Interesante artículo que analizan las desafortunadas palabras y tácticas de López Veiga menospreciando el puerto coruñés y haciendo patente el localismo existente.
Parece increíble a estas alturas, cuándo todos queremos anteponer el interés y la marca Galicia por encima de los intereses localistas, cuando Feijóo lleva años predicando la Galicia Única, cuando todos vemos los localismos como un cáncer para nuestra tierra, que sigan pasando cosas como la que voy a relatar.
Ya estábamos acostumbrados a que el alcalde de Vigo, tan locuaz, hiciera alusiones indebidas a nuestra ciudad, casi siempre sin razón ni fundamento, pero entendibles dentro de su estrategia política de promover el victimismo del “todos contra Vigo”, o si se quiere hacer una lectura alternativa del “Vigo contra todos”. En todo caso las alusiones eran de índole menor y se limitaban a comentarios en entrevistas en la televisión local o en intervenciones directas. Ahora es mucho peor. Veámoslo.
El viejo político López Veiga, recolocado como presidente del puerto de Vigo, acaba de presentar lo que él llama una ofensiva para recupera el liderazgo de Vigo en el tráfico de cruceros. Un objetivo razonable y coherente si está bien planteado, pero veremos como no es este el caso, porque en lugar de hacerlo así, abre de nuevo la absurda lucha fratricida entre las dos mayores ciudades y los dos polos económicos de nuestra Comunidad. Una posición opuesta a lo que la gran mayoría de los gallegos deseamos: que entre ambas ciudades las relaciones sean respetuosas y colaborativas, como de hecho ocurre entre la mayoría de los ciudadanos, entre las empresas y entre todas las instituciones civiles. Sería mejor para todos y para nuestras mayores ciudades en primer lugar, porque solo cuando decidan aunar sus esfuerzos podremos de verdad ser competitivos, lo cual no impide que cada una deba promover iniciativas para mejorar la calidad de vida, la situación económica y el posicionamiento urbano. Pero este no es el talante de algunos políticos, como es el caso que ahora comento.
A mí me parece muy bien que el presidente del puerto de Vigo defienda sus interés y que ponga sobre la mesa sus ventajas comparativas, como son el mejor clima o la facilidad de atraque en la ría para los grandes buques, pero que lo haga desautorizando las condiciones que ofrece el puerto de A Coruña para que los navieras que atracan aquí se vayan a Vigo, ya no me parece tan bien. Además, tampoco creo que sea muy eficaz, porque en la elección de los puertos de escala también cuenta otros factores, entre ellos la valoración que los pasajeros hacen de las ciudades donde los barcos recalan. Claro que esto no debería extrañarme, porque hace unos días leí otras declaraciones suyas en las que decía así: lo que más me importa no es que hayamos perdido tráfico de cruceros, sino que la beneficiada sea La Coruña. ¿Se imaginan más localismo? El caso es que ya anteriormente otro presidente del puerto, López Chaves, hoy delegado de la Xunta en Vigo, envió una carta a la Comisión Europea quejándose de que el puerto de A Coruña fuera declarado puerto nodal. Y añadía: en el caso de que Vigo no sea incluido pido que se suprima también el de La Coruña. Y aún más, retrotrayéndome en el tiempo, recuerdo aquel conselleiro Javier Guerra quien, para justificarse de la concentración de las inversiones de su departamento en Vigo, dijo: es que La Coruña es una ciudad de tiendas. No sabía que esas tiendas aportan casi el 45% del valor de la producción de Galicia, aunque en su época no pasaran del 30%.
El caso es que en Vigo siempre hubo políticos que hicieron lo posible por menospreciar a nuestra ciudad; por el contrario, desde el puerto de A Coruña, aun conociendo esas declaraciones por la prensa, nunca se pronunciaron ni pasaron al ataque. Se limitaron a trabajar y defender lo suyo. No cabe duda que su presidente Enrique Losada es una persona elegante y discreta. Ya sé que me pueden recordar aquello de sarna para los gallegos, pero eso fue hace mucho tiempo. Además no pasó de palabras, porque el ínclito López Veiga nos amenaza con visitar a todas las navieras de cruceros para decirle que no sigan viniendo al puerto de A Coruña, porque en el de Vigo hay cinco grados más de temperatura media anual, y porque hacen falta remolcadores y en Vigo no. Me sorprende que un presidente de un puerto pueda decir eso.
Pero no acaba aquí le tema, porque los medios también recogen que la estrategia de López Veiga-según el- cuenta con el apoyo de Alfonso Rueda, presidente provincial del partido, y vicepresidente de la Xunta, y que también tiene el apoyo de Turismo para favorecer la promoción del puerto de Vigo en los certámenes internacionales. No sé si esto es cierto o no, pero de serlo sería muy grave porque no puedo entender que un vicepresidente del gobierno gallego o su encargada de turismo puedan propiciar una situación como esta, ya que se trata, ni más ni menos, de favorecer a una parte de los gallegos para perjudicar a otros. ¡Por favor¡ Creo que Núñez Feijoo debería tomar nota de situaciones como esta, porque no responden precisamente a su talante ecuánime y su visión amplia de Galicia. Tal vez, debería evitar que personas con ese talante tan localista y visceral ocuparan puestos de responsabilidad, porque de seguir así con los “Lópeces” de Vigo estamos volviendo al más rancio localismo que tanto mal hizo, y hace, a Galicia.
Es importante de una vez reforzar el hermanamiento y el espíritu de colaboración entre las dos ciudades, y de hecho ese es uno o de los objetivos de nuestra asociación, pero no hemos podido avanzar, no por falta de ideas sino por ausencia de apoyos, lo cual no deja de ser un síntoma. Es mejor que dejemos las rivalidades y los desencuentros para los campos de futbol. Por Vigo, por A Coruña y por Galicia.