La prensa acaba de hacerse eco de la concesión por parte de la Xunta de 18 millones de euros, para subvencionar a las fábricas de componentes de automóvil para que puedan ser competitivas y lograr contratos para la fábrica de Stellantis de Turquía. No hace mucho que se le daba a Stellantis 600.000 euros para que pusieran en marcha una nueva línea de producción ( la multinacional pedía más) , y poco más tarde una importante subvención al Centro Tecnológico del Automóvil, y también llegaron fondos Next Generation; a cambio, Stellantis plantea un ERTE importante que, si no leí mal, puede afectar a la mitad de su plantilla actual.
También en estas semanas se anunció una subvención para hacer un nuevo pabellón en el recinto ferial, al que ya el año pasado destinó 5 millones de euros para otro. Todo porque la principal feria viguesa, Conxemar, ha planteado irse para Barcelona porque en el recinto de Vigo no hay el sitio necesario. El mismo presidente de la Xunta les advirtió que no pueden estar solicitando fondos para ampliaciones que solo se usan una semana al año. Y así es.
Pero no se acaba aquí la cosa. Las empresas industriales la pesca, principalmente centrada en el congelado, están teniendo problemas en Argentina donde se les acusa de procedimientos ilegales, o al menos abusivos, y donde Milei está replanteándose algunas concesiones, tanto que el propio presidente Rueda fue a Buenos Aires para negociar el tema con el presidente argentino. Al mismo tiempo Marruecos, que cada vez asoma como competidor, est limitando la pesca en sus aguas territoriales.
Otro tema en el que la Xunta invierte más que en ninguna otra ciudad gallega es en la rehabilitación del casco viejo. Hace años que constituyó un Consorcio en el que tiene el 80 o 90% del capital, y desde el comienzo hasta ahora lleva invertidos 150 millones d e euros. La verdad es que lo que se ha hecho ha sido excelente y a una zona que estaba degradada le han dado un cambio importante. Algunos proyectos recientes fueron la rehabilitación de un edificio para albergue de peregrinos y esta preparando otro para hacer una delegación del Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Una intervención que ha logrado regenerar una zona emblemática de la ciudad que estaba en semirruinosa. Aquí la Xunta se ha anotado un buen tanto, ya que posiblemente se la intervención urbanística más importante de las llevadas a cabo en muchos años.
Otro capítulo es la enorme cantidad de millones que se invirtieron- a través de una empresa privada- para construir el gran recinto hospitalario , que cada año cuesta 67 millones a la Xunta para amortizar la inversión privada. Y así podría seguir con temas menores. La verdad es que a ninguna otra ciudad gallega la Xunta ha dedicado tanta inversión, y a pesar de ello el iluminado alcalde no deja de quejarse que la Xunta en Vigo no invierte nada y que todo lo que se hace se debe al Ayuntamiento y al gobierno central. Una guerra política para tontos realmente. La realidad es otras: en el último informe del Consello de Contas se puso de manifiesto que casi todas las inversiones de Rueda se van a la provincia de Pontevedra, y que es aconsejable equilibrar el reparto territorial del presupuesto de la Xunta. Los que tendríamos que quejarnos omos los demás, Vigo debería estar muy agradecido a la Xunta.
Pues bien, aunque lo parezca, no voy a discutir las inversiones, aunque supongan una injusta discriminación para las otras ciudades, sino que, a pesar de ellas, la situación en que se encuentra Vigo es preocupante. Su excesiva dependencia de una multinacional del automóvil fue siempre una amenaza y ,ahora que el mapa mundial de la automoción se está recomponiendo, el futuro de la planta no está asegurada a medio plazo, por dos razones, la primera, porque la firma francesa, con una mala situación en el mercado, abre fábricas en Marruecos- la nueva localización de las firmas del automóvil europeas y chinas-,en Argelia, y amplía la de Turquía. La razón es clara: los bajos costes salariales, la baja fiscalidad y los apoyos gubernamentales. La segunda razón, el futuro del automóvil en Vigo está en cuestión a medio plazo, y no solo por la dependencia de la multinacional francesa que en España ya tomó opción preferencial por Zaragoza ( fondos europeos y fabricación de baterías), sino porque la fabricación del coche eléctrico va a reducir la mano de obra hasta quedar en el 30-40% de la actual.
Pero hay más razones para repensar la situación actual, pero destaca una: actualmente casi no quedan empresarios vigueses ni hay capitales locales relevantes. Un dato. En la lista de Forbes de las grandes fortunas, la mayoría están en A Coruña, pero también aparece Santiago ( Cortizo, Puentes, Finsa-Cambón) , Ferrol ( Freire-Megasa) , Lugo ( Lence, Somozas) , Ourense ( Perez Rumbao, Franquiera-Coren) , Pontevedra ( Nogar) y Vigo solo Iberconsa en la parte final. ¿cuál es la razón?, que actualmente casi todas las empresas importantes o son multinacionales del automóvil, o han sido compradas por empresarios de fuera: los astilleros por firmas asturianas y cántabras, la conserva y la calderería gruesa por China, las pesqueras por inversores europeos, y una tan emblemática como Pescanova sigue en búsqueda del mejor postor, mientras a Abanca le debe costra cerca de 90 millones de pérdidas al año. Es cierto que se mantiene el empleo, pero no la decisión y el beneficio. También en la automoción muchas empresas se han trasladado al norte de Portugal por las ventajas laborales y fiscales. Incluso en el sector servicios, un hospital tan importante como Povisa es de capital valenciano. La verdad es que Vigo en este momento es una economía asistida. Que eso ocurra nunca es bueno, pero si se trata de la ciudad con mayor población de Galicia la situación se complica más.
Vigo, siempre tan emprendedora, parece haber pedido el paso, y la excesiva dependencia del exterior la hace vulnerable y en algunos aspectos poco competitiva. Si seguimos por este camino el mantenimiento de la ciudad olívica y los sueños de grandeza de algunos, nos puede resultar inasumibles. Es importante que las instituciones viguesas, Ayuntamiento, Zona Franca, asociaciones empresariales etc, reflexionen sobre el futuro, para que la gran ciudad del sur vuelva a posicionarse como antes. Los centros tecnológicos ya los tiene, en startups ocupa un puesto principal en España, y recientemente se ha puesto en marcha una iniciativa muy significativa: la factoría de semiconductores. También va bien en la terminal de contenedores, siendo la segunda del Norte.
Claro que esa transformación debe procurar no competir con las demás ciudades gallegas, que en su mayoría van bien encaminadas hacia un cambio económico marcado por la economía digital y tecnológica, la internacionalización y la competitividad. En A Coruña, en Santiago, en Ferrol, en Lugo y también en Ourense ya están cambiando, y para comprobarle examinen la estructura productiva de cada una según la base de datos Ardan, y compárenla con la de hace veinte años. Vigo, en cambio, sigue manteniendo la misma estructura productiva que hace cincuenta años. La ciudad competidora de Vigo nos es otra ciudad gallega, es Oporto y juega con armas estratégicas muy bien pensadas, pero seguramente hay nichos de competitividad y ventajas de aglomeración para Vigo.
Parece que el alcalde se inclina por el turismo- condiciones no le faltan-, pero es insuficiente. Está bien que el alcalde encienda las luces de Navidad en el Planeta- es marketing- , que llene la ciudad de sistemas mecánicos de movilidad ( en una ciudad en cuesta es buena solución, aunque de costoso mantenimiento), que humanice cientos de calles, y ahora que se ponga a hacer túneles para recuperar espacios peatonales, eso si endosándole parte sustancial de la factura la Xunta “ como hizo en A Coruña” según dice. Claro que mejor sería que no encubriera la realidad con tantos subterráneos y pusiera en marcha una acción para hacer frente a la situación, al fin y al cabo, es economista. No se puede seguir pensando en la subvención, entre otras cosas porque la Xunta tiene una disponibilidad limitada y el Estado está excesivamente endeudado con una presión fiscal inasumible, y que tardé o temprano habrá que acometer un plan de austeridad. Vigo no puede ser una ciudad asistida, al contrario, siempre fue una ciudad emprendedora donde una saga empresarial admirable marcó huella en la Galicia del siglo pasado, pero que en este no tuvo recambio. ¿Paz Andrade de Pescanova, Fernández de Corporación Noroeste, de finales del siglo pasado?, ¿los Sensat, Curbera, Alfageme, Massó, Regojo, Álvarez, Cesáreo González de la mitad del siglo?, o antes García Barbón, Sanjurjo Badía o Policarpo Sanz. Ese es el horizonte.