Sobre las nulas aportaciones e inversiones en el área metropolitana coruñesa, a pesar de ser la que más paga.
Otro episodio más. No hace falta recordar con cifras lo que tan fielmente acostumbra a cuantificar Sánchez-Tembleque. Ahora ya todos sabemos que el área metropolitana de A Coruña aporta la mitad de los ingresos de toda Galicia, casi la cuarta parte de la producción y un 20% del empleo, siendo por eso la ciudad que más contribuye a la recaudación fiscal nacional y autonómica. Eso lo sabemos. Y es bueno que seamos conscientes de ello.
La inversión pública ausente.
También vamos sabiendo que los municipios metropolitanos y el de A Coruña principalmente están siendo año tras año marginados de los presupuestos públicos. Como además el gobierno local suele ralentizar las inversiones a favor del gasto, esta práctica da lugar a argumentos políticos para culpabilizarles de la tasa de paro, debido a una supuesta paralización económica de la ciudad. Evidentemente la inversión del presupuesto público favorece la actividad y el empleo de muchas pequeñas empresas locales y contribuye a dinamizar la economía local, del mismo modo que su ausencia ejerce el papel contrario. De todos modos, si miramos la cuantía inversora municipal nos daremos cuenta que su importe es muy reducido en comparación con las dimensiones de la economía urbana, con lo cual difícilmente puede ser causa de un cambio de tendencia, aunque todo ayuda. Más que por el importe, su importancia radica en la privación o retraso de obras que pueden ser importantes para la ciudad. Y en eso podría hacer una larga lista.
Se dice también que la paralización de determinados proyectos urbanísticos impide crear empleos en la construcción y que por eso los promotores se van a Oleiros y a otros municipios o ciudades. Habría mucho que matizar. La preferencia por el municipio en el que yo mismo resido, se debe a la elevada calidad de vida que ofrece y que cada vez es más valorada para elegir un lugar de residencia. Algo que la ciudad solo presenta en determinadas zonas que son demasiados costosas para la mayoría de las familias jóvenes, que han de buscar en Oleiros, Sada, Culleredo o Cambre una alternativa razonable. Por otro lado, la lentitud en la concesión de licencias urbanísticas no es de extrañar, dada la continua ilegalidad en que el urbanismo coruñés se ha movido en los últimos años. Hay que andar sobre seguro, porque ya estamos pagando demasiadas costas judiciales por los casos heredados. Es más, algunos de los proyectos que están pendientes constituyen grandes amenazas para la ciudad del futuro, como es el escandaloso caso de As Percebeiras, en Labañou, donde cualquiera de los proyectos presentados obstaculizaría las vistas desde el monte de san pedro, tapando la curva del Orzán en su casi totalidad. Por eso lo mejor que pueden hacer es pararlo, aunque la verdad lo razonable sería modificar el plan general y el pepri, pero como volver a redactarlos sumiría a la ciudad en una parálisis mayor hay que buscar otras soluciones. Y eso siempre lleva tiempo. Hay otros casos que se podrían añadir.
Con todo, es cierto que la lentitud de las licencias y de las adjudicaciones en la inversiones presupuestadas, puedan contribuir a incrementar el paro, pero también hay que considerar que está muy vinculado a la paralización de la inversión pública de otras administraciones, ya que también las grandes inversiones han desaparecido. ¿Qué está invirtiendo la xunta y el gobierno en la ciudad y su área metropolitana? En general nada: un aporte mínimo al Hospital en comparación con lo que invierte en los otros hospitales gallegos, algún centro educativo largamente esperado, y pocas cosas más. Ni siquiera la acera de Marineda y el paso elevado se han empezado. Solo destacan las inversiones anunciadas para el polígono de Morás, después de diez años parado mientras invertían en otros, y que se activó por la demanda de un importante industrial que reclamaba suelo para ampliar su empresa.
Pero la cuestión bien de lejos. Tampoco en las etapas del ministro Blanco la ciudad salió muy beneficiada comparativamente, y fue con Ana Pastor en el ministerio, cuando, para apoyar al alcalde Negreara recibimos más cuantiosas inversiones. Pero ahora, cuando el partido gobernante solo tiene las alcaldías de Arteixo, Carral y Abegondo, a los demás concellos les toca ayuno y abstinencia. Añadiré que de decisiones tomadas en anteriores etapas también nos viene buena parte de los agravios comparativos actuales. La baja inversión pública en la ciudad es ya una constante, salvo las etapas de Paco Vázquez y la de Carlos Negreira. Y eso no es justo si tenemos en cuenta lo que aportamos a Galicia y desde Galicia. Y aunque no aportáramos nada. Situaciones como alfonso molina y la nacional sexta son tan insólitas que no creo que haya nada parecido en cualquier otra ciudad no gallega de nuestro tamaño, como tampoco hay una red ferroviaria infrautilizada como tren metropolitano o de cercanías. De hecho, cuando el actual ministro de fomento tomó posesión de su cargo, lo primero que hizo fue convertir el tren Santander – Torrelavega en tren de cercanías. Y allí el peso demográfico y mucho más el económico es mucho menor, pero como él fue un buen alcalde sabe muy bien lo que su ciudad necesitaba.
Inevitablemente, ante tal situación era lógico que me pusiera a pensar en las razones que pudieran explicar tal ausencia inversora. Comentaré a continuación las reflexiones que ante tal situación me han venido a la cabeza, intentando tan solo poner de manifiesto la injusticia que padecemos, y encontrar una razón lógica que explique lo que nos pasa, porque a simple vista es casi inexplicable. No es que nos tengan manía, no es que reclamemos más que otros, no es que ya tengamos demasiado, no me parece que sea nada de eso. No, aún a costa de equivocarme en alguna apreciación, voy a exponer mis respuestas, empezando con la subida de los peajes de Audasa.
MÁS PEAJES. SEGUIMOS PAGANDO UNA AUTOPISTA QUE DISFRUTAN OTROS. ¿CUÁNDO NOS TOCARÁ ALGO?
Acaban de anunciarnos que tendremos que pagar un aumento del 3% por el peaje de la autopista, sin ningún sistema de pago reducido como la misma compañía aplica a otros itinerarios gallegos, como más adelante citaré, y más aún del resto de España, principalmente, catalanes.
El tramo Coruña-Santiago el de más tráfico de Galicia, según recogían unos datos recientes de Audasa, y por lo tanto el que más ingresos le aporta a la compañía. Y también es el que menos inversiones ha recibido. A eso debemos añadir que en otros tramos se pagan peajes reducidos, como es el caso de Vigo-Morrazo, gracias a ser subvencionados, y que esa modalidad aquí solo se aplica al tramo de O Burgo, cuando para ser equitativos debería ampliarse hasta Guisamo, y con mucha más razón eliminando el peaje de Arteixo. Pero no termina ahí el agravio: hemos de recordar , que estamos contribuyendo con nuestros impuestos a pagar el peaje en la sombra de las autovías de la Xunta, mientras en el área metropolitana seguimos con las infraestructuras paralizadas desde que se terminó la Tercera Ronda. Por todo ello, hemos de concluir que los ciudadanos y empresas coruñesas somos los que más pagamos pero casi nunca los que más recibimos. Me pueden reprochar el puerto exterior (la Xunta no tuvo que poner nada) y la Tercera Ronda (también financiada por el ministerio en su tramo principal), pero todo eso ya es pasado.
¿Qué pagamos con ese porcentaje? Voy a hacer una enumeración.
- La ampliación del puente de Rande para evitar los atascos de Vigo.
- La rebaja del peaje entre Vigo y O Morrazo que estipuló Ana Pastor de ministra.
- La circunvalación de Santiago ampliada.
- La conexión con la Ciudad de la Cultura que decidió la Xunta posteriormente al convenio.
- La conexión con la autovía a Lavacolla.
- Y ahora la humanización de la entrada en Vigo desde el cruce de Teis hasta el centro, solicitada por el alcalde de Vigo.
Esas inversiones son las que explican el aumento del peaje. Nosotros, que, como dije antes, aportamos el mayor número de vehículos diarios entre Coruña y Santiago, seguimos esperando. ¿Dónde están las inversiones que Audasa iba a hacer en La Coruña? Las recordaré.
- La entrada de Alfonso Molina en el tramo con mayor tráfico de Galicia. Paralizada.
- La variante A-18 de enlace entre la autopista y la tercera ronda. Nada sabemos desde hace tiempo.
- La conexión con la vía ártabra (diez años inacabada y sigue así) y que tan necesaria es para aliviar el segundo tramo con más tráfico de Galicia, la nacional sexta.
- El tercer carril en la autopsita desde O Burgo. Ni se habla de esto.
- La variante del Temple, paralizada por una decisión de la propia Conselleria de Medioambiente.
- La terminación de la nacional sexta y su humanización. Nada de nada a pesar de su urgencia y de una buena parte de las expropiaciones ya están tramitadas.
Mientras tanto, la Xunta anuncia la duplicación de la calzada en O Morrazo, y anuncia la duplicación la prolongación de las autovías existentes hasta Noia y A Estrada, y Fomento invierte en la autovía Santiago-Lugo y en la N550 en la variante de Pontevedra y Valga. También la autovía Costa da Morte tiene alguna inversión prevista.
En fin seguimos igual. No sé por qué malévolo designio a los coruñeses solo nos toca pagar ¿Será que quieren que los coruñeses metropolitanos declaremos la rebelión por agravio comparativo de todos los gobiernos? En absoluto, la respuesta, según mi punto de vista, es otra. Es la misma que desde la Xunta aplicaron, siendo alcalde Javier Losada, a la terminación del tramo autonómico de la tercera ronda y también a la licitación del siguiente, y al socavón del Parrote, por no citar la prolongación de la vía ártabra.
El Tibi Dabo: SI ME VOTAS, ESTO TE DARÉ.
La respuesta mencionada no tiene que ver, desde luego, con el nombre del conocido monte barcelonés, donde se construyó el segundo parque de atracciones más antiguo de España (el primero fue el de San Sebastián), ni mucho menos en la Biblia, aunque fue en el Nuevo Testamento donde surgió, con ocasión del relato de una de las tentaciones de Jesucristo en la que a cambio de la adoración al maligno se le prometía el poder económico y el poder en general. Esa es la causa.
Una respuesta propia de un sistema político muy antiguo que, conociendo bien las debilidades y necesidades de los súbditos, se les ofrecía protección y ayuda a cambio de la sumisión. Una fórmula feudal que se prolongaría en tiempos modernos en algunas sociedades retrasadas y poco formadas, como la gallega de entonces, a través del caciquismo rural y, ya con otro sentido peor, en las organizaciones mafiosas del atrasado sur de Italia. En una frase: si tú me das yo te daré, lo que se ha venido a llamar, con una traducción más interpretativa que real, el tibi dabo. Y lo inverso: sin no me das yo no tengo porque darte nada. Como un día me decía uno de los más inteligentes caciques gallegos: “yo a quien no puso su confianza en mí no quiero violentar su voluntad, y, por eso, no quiero hacer nuevas inversiones no vaya a ser que les moleste”. En el caso que me comentaba era cierto que no recibían inversiones, pero si la aprobación de un nuevo cementerio cerca de las propiedades de su principal opositor social, que era el que mayor influencia tenía en la población local, y que aspiraba, como era lógico, a convertirse en cacique alternativo. Y así, entre caciques, los habitantes de aquel municipio compraron los nichos para cuando murieran y se marcharon a otros lugares, donde encontraban mejores oportunidades y más servicios públicos e infraestructuras.
Muchos amigos míos dicen que no lo entienden y que ya es demasiado lo que hacen con nosotros. Pero se equivocan porque, como para todo, siempre hay una explicación posible. Ahora afecta al partido popular, pero antes también lo practicaron otros. El caso es que el partido gobernante lleva cuatro años dejando a La Coruña y su área metropolitana sin inversiones, pero no es que no quieran hacerlas, sino que prefieren esperar a cuando lleguen las municipales, y entones presentar un gran paquete con todas las promesas pendientes cumplidas. Así nos dirán con hechos que si les votamos seguiremos gozando de tales dádivas, pero que si el voto se va en otra dirección, ya sabemos lo que nos queda. Seguir como hasta ahora. Tampoco quieren violentar la voluntad de quienes no pusieron en ellos su confianza, como lo que aquel cacique hace años me decía.
Estoy convencido que esta es la razón, y lo lamento, porque en el fondo de la argumentación se esconde un concepto de la política rayano en el viejo caciquismo, cuando el voto te aportaba la protección absoluta del poderoso cacique, y la negación del voto lo llevaría al ostracismo o el maltrato en el reparto de prebendas. De ser este el pensamiento subyacente en nuestros líderes políticos, habríamos de convenir que estamos todavía en una fase cultural y social muy atrasada, propia de pueblos poco evolucionados y que nos llevaría a la peor práctica política del siglo XIX. Pero a la vista del reparto del dinero público ya no sé qué pensar. Sé que estas prácticas siguen siendo asumidas por amplias capas de la sociedad rural gallega, formada por personas muy mayores, con pocos estudios y con una economía dependiente del sector público, es decir de pensiones, subvenciones, ayudas y servicios sociales municipales. Sin embrago esta política trasladada al entorno social más evolucionado de la Galicia urbana me parce un tremendo error.
Yo entiendo que quienes votan a un partido, cuando este esté en el gobierno tengan más ventajas. Pero siempre que las cuestiones básicas estén atendidas independientemente de cuestiones electoralistas, porque por encima de los votos somos ciudadanos con derechos, y todos, votemos a quien votemos, tenemos una serie de derechos que nadie nos debe hurtar para manipular las voluntades, como si de un chantaje político se tratara.
Lamentaría que estos cosas siguieran pasando, pero independientemente de ser la expresión de un una mentalidad política retrograda, sería la mejor demostración de que lo coruñeses metropolitanos no le importamos nada al partido en cuestión, y que solo tenemos el valor que tienen nuestros votos. Y si eso fuera así, nada podríamos esperar de quien o quienes presenten como candidatos, porque estarían diciéndonos claramente que los intereses de la ciudad metropolitana más importante y mayor de Galicia, son para ellos poco menos que nada, y que su único interés y compromiso esta en defender los intereses del partido y no los de la ciudad o el municipio en cuestión. En definitiva la Coruña, los coruñeses, los ciudadanos de los municipios metropolitanos, no significamos nada. Nos quieren comprar nuestros votos, como se compran los votos rogados de la emigración, y solo nos garantizan inversiones si obedecemos a esos intereses. Lo demás es solo teoría y utopía, porque la política real está cada vez más aquejada de malas prácticas como estas, y eso, a la larga, nunca permanece aunque coyunturalmente ofrezca resultados apetecibles. Y esto vale también para los nuevos partidos que pueden caer en el renuncio de poner los mandatos de Madrid por encima de los mandatos del pueblo que los elija. Espero que poco a poco todo esto se acabe y surja una nueva política abierta, transparente, democrática y participativa, y que el caciquismo deje de ser algo más que un mal recuerdo de la historia política de unos tiempos que ya no deberían aceptar esa manera de hacer las cosas.
La demostración o comprobación de lo que digo, la tendremos pronto, porque las elecciones municipales se acercan, y ya veremos si otras no se adelantan. Será entonces, o un año antes, cuando el tibi dabo se ponga de nuevo en la mesa. No lo desearía, pero me temo mucho que así será una vez más. Otra explicación no encuentro.