Sobre la crítica situación política que vive la ciudad coruñesa, y que se ve reflejada en el ámbito económico y social.
Una mirada a nuestra ciudad desde dentro nos muestra un visión de contrastes acusados. Por un lado un dinamismo empresarial excepcional que se trasluce sobre todo en el área metropolitana, donde están los grandes centros económicos; por otro lado, vemos una ciudad central o municipio-ciudad cada vez más hermosa, cada vez más reconocida pero también cada vez más carente de inversiones públicas y por tanto de actuaciones de mejora. Una ciudad donde sobran proyectos, estudios y planes, muchas veces duplicados, pero falta un proyecto de ciudad de verdad, porque de todo lo que se ha gastado y se gasta en esos planes y estudios solo quedan papeles, ya que nada se llevó a la práctica. Podríamos hablar de un despilfarro continuado. Además cada uno que viene quiere dejar su marca anulando todo lo anterior. Así es imposible construir una ciudad.
Frente a esto se ven también las grandes oportunidades de futuro que la ciudad ofrece, empezando por la nueva fachada marítima, o si se quiere el puerto interior, y terminando por el área metropolitana. De otro lado, siguen aumentando los problemas de accesibilidad en el área metropolitana donde los grandes viales proyectados (vía ártabra, vial 18, variante del Temple, nacional sexta desdoblada) siguen postergándose. Y no se perciben salidas al atasco de las inversiones. Si la Xunta el año pasado solo presupuestó una senda peatonal y un puente del mismo tipo, y que ni siquiera se empezó, en este año ya no se incluye prácticamente nada. Frente a 84 millones para Vigo, 67 para Santiago, y otras cifras parecidas para Pontevedra, a nuestra área metropolitana solo nos toca poner en marcha el polígono de Morás, tantos años paralizado de manera premeditada y nunca explicada. Quedan unos pocos millones de acompañamiento. Y lo peor es que no hay dinero, porque lo hay para lo que se quiere. Lo peor es que no se invierte por la confrontación política permanente, y la equivocada política que practica el pp provincial de no invertir allí donde no tienen poder. Unos piensan que así lograrán recuperar el feudo coruñés, y otros que así podrán esgrimir el victimismo y tener un culpable externo que en política siempre da buen resultado. Y la ciudad y su área metropolitana sin inversiones, sin propuestas nuevas, sin capacidad de gestión, sin acuerdos en nada. Ya ni el consorcio está funcionando que era de lo poco que quedaba. Y en eso Arteixo tuvo mucho que ver, y la legislación también. Y tampoco los municipios más potentes tienen proyecto, salvo Oleiros y ahora parece que Sada. Abegondo lo intentó, pero no le dejaron desde la propia Xunta, a pesar de ser del PP. Cuando salgo por Galicia y veo las cuantiosas y continuas inversiones que Feijóo anuncia para la comarca de Santiago, para la ría de Noia, para el Barbanza, para O Morrazo, para el área metropolitana de Vigo, para A Estrada, para la Ciudad de la Cultura que consume más que una comarca entera, y lo comparo con las minúsculas asignaciones a la comarca metropolitana coruñesa, no dejo de indignarme.
Y no veo salidas: el área metropolitana no se va a constituir antes de las elecciones y después ya veremos, el frente portuario no se desafectará hasta las mismas fechas, un nuevo modelo de movilidad metropolitana seguirá en el limbo, las inversiones públicas en infraestructuras seguirán pendientes de razones que no son más que disculpas o justificaciones con carga política, y, mientras las instituciones que nos quedan se siguen debilitando con una estrategia muy pensada, y bien disimulada, para desactivarlas y poco a poco llevarlas a Santiago, el centro de la Ciudad Única de Feijóo. No sé qué explicaciones podrán dar cuando se presenten los candidatos ante los coruñeses para que les voten, pero así no creo que animen a muchos a cambiar su intención de voto. Tampoco la Marea local acierta al convertirse en un obstáculo permanente para atraer inversiones públicas, porque en lugar de negociar y gestionar con las demás administraciones proyectos para la ciudad, se limitan a contentar a los suyos y mirar lo que el presupuesto municipal les permite hacer, y ni siquiera eso lo invierten. Los socialistas están en la berza y no saben por dónde ir, a pesar de contar con personas muy válidas e interesadas en la ciudad. El problema es aquí de la estructura del partido. Esperemos que antes de las elecciones municipales sean capaces de afirmarse como opción creíble. El BNG, dada su pequeña representación poco puede hacer, aunque a veces su voto podría servir para ciertas decisiones. Cuando vengan las municipales todos nos ofrecerán hacer lo que no hicieron y conseguir lo que no consiguieron. De momento, yo no veo liderazgo posible con los candidatos conocidos, Así ¿A dónde vamos? Menos mal que tenemos a Inditex. Pero así no podemos seguir.
La Coruña es hace tiempo una ciudad sin proyecto, cuando la ciudad necesita un nuevo proyecto para desarrollar sus potencialidades. Pero para que una ciudad sea capaz de poner en marcha un proyecto hace falta una cosa de la que el panorama ciudadano carece: un liderazgo urbano fuerte. No hay ciudad donde se haya podido llevar a cabo un proyecto de ciudad que no haya contado con un fuerte liderazgo. La mayor parte de las veces es el propio alcalde, pero también puede ser un gran empresario. Aquí ni lo uno ni lo otro. El primero porque en el panorama no hay nada que se parezca a un político con capacidad de liderazgo, y lo segundo por razones que ahora se me escapan. Al final a ningún partido le interesa que aquí se constituya un liderazgo político, no vaya a ser que le haga sombra al neocacique de turno. Y SIN LIDERAZGO NO SE PUEDE CONSTRUIR Y MENOS GESTIONAR UN PROYECTO DE CIUDAD.
De momento sabemos de seis partidos (Marea, PP, PSG, BNG, CIS, Alternativa de los Vecinos) que van a optar por la alcaldía, pero también sabemos que ninguno alcanzará la mayoría, al menos en la actual situación. Así tendremos que volver a los pactos, y ya sabemos que en Galicia y en España los gobiernos de pactos son el entorno menos adecuado para que se forme un liderazgo fuerte. ¡Aún tendremos que llamar a Gelo para que se decida liderar la ciudad y su área metropolitana! Y es que no veo líderes en el horizonte. Y no es que no haya personas capaces, pero la política vigente les impide llegar a proponerse porque en la práctica actual solo se premia a los mediocres, a los obedientes, a los subordinados, a los segundones. Y en esa situación los intereses el partido siempre primarán sobre los de la ciudad, como llevamos años comprobando desde que Paco Vázquez se fue. Así seguiremos sin peso político en ninguna instancia, y sin peso para concitar acuerdos y poner en marcha proyectos basados en la cooperación. El tema del puerto es el mejor ejemplo de ello. Menos mal que nos sigue quedando Inditex. Gracias don Amancio, pero también él podría implicarse más con la ciudad.