Sobre la importancia y necesidad de contar con un aeropuerto en el área metropolitana…
Frecuentemente muchos coruñeses manifiestan que si se organizan bien las comunicaciones lo mejor sería cerrar Alvedro, por sus limitaciones técnicas, y concentrar todos los vuelos en Lavacolla. De haberse planificado bien el trazado del AVE posiblemente se hubiera podido pensar en esa posibilidad con el fin de conseguir una frecuencia mayor de vuelos y un incremento del número de destinos, a la vez que evitar incomodas cancelaciones. Lo mismo piensan en Santiago, ya que su área de influencia necesita incorporar la demanda coruñesa para alcanzar rentabilizar la desproporcionada terminal que en un brindis por el despilfarro, como en el Gaiás, han construido en Lavacolla. Ambas posiciones son convergentes y, los que así piensan, dicen que Alvedro debería ceder para beneficio de todos. Cabe una pregunta solo ¿ esto beneficiaría o perjudicaría a Coruña?
La respuesta la pueden dar los gestores del palacio de congresos, los que comandan la llegada de cruceros marítimos, los hoteleros que se benefician con los visitantes que atraen los nuevos destinos, las empresas que tienen sus mercados globalizados, y, sobre todo, las personas que por motivos de trabajo han de desplazarse en el día a los otros centros de negocios españoles y europeos. Probablemente la respuesta sería favorable a la rentabilización de Alvedro, y la opción contraría abriría muy preocupantes dudas de cara a mantener el empleo y la actividad de esas empresas o para favorecer la instalación de otras nuevas en el entorno urbano.
Como muestra vale el siguiente ejemplo: hace poco la compañía Turkish Airline optó por establecer un vuelo entre A Coruña y Estambul, porque en sus estudios vio un nicho de negocio. Por el retraso de la ampliación de la pista, y por la intromisión de la Xunta que mediante aportaciones monetarias sedujo a la compañía con el traslado a Lavacolla, el vuelo regular se inició en Santiago. Y ¿qué pasó? Las políticas de la Xunta y del Ayuntamiento compostelano que manejaron el tema pronto salieron a celebrar el éxito de la ciudad del apóstol. Y al mismo tiempo todos apadrinaron la promoción turística de Santiago, estableciendo, con patrocinio de la secretaria de turismo, actos de promoción en Turquía y en Japón, vendiendo siempre como destino a Santiago. ¿A quién benefició el traslado? ¿A A Coruña¿ ¿A Lugo? ¿Al depauperado Ferrol? no desde luego.
Pensemos un poco más. Ahora que un inversor extranjero puede comprar la vieja terminal de Lavacolla para convertirla en una plataforma logística, y que la Xunta tiene en sus planes crear otra plataforma de este tipo en A Sionlla con una nueva estación de mercancías, que pasaría si A Coruña se quedara sin terminal aérea. ¿Dónde se instalarían preferentemente las empresas? ¿? A donde se dirigirían los turistas? ¿Cuál sería el lugar de celebración de congresos? Que cada uno dé su respuesta.
En otro lado, está la realidad de otras regiones europeas. No hay ninguna ciudad de la Unión Europea con medio millón de habitantes en su área urbana y con casi un millón en su área de influencia, que no tenga una terminal aeroportuaria urbana próxima a la ciudad, y siempre a menos de 15 kilómetros. Otra cosa es que el aeropuerto internacional ocupe una posición centralizada geográficamente y conectada por ferrocarril con cada ciudad importante de la propia región. Pensemos además en Ferrol y cómo afectaría esto a su difícil competitividad con un aeropuerto a más de 100 kilómetros o lo mismo al norte de Galicia.
No todo es indiferente, y Alvedro bien conectado con los centros nacionales de negocios y con los grandes hubs internacionales no es nada indiferente para la economía metropolitana, sino todo lo contrario; Alvedro es una necesidad absoluta y la ciudad debe defenderlo, como está haciendo, frente a curiosas comisiones de coordinación que, bajo la apariencia de racionalizar los vuelos y evitar las duplicidades, y que solo reacciona cuando algo puede suponer una amenaza para una gran terminal que no logra captar viajeros. Lo importante no son los intereses de las ciudades sino las necesidades de los ciudadanos, de las empresas, de los turistas, de todos los usuarios. Además, en el mundo de hoy, y en el de mañana también, los motores son las ciudades que funcionan como polos económicos metropolitanos, y cualquier estrategia que reduzca su potencial de competitividad significa una pérdida de posicionamiento en el nuevo contexto económico mundial. Lo demás son solo debate localistas y a menudo pueblerinos. La Asociación Metropolitana Coruña 3.0 defiende, por eso, la necesidad de disponer de un aeropuerto urbano que atienda las demandas reales de la población y de las empresas, porque cuando Alvedro tiene una oferta aceptable los datos de ocupación son siempre los más favorables. Estos son los hechos. Y nada impide que los tres aeropuertos convivan y que la coordinación se base en criterios de rentabilidad de las líneas aéreas, es decir, en la demanda local.