¿Vigo o Coruña?

No deja de llamarme atención un artículo que hace unos días escribió Santiago Lago en el Faro de Vigo con el mismo título que el que encabeza este. Cierto que ya al principio del texto, el conocido y solvente economista de la Universidad de Vigo, dice, a modo de justificación que: De forma recurrente, me preguntan en ruedas de prensa sobre cuál es el principal motor económico de Galicia. Y eso mismo me ha ocurrido a mis tantas veces, y por eso en estas páginas se han publicado artículos en ese sentido. Lo que ya es más discutible es la respuesta que aporta, y es eso lo que, seguramente ha llevado a que varios lectores nuestros me hayan sugerido que escriba algo para aclarar el tema. Y lógicamente lo voy a hacer. Iré enumerando cada uno de los temas tratados para dar una respuesta documentada y concreta y así situar las cosas en su sitio.

Hay un punto de partida: la  preocupación por ser el motor económico de Galicia o la ciudad más importante es algo constante en el debate localista de Vigo, y que en ninguna otra ciudad gallega tiene la misma recurrencia ni está tan presente en los discursos políticos ni en los medios. Por eso, la crecida autoestima sociopolítica ansia su reconocimiento a nivel de Galicia. Y buscan razones para demostrarlo, cuando en realidad no sería necesario hacerlo porque es indudable que en el área metropolita está el motor industrial de Galicia, y el de la tecnología ligada a los procesos de fabricación. Pero nada más. Y no es poco. En el fondo Coruña y Vigo son ciudades de perfiles complementarios. También es curioso, y por la misma razón,  cómo se ha impuesto que por ser el municipio con más habitantes ya es la mayor y más importante ciudad de Galicia, cuando hoy el tamaño de una ciudad no siempre coincide con el del municipio, ni tampoco es la población la que determina por si sola la importancia de las ciudades.  Una clara demostración: si miramos con una visión más ampliada, a escala nacional o internacional, y comparamos dos ciudades medias europeas, el que haya 20 o 30 mil habitantes de diferencia sobre una media de 250.000 no parece tan determinante, más bien ni resulta significativa. Y menos cuando la población de la aglomeración urbana real no coincide con la administrativa.  Pero en nuestra escala a esas diferencias se les suele atribuir una excesiva significación, de ahí esas preguntas que le hacen a Santiago Lago es una prueba más de esta mentalidad localista. Ante esta situación, no me queda otra opción que responder aportando mi visón y justificándola con los mismos datos. Espero que sirva para aclarar las cosas

Pero antes de hacerlo me extenderé en una revisión teórica del valor de las ciudades medias y de cómo ser mayor o menor no tiene excesiva importancia, menos aun cuando las diferencias son pequeñas. Estar preocupados por unos miles de habitantes arriba o abajo o por otros datos semejantes no deja de ser una manifestación de un localismo pueblerino. Lo he dicho muchas veces, ni la importancia de las ciudades se mide por unos habitantes más o menos, ni la calidad de vida tiene una relación directa con el tamaño. En Galicia tenemos casos sobrados para demostrarlo. Basta un ejemplo: Ourense y Lugo tienen más habitantes que Santiago en el término municipal, pero ¿cuál es la más importante de las tres? Y lo mismo se puede decir en otras regiones.

1.- EL MODELO DE LAS CIUDADES MEDIAS .UNA OPCION DE CALIDAD PARA EL DESARROLLO URBANO.

Aunque sea irrelevante desde una perspectiva ampliada, esa preocupación por saber quién es más no es exclusiva de Galicia y se repte en otros países y regiones. La pugna entre Milán y Roma, entre Barcelona o Madrid, entre Moscú y San Petersburgo, entre Oporto y Lisboa es característica de esos estados y se repite en otras regiones y Comunidades Autónomas: Bilbao- San Sebastián, Sevilla-Málaga, Gijón-Oviedo, Las Palmas-Santa Cruz, Murcia-Cartagena, y no cito más por no alargarme excesivamente. ¿Qué tienen ese caos en común? Ser una región o un país no hay una ciudad claramente dominante. Donde hay una ciudad dominante estamos ante un sistema urbano monocéntrico, es decir organizado por una sola ciudad, y la comparación ya no tiene lugar, por razone obvias. Las rivalidades entre ciudades son propias de los sistemas de ciudades policéntricos, como es el caso de Galicia. Un hecho que tiene una implicación política porque crea una problemática permanente en las decisiones de inversión de los gobiernos, haciendo que en algunos casos se hay optado por determinar una tercera ciudad intermedia con el fin de potenciarla y crear un punto de integración entre las dos. Eso pasó en Galicia, y fueron varios los gobernantes que adoptaron ese modelo con base en el papel institucional y la posición geográfica central de Santiago de Compostela. Lo único que consiguieron fue introducir un elemento añadido al debate, y de paso hacer inversiones desproporcionadas. Albor y Fraga lo empezaron pero con Feijoo llegó al paroxismo con su descabellada idea de la Ciudad Única, a la que después volveré a referirme. Una idea que ya le seducía antes de ser presidente de la Xunta.

Hace ya  muchos años, desde mi tesis doctoral publicada en 1972, que he trabajado sobre los sistemas urbanos y el equilibrio regional a escala española y europea, y siempre he defendido el modelo policéntrico de ciudades medias como la mejor opción para el equilibrio territorial y casi siempre para una mayor calidad de vida. En una ocasión, no hace tanto, dirigí una tesis doctoral sobre la calidad de vida de las ciudades medias en Europa, y una de sus conclusiones fue que, a nivel empírico (con datos de cerca de cien ciudades), no existe una relación univoca entre tamaño de ciudad y calidad de vida. En síntesis que ser más grande no es sinónimo de ser mejor, ni siquiera de ser más competitiva o tener mayor proyección internacional. El caso de las ciudades suizas o el de la red hexagonal de las áreas metropolitanas alemanas son los más elocuentes. Sin embargo, fuera de Europa, y a medida que la globalización se imponía el modelo de las ciudades medias ha ido perdiendo peso favor de las megalópolis. De hecho, en el discurso economicista asociado a la competitividad global se ha ido imponiendo la tesis de que cuanto mayor sean las ciudades más competitivas y atractivas serán, y que solo a partir de una determinada masa crítica se puede pensar en la posibilidad de competir a escala internacional. Bastaría con citar el caso de A Coruña con Inditex para argumentar en sentido contrario. Y no es la única excepción desde luego.

2.- GALICIA. UNA RED DE CIUDADES

Llevado esto al caso de Galicia, desde mi primer trabajo universitario publicado en el año 1967 sobre “La red urbana de Galicia y el Desarrollo Regional” resaltaba que nuestro sistema de ciudades era el propio de una región bicéntrica desde el punto de vista económico (Coruña-Vigo) pero policéntrica (las siete ciudades)   desde el punto de vista funcional. Y más o menos sigue siendo así. Hay dos potentes motores económicos Coruña y Vigo más un conjunto de ciudades medias que sumadas aportan una fuerza al sistema regional equivalente a cada una de las anteriores, dando lugar al tercer motor;   y eso sin contar el sumatorio del potencial de desarrollo económico de las actividades agroalimentarias y forestales asociadas a la red de ciudades pequeñas distribuidas homogéneamente por el territorio. Todas juntas forman el sistema urbano de Galicia.  Algo que ahora ya nadie duda pero que no hace muchos años se consideraba una visión equivocada. Los economistas en su mayoría reducían el potencial económico de Galicia al del eje atlántico, y en un paso más al de las dos mayores áreas metropolitanas. Coruña y Vigo, de alguna manera concentra la mayor parte del PIB, generan la mayor parte del VAB, acumulan la mayor oferta de empleo, logran retener talento, y abren su economía a mercados exteriores que las sitúan entre las ciudades más exportadoras de España. Y por eso pueden ser consideradas como los principales motores económicos.  Pero, en realidad Galicia es el sumatorio de los tres subsistemas   y esa es su fortaleza. Y su debilidad.

Ello no obsta para que las ciudades mayores fueran casi siempre los referentes más visibles de nuestro desarrollo moderno visto desde fuera, y que a lo largo de la historia desempeñaron ese papel que le es propio: ser los centros de innovación y de crecimiento. Un dato: en la historia reciente de la innovación en España, que hace unos días recogía una edición especial de la revista “La Actualidad Económica”, se citaba Vigo, en los años sesenta, como lugar de origen de Pescanova, la empresa que representó la innovación en las actividades pesqueras; algo más tarde, en 1975, ponía a Inditex con origen y sede en La Coruña como uno de los hitos actuales de la innovación española. Y no se crean que este rango lo merecieron muchas ciudades. Prácticamente fueron cinco las otras que generaron innovaciones de cierta trascendencia (Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza y Valencia). En el ámbito turístico no empresarial sino institucional, yo citaría también a Santiago, que se proyectó hacia el mundo a través de un producto innovador del turismo religioso primero y cultural después.  Pero no por ello puede considerarse como motor económico regional.

Desde esta perspectiva, yo siempre he defendido la importancia de potenciar el  bicentrismo metropolitano (Coruña Y Vigo). Son, sin entrar en detalles de escaso significado, las mayores ciudades desde el punto de vista económico porque son las que, en nuestro caso, tienen mayores oportunidades para innovar, para atraer empresas y para generar empleo. Para ello la dotación de equipamientos e infraestructuras de conocimiento, de conectividad y de accesibilidad, entre otras, son prioritarias. Y ese es el discurso que nos lleva a reclamar, a coruñeses y vigueses, más inversiones en infraestructuras porque normalmente las políticas regionales de la Xunta no han atendido adecuadamente las necesidades de ambas ciudades, llegando a una situación como la actual en la que en red viaria, movilidad, y grandes equipamientos, estamos entre las peor dotadas de España en comparación con otras de su tamaño. Tanto en la metrópoli del norte como en la del sur seguimos al margen de los    avances en transporte metropolitano, como trenes de cercanías o metros ligeros; en infraestructuras de conexión con las redes arteriales nunca acabadas, o con el sistema de conectividad aérea donde otros intereses limitan el potencial de ambas, siendo como es un tema muy importante para el desarrollo empresarial y para el turismo urbano, uno de los segmentos en alza actualmente. Por eso insistir en la reclamación de esas mejoras no es localismo, ni defender cada una lo que necesita tampoco lo es, aunque a menudo se haya generado una enorme e interesada confusión mediática en este tema. Localismo es un chauvinismo basado más en el sentimiento y la subjetividad que en la visión objetiva de las realidades urbanas respectivas. Y el localismo, por tener un fuerte componente emocional, como ocurre con los nacionalismos, suele dar paso a una actitud cerrada y limitante, confundiendo a menudo la defensa de lo propio con el ataque del otro, convertido más que en competidor o un colaborador en un enemigo. Y eso nunca es positivo ni para una sana ciudadanía y convivencia ni para construir una Galicia avanzada. Coruña y Vigo, a pesar de su enorme potencial endógeno precisan del resto de Galicia, y el resto de Galicia necesitan de Coruña y de Vigo. Pero con racionalidad. Galicia es un territorio de ciudades en red que no es lo mismo que la atribulada idea de Núñez Feijoo de una Ciudad Única, por más que el tren nos acerque a unos y otros. Claro que ese elemental y simplista esquema le fue útil para primar las inversiones en el centro de esa Ciudad (Santiago) aun a costa de caer en una exagerada sobredotación, y para contrarrestar el peso, también político, de las dos grandes áreas metropolitanas de la Galicia Bicentrica, y que en su esquema aparecían como ciudades portuarias e industriales que formaban parte de la periferia de una ciudad única llamada Santiago (sic). Un temor que asalta a algunos presidentes gallegos es que en las dos mayores ciudades puedan formarse grupos de poder locales potentes, porque ello condicionaría su capacidad de control político. Una visión que, lógicamente, lasta el potencial de la Galicia moderna y nos devuelve a un neocaciquismo retardador.

3.- ¿Vigo o Coruña? 

Llegamos ahora al tema central del trabajo. Dice el autor, como antes comenté, que ¿Vigo o A Coruña?

De forma recurrente, me preguntan en ruedas de prensa sobre cuál es el principal motor económico de Galicia. Mi respuesta es siempre la misma, y responde a la gallega: depende. El ranking depende fundamentalmente de cómo definamos las comarcas o áreas urbanas. Vayamos por partes”.  Así, por partes, también expondré yo mis conclusiones .

a) Según los datos Coruña es el principal motor económico de Galicia.

Responde el autor: “Empiezo aclarando que la base de datos de Ardán que elabora Zona Franca de Vigo no sirve para responder a esta pregunta. Ardán es una herramienta de extraordinaria utilidad y rigor, pero sirve para mirar de cerca la realidad empresarial. Es como un microscopio. Es insustituible para hacer muchas cosas, pero no vale para mirar a las estrellas. Para eso necesitamos un telescopio. Uno como nos ofrece el Instituto Galego de Estatística (IGE) al estimar el Producto Interior Bruto (PIB) comarcal y municipal. Si seguimos la delimitación oficial que utiliza el IGE, la respuesta es A Coruña es más poderosa que Vigo. Las cifras para 2016, las últimas disponibles: El PIB coruñés sería un 31% mayor que el de Vigo. No hay discusión sobre quien lidera”.

Añado yo: estamos en gran parte de acuerdo, pero hay que añadir algunas matizaciones. En la base Ardan que es la que recogen siempre los periódicos con alborozo llevándola a su causa, aparece el VAB o el valor de la producción en la que se incluyen todos los sectores. En ese caso, como figura en artículos disponibles en esta web (ver Sánchez Tembleque) La comarca de Coruña acoge casi el 50% del VAB gallego, e incluso eliminando de la lista las partidas del grupo Inditex, llega al 25%, superando también al de Vigo, que se sitúa en torno al 21%. El problema al que se refiere Santiago Lago es que en esa base de datos solo aparecen las empresas con sede en Galicia, y por eso algunas actividades del grupo Inditex que no producen en nuestra región engloban los resultados de la matriz cuya sede es coruñesa (Arteixo). Claro que también ocurre lo mismo en otras importantes empresas con centros de producción radicados en Galicia y que no aparecen por tener su sede en otra Comunidad Autónoma. Es el caso de la refinería de Repsol en Coruña, de Navantia en Ferrol, o de Alcoa en san Cibrao-Cervo y hasta ahora en Coruña. Tampoco en Vigo están algunas empresas de fabricación de componentes automovilísticos, pero si suman cifras de Citroën-Hispania que no corresponden a la producción obtenida en Galicia. Tiene razón cuando dice que esta fuente tiene sus limitaciones, pero también es verdad que es en la sede de cada empresa donde convergen los beneficios y donde radican los centros de mayor  VAB.  Nadie dusa que el efcto-sede es un factor muy importante para determinar el carácter metro de las economías urbanas. Así que todo depende de cómo se mire.

Lo mismo ocurre con el PIB, un índice en el que el valor de la producción industrial o manufacturera tiene, por su propia definición, más peso que las actividades económicas intangibles y en particular de muchas empresas del sector terciario, precisamente en el que la economía coruñesa es más fuerte. Una muestra de ello: Si miramos el valor del PIB por habitante, los municipios primeros en el ranking son los más industrializados, como Arteixo, Carballeda, As Somozas, San Cibrao, As Pontes, Manzaneda, Cerceda y Nogueria de Ramuin. Son todos municipios donde está instalada una empresa del sector industrial, minero o de energía importante. Esas son las actividades que más peso tienen en el PIB. Por eso A Coruña (con 6,5 mil millones de euros) tiene menos que Vigo (7,2), aunque solo con Arteixo (4.1) le sobrepasaría ampliamente. Por eso debemos mirar a las comarcas.

Yendo más allá de los municipios, los datos demuestran que en la comarca de Coruña el dato del PIB suma 12,8 M frente a 9.8 M de Vigo. Conclusión: también en PIB Coruña aparece como el principal motor económico de Galicia, como tanto les gusta decir en Vigo. Y así lo reconoce el autor: “no hay discusión sobre quien lidera” Y menos la habría si se tuviesen en cuenta otros indicadores como por ejemplo los datos fiscales, la productividad etc. Por algo el índice de globalización de las Naciones Unidas elaborado a nivel mundial por el IESE sitúa a La Coruña como la cuarta o quinta ciudad española (solo incluye seis ciudades españolas en la relación mundial) según los años, desde el punto de vista de la globalización e internacionalización de sus actividades empresariales. En suma: no hay discusión, el liderazgo económico y empresarial coruñés es cada vez más notable. El PIB de la comarca de Coruña (12,8 M euros es 1.3 veces mayor que la de la comarca de Vigo (9.8 M).

b) Una nueva escala: las áreas funcionales: Solo la comarca de Coruña ya supera las cuatro comarcas del área funcional de Vigo juntas.

En los datos estadísticos del IGE la agrupación territorial de base es la comarca .Por eso el autor acudió a esta clasificación del PIB para ver los resultados. En ellos se basaron los datos anteriores.  Estas son las cifras (en miles de millones de euros): La comarca de A Coruña genera 12,8 M al PIB mientras la de Vigo se queda en el 9.8 M.  La diferencia es contundente como se señaló antes. . Digamos que de la comarca coruñesa forman parte nueve municipios ( A Coruña, Arteixo, Culleredo, Cambre, Oleiros, Sada, Bergondo, Carral y Abegondo)  y de la de Vigo once  ( Vigo, Redondela, Soutomayor, Pazos de Borbén, Fornelos de Montes, Mos, Porriño, Salceda, Nigran, Gondomar y Bayona) . En conclusión: a pesar de que el PIB prima a las actividades industriales en las que Vigo es líder indiscutible, la comarca de Coruña despunta como el motor económico de Galicia. Por eso con el VAB la primacía coruñesa aumenta.

Ante esta realidad el autor plantea una cuestión interesante: calcular los datos correspondientes al área funcional de cada ciudad, porque , como el mismo señala, es posible que la definición de las comarcas que hizo la Xunta  hace más de 20 años debiera ser revisada. Porque la vida económica y social, los flujos de personas y mercancías, las nuevas infraestructuras y los continuos urbanos indican una realidad diferente a la de entonces. En eso estamos de acuerdo pero no viene mal recordar que cuando hice el mapa comarcal también presenté una delimitación de las áreas funcionales urbanas, para dar una respuesta a la misma preocupación que muestra S. Lago. Aunque, ya en su momento tuvo menor eco, pero que, con todo, la habían adoptado algunos servicios de la Xunta para organizar territorialmente sus datos estadísticos.

De todos modos, y teniendo en cuenta los datos disponibles, podemos seguir utilizando la escala   comarcal para hacer una estimación del PIB del área funcional de cada ciudad. Para su delimitación acudiré, en primera instancia, a la que había delimitado en el estudio del mapa comarcal de Galicia en su momento, y que actualmente coincide con la extensión máxima planteada para la creación del área metropolitana de Vigo hace apenas dos años. Con este criterio, para obtener los datos del  área funcional de Vigo, hay  que sumar las siguientes comarcas:  Vigo ( con 7.2M), Baixo Miño ( 0,7) , Condado ( 0,5), Morrazo ( 1.1);  en total 12.1 M . Es decir que la suma de las cuatro comarcas del área funcional o área metropolitana ampliada de Vigo tiene un PIB inferior al de la comarca de A Coruña (12,8M) considerada por separado.  Esta conclusión es por si sola reveladora.

Pero si ahora aplicamos el mismo criterio al caso coruñés tendríamos que sumar las tres comarcas que forman el área funcional de A Coruña, es decir A Coruña, Betanzos, y Bergantiños, y eso con un criterio a la baja (queda fuera Cerceda) .En cualquier caso el área funcional de Coruña suma 14.4 M e., frente a los 12,1M de la de Vigo y vuelve a posicionase como el principal motor económico de Galicia.  

c) Surge ahora una pregunta: ¿Bascula la Galicia económica al Norte? Miremos como miremos, el mayor peso económico y empresarial de Galicia está en el área metropolita del Norte que junto con la del sur hacen de Galicia esa región fuerte que conocemos. Pero hay que valorar los matices geográficos diferenciadores.

Y esto viene a cuento, porque es el propio autor quien da un paso más adelante y para delimitar las áreas funcionales acude a una supuesta fuente oficial que agrupa el territorio de las ciudades españolas de acuerdo con criterios estadísticos extraídos del Censo de Población de España. Se trata del Atlas de Áreas Urbanas del Ministerio de Fomento, que aunque no es una fuerte oficial, sino un estudio que se actualiza periódicamente, contiene una interesante información para quienes nos dedicamos a los estudios territoriales.  Y añade el profesor Lago Peña una acotación interesante: la estructura territrial del núcleo de Vigo es más dispersa; y por eso en el Atlas de las Áreas Urbanas del Ministerio de Fomento se observa una configuración comarcal diferente. Y añade una acotación interesante: “la realidad económica es distinta. A Coruña es más compacta territorialmente”. Para comprobarlo utilicé el mismo dato, es decir el PIB, distribuido territorialmente.  La conclusión que se obtiene no parce confirmar tal aseveración ni ser tan diferente, ya que de las cuatro comarcas del área funcional viguesa la de la ciudad concentra el 80,8% del PIB, mientras que A Coruña acumula el 88%. Por tanto, no le falta razón, pero la diferencia no es tanta como para decir que son dos realidades diferentes. Lo que es diferente es el mapa de localización industrial en cada una de las áreas metropolitanas y también la extensión del término municipal de cada una, siendo como es el de A Coruña, con 37.8 Km2 uno de los dos municipios urbanos más pequeños de España. Por eso en su interior ya no cabe la ciudad y se “desparramó”, siguiendo el efecto desbordamiento, por otros municipios que por su continuidad funcionan más como barrios de la ciudad que como entidades urbanas propias. Y es en ellos donde están las principales empresas y los grandes equipamientos. Eso, efectivamente en Vigo, con 109,1 Km2,  no ocurre, porque el municipio es mucho más extenso, porque las mayores industrias están dentro del término municipal, y porque entre el núcleo urbano y los núcleos periurbanos hay un vacío urbano sustituido por un continuo rururbano. Y esto condiciona todos los datos estadísticos que manejamos.

Tras esta digresión, y volviendo al tema principal, a la vista de los datos obtenidos con las comarcas, el autor aporta un nuevo escenario para poder medir sus apreciaciones: la comparación entre las áreas urbanas de Vigo y Coruña del informe citado del Ministerio citado. Y resalta que mientras en el caso vigués el Atlas incluye un área urbana que llega hasta Pontevedra, Marin y Poio , mientras que  en el caso coruñés, el Ministerio solo añade al municipio de Betanzos. Y acierta. Pero cualquiera que conozca Galicia se dará cuenta que esas realidades no son comparables, por la propia evidencia de las cosas y por las razones que después comentare´.

Siguiendo su razonamiento , el autor se extiende en describir el área urbana funcional de Vigo, y escribe: “  se caen ( de la comarca metropolita)  Fornelos, Pazos de Borbén y Salceda pero entran tres municipios del Morrazo (Cangas, Marin,  Moaña) y buena parte de lo que para el IGE es la comarca de Pontevedra (Pontevedra, Poio y Vilaboa). Es decir, el área urbana de A Coruña pasa de 9 a 10 y la de Vigo-Pontevedra (así es como la denomina el Ministerio) de 11 a 14. Si hacemos los números, entonces aparece la simetría peso de ambas es prácticamente idéntico.” Los datos para demostrarlo no los incluye, pero afirma que si a las cuatro comarcas del área funcional de Vigo se añade la de Pontevedra ya quedan Coruña y Vigo casi empatadas. ¿Es un empate real o una suposición? ¿Es razonable sumar el área urbana de Pontevedra (municipios de Pontevedra-Marín- Poio)   a Vigo?, o simplemente ¿utiliza esa delimitación porque aporta la respuesta que le pedían demostrar? Sea como fuere es poco riguroso, porque a nadie se le escapa que Pontevedra, Marin y Poio, poco tiene que ver con el área de Vigo, ya que forman su propia área funcional. Si aplicásemos el mismo criterio también tendríamos que añadir al área urbana de  Coruña las comarcas de Betanzos (no solo el municipio) , Ferrol y Eume para completar la región urbana ártabra, tal como  se contiene en las Directrices de Ordenación del Territorio de Galicia, aprobadas por el Parlamento y por tanto más oficial que el estudio del Ministerio. En las DOT figuran las regiones urbanas de Vigo-Pontevedra (como el Ministerio) y Coruña-Ferrol, que es la equivalente.  Y voy a sumar los datos del PIB para ver lo que pasa. En el área Vigo-Pontevedra el PIB agregado es de 14.7 M, mientras que en el área correspondiente de Coruña- Ferrol es de 16,2M.  El PIB coruñés suma 1.5 millones más que el del área de Vigo-Pontevedra. También el peso económico de la región urbana ártabra es mayor. Se mire como se mire la conclusión siempre es la misma.

d) ¿Por qué el informe del Ministerio de Fomento secciona la región urbana ártabra Coruña-Ferrol y no la de Vigo-Pontevedra?

Para terminar haré un comentario para explicar la diferencia entre las dos áreas urbanas según el atlas del servicio de estudios del Ministerio de Fomento. Y lo hago porque precisamente yo mismo he colaborado en la redacción de ese informe en la parte correspondiente a Galicia a instancias del I.N,E.  Fue este órgano estadístico estatal quien, siguiendo la base de datos de Eurostat-Urban Audit estableció los indicadores para agrupar los municipios periurbanos españoles en área urbanos funcionales, y así tener una delimitación territorial de las ciudades más ajustada a la realidad funcional que la que considera solo el municipio de la ciudad, ya que en España carecemos de una definición oficial de las áreas metropolitanas españolas.  Entre esos indicadores, extraídos del Censo de Habitantes solamente estaban la densidad de habitantes, el crecimiento demográfico, la continuidad espacial y el porcentaje de personas que se desplazaban cada día a trabajar a la ciudad principal. Con esos indicadores el área Vigo-Pontevedra forma un espacio común.

  • Primero, porque el municipio de Pontevedra llega hasta la propia ría de Vigo, lo cual asegura la continuidad de las cifras de densidad y crecimiento (los indicadores son municipales) dando lugar a un continuo demográfico. En el caso coruñés, con los datos de entonces, se producía un punto de ruptura en Laracha al oeste y en Miño al Norte, en este caso por razones coyunturales, y fue eso lo que puso los límites al espacio funcional coruñés (hoy ya no son así).
  • B) Pero había otro indicador importante: la proporción de residentes que iban diariamente a trabajar a Vigo y a Coruña, respectivamente. Hay que recordar aquí que, como dije antes, estamos ante dos realidades territoriales diferentes: en el caso coruñés las mayores empresa y las principales fuentes de empleo productivo están fuera del municipio urbano, principalmente en Arteixo, mientras en el caso de Vigo la realidad las mayores empresa y la mayor proporción de empleo siguen estando en el propio municipio vigués (Citroën, Astilleros). Una diferencia que resultó ser condicionante para la delimitación del área urbana que el autor utiliza. Cuando se hizo el estudio esta era la situación: una gran parte de los trabajadores que acudían a trabajar al área coruñesa lo hacían al municipio de Arteixo o hacia los de la primera corona, donde están los mayores polígonos, pero como el destino no era el municipio-ciudad (A Coruña), que era lo que el criterio estadístico establecía, se excluían del cálculo. De haberlo hecho el área funcional coruñesa incluía la comarca de Bergantiños (Carballo), la de Betanzos, y la del Eume, lo cual aseguraba la continuidad espacial con Ferrol (como Pontevedra y Vigo) desde el puno de vista del indicador funcional utilizado.

Estamos por tanto ante un problema estadístico que en este caso no corresponde a la realidad funcional del territorio. Y en el INE lo admitieron pero había que limitarse a los criterios preestablecidos. Si ahora que esos puntos de ruptura ya han desparecido, por la fuerte expansión del crecimiento en el entorno coruñés, tendríamos los ámbitos territoriales bien compensados: y estos serían los resultados. La región urbana ártabra (Coruña-Ferrol) suma 19, 1 ME, y la región urbana Vigo-Pontevedra (incluyendo las comarcas del Salnés y Caldas), sumaria 17,0M e. (si quitáramos Salnés y Caldas el total descendería a 14.631). Es decir que se mire como se mire y se hagan las agrupaciones municipales que se quiera, la superioridad del área coruñesa en términos de PIB como de VAB y Renta Fiscal es siempre mayor. Pero eso ¿qué trascendencia tiene? Más bien poca, a no ser que se use para alimentar los insaciables localismos, tan presentes estos años por la agresiva política del alcalde y de otros representantes del área viguesa. Yo tengo la impresión que en Coruña esos temas importan solo relativamente y mejor que sea así.

Conclusión.

Asumo, por lo dicho, la conclusión de Santiago Lago cuando dice: Galicia cuenta con dos motores principales equilibrados en potencia y que suponen conjuntamente casi la mitad de la economía gallega (el 44%) y algo más de un tercio de la población. Personalmente, esta segunda perspectiva es la que más me encaja como economista. Y a mí también como geógrafo y como economista.   Pero, como debo responder a la pregunta que justifica este trabajo, no tengo más remedio que añadir que, aun manteniendo el modelo bicéntrico, el peso mayor del PIB, del VAB (Ardan), y de la Renta (IRPF) le corresponde al área de A Coruña, y la diferencia entre ambas aumenta progresivamente cada año que pasa. Claro que con una perspectiva telescópica estamos ante dos ciudades medias de dimensiones parecidas, pero diferentes en muchos aspectos, también en sus respectivo perfiles económicos, y que por ello son complementarias.  Y deberían ser más   colaborativas.