visita al Monte de San Pedro no pudo faltar, y perplejidad fue el mejor calificativo que he encontrado para definir sus caras al contarles el proyecto de As Percebeiras. Inaudito. Estaban atónitos que se pudieran proyectar edificios que taparían la hermosa vista de la ciudad.

Además del patrimonio paisajístico, cultural e histórico destacaron nuestra forma de vida. Una ciudad que sabe divertirse, tranquila, pero siempre con esa oferta que permite que sus habitantes y los que la visitan no puedan aburrirse. Los más jóvenes conocieron las famosas discotecas y locales de copas del Orzán y de los Cantones Village, mientras que los más veteranos, disfrutaron de las numerosas terrazas de La Marina y Riazor. Y es que, como dijeron textualmente: “Bruselas (ciudad en la que residen) puede tener más prestigio e importancia internacional por ser capital y ser de mayores dimensiones, pero la calidad de vida que tenéis aquí, en pocas ciudades se ve”. Algo, que debemos aprender y grabarnos, ya que muchas veces no somos conscientes de lo afortunados que somos, y nos dejamos influir por comentarios y valoraciones localistas o desfasadas. De ahí que me repitieran su extrañeza de que una región como Galicia no llevara a la ciudad como bandera de su promoción turística.

Si bien, no sería serio, si no dijera que, además de elogios, hubo cosas que me comentaron negativamente, y que de alguna manera forman parte de ese inventario de cosas que debemos mejorar, y que incluso los que nos visitan se dan cuenta. Coinciden con mi opinión y con la de muchos coruñeses. Fueron estas:

  • La falta de un transporte turístico. Fue lo primero que les llamó la atención. No lograban entender como ciudades como Segovia, Ourense o León con menor tasa turística y menor posicionamiento a escala nacional e internacional, sí tenían estos medios y Coruña se deshizo del peculiar y curioso tranvía.
  • La Marina. Consideraron que en conjunto la idea era un buen planteamiento, acorde con las políticas y urbanismo de otras ciudades, en las que el peatón debe ganar peso, reduciendo el transporte privado, y así fomentando el transporte público, pero el diseño no les gustó nada. Falta de verde, un mobiliario que desentona con el entorno en el que se encuentra, que es poco práctico, y, además,   un cierto abandono unido a las deficiencias visibles como la rotura de cristaleras, baldosas o farolas.

A pesar de todo, su visita fue positiva para ellos y también para mí. Reconozco que soy un apasionado de mi ciudad, y que aprovecho cualquier oportunidad para enseñarla y contar su historia, pero hay cosas que hacer y que cambiar. Coruña está convirtiéndose, por sus propios méritos , y a pesar de las trabas políticas y de la visón ruralista del gobierno regional, y de una buena parte de los periodistas y creadores de opinión, en el principal referente turístico del N.W español, equiparable a San Sebastián en la costa norte, pero más trendy y cosmopolita. Desde el punto de vista turístico tenemos un tesoro, y es por ello, que debemos promocionarla, cuidarla, embellecerla (aún más) e invitar a todos los que no viven en ella a visitarla, porque, esté bien o mal decirlo, como Coruña, no hay muchas ciudades. Incluso en eso ellos también estaban de acuerdo: “es una ciudad privilegiada por su calidad de vida y su variedad de ofertas”.