Las últimas noticias nos informan de la entrada de nuevos inversores para hacerse con algunas de las principales empresas de Vigo, haciendo que la mayoría de sus corporaciones industriales sean ya de capital extranjero, es decir que tengan sus centros de decisión fuera de Vigo y de Galicia. Algunos ejemplos. Los chinos compraron la conservera Albo y la metalúrgica Censa, los bancos se hicieron con Pescanova, Stellantis-antigua Citroën- toma decisiones a favor de Zaragoza, los astilleros- tras muchas vicisitudes- van a manos de constructores navales cantábricos, una vez de Santander, otra de Gijón y también de Bilbao. La industria de componentes de automóvil, en su mayoría de inversores de fuera se deslocalizan hacia el norte de Portugal. Y, por si fuera poco, la gigafactoría española de baterías estará en Sagunto (en Vigo habrá otra más pequeña) alimentando el triángulo automovilístico Barcelona-Mataró, Valencia-Almussafes, y Zaragoza-Figueruelas.
Para buscar una comprobación empírica de lo anterior, examiné los nombres de las 25 empresas más importantes de Vigo para ver cuál era su sede. Ya sabemos que el efecto-sede es muy importante para el desarrollo regional y urbano (como ejemplo Inditex). Este fue el sorprendente resultado: solo nueve de las 25, son empresas de origen vigués y con sede en Vigo; de ellas, seis del sector pesquero (principalmente congelación, procesado y pesquerías en lo que Vigo es líder internacional) , una es del sector de la moda ( Bimba y Lola) y la ultima de componentes automovilísticos ( Dalphi Metal) . A ellas se añaden otras radicadas en Porriño como Zendal que es ya un referente nacional y puede ser también internacional en industria farmacéutica. Las 16 restantes, todas ellas en manos de inversores de fuera, están en su mayoría relacionadas con la fabricación y montaje de automóviles, y algunas en el sector servicios (Povisa y Geriatros, ahora compradas por inversores foráneos
Si estos datos son correctos (la fuente es el Directorio empresarial español de Universia) es inevitable volver la mirada atrás y traer una visión nostálgica del poderío industrial vigués de los años cincuenta. Examino documentación de aquellos años y acudo a mi memoria. Entonces, Vigo se configuraba como un gran centro empresarial endógeno, significándose como el primero de Galicia y uno de los principales de España. Además de las empresas pesqueras que entonces eran las principales, había otras de fabricación de artículos de consumo de reconocido prestigio en el mercado nacional. Estas eran algunas: la marca de porcelana santa clara del grupo de Industrias Álvarez, las máquinas de coser Refrey de Hermanos Freire, camisas Dalí de Regojo, el desinfectante ZZ de Zeltia Porriño, y las míticas marcas de conservas de pescado de Miau de Alfageme, Albo, Palacio de Oriente, Masso, etc. Sin olvidar que ya entonces las grandes empresas pesqueras estaban entre las más importante y más innovadoras de España: Beiramar, Cordeleria Mar, la naciente Pescanova, y otras que los viguese recordarán mejor que yo. A esa nómina se sumaban los importantes astilleros de la ría, con Barreras, Vulcano y Freire en primera línea. Y alrededor industrias metalúrgicas, químicas, textiles, y más. No es de extrañar que a su amparo surgieran grandes cadenas comerciales, como la de Alfredo Romero cuya sede en Príncipe era uno de los comercios más modernos de toda España; y a él se sumarían otras cadenas como Simeón-con tiendas en toda España- y Tobaris con establecimientos en toda Galicia. Eran años en que la alta costura internacional hacia parada en Vigo (El Lubre) y los servicios personales y al consumo estaban entre los mejores de Galicia. Y todo ello antes de que llegara lo que entonces era una modesta planta de ensamblaje de Citroën a la Zona Franca. Detrás nombres de grandes grupos empresariales: Masso, Alfageme, Regojo, Barreras, Sensat, etc que hacían de Vigo una ciudad adelantada en el Atlántico, la Barcelona de Atlántico como entonces se llamaba, no tanto como una realidad sino como una aspiración de futuro. El puerto era el principal de pasajeros en Galicia y uno de los más internacionales de España. Así se dibujó aquella ciudad empresarial, innovadora, próspera muy emprendedora, donde también florecieron iniciativas culturales que marcaron la avanzada del galleguismo en Galicia. Vigo era el faro económico de Galicia y su luz marcaba un gran futro.
Desde entonces, la geografía económica del Vigo actual ha cambiado mucho, y su posición en Galicia también. Si en la ciudad olívica solo 9 de las 25 principales empresas tienen adn vigués en la otra gran ciudad gallega, La Coruña, son 22 de 25 las que tienen su origen y sede en la ciudad; si el área de Coruña aporta el 45,34% al VAB gallego, la de Vigo lo hace en el 17,68%: si el 31.36% del empleo regional radica en el área coruñesa, solo el 19.03% corresponde a Vigo; si el 40.23% de los ingresos generados en Galicia son coruñeses, los que Vigo aporta son el 21.62%. Solo en la población cede Coruña: Vigo tiene el 15,58% frente al 14.72% del área coruñesa. Son datos de Ardan la fuente de la Zona Franca de Vigo que hablan por sí solos. Esta comparativa y el recuerdo del pasado nos hacen ver cómo han cambiado las cosas. La Coruña de los años cincuenta era una ciudad de funcionarios, comerciantes, pescadores y trabajadores de servicios preferentemente en un puerto que no era más que una sombra de lo que había sido en el pasado. El motor de la economía y el desarrollo urbano oscilaba en torno a la figura de Pedro Barrié de la Maza dueño del grupo Pastor-Fenosa. Hoy, en cambio, es con diferencia-las cifras lo dicen- el principal centro empresarial de Galicia y uno de los más dinámicos e innovadores de España. En conclusión: el mapa económico urbano de Galicia ha experimentado un giro radical.
Ahora que empezamos a escribir un nuevo capítulo marcado por la transición verde, la inteligencia artificial, las nuevas fuentes de energía, la economía circular y la sostenibilidad en general, parece percibirse que este liderazgo se puede acrecentar, principalmente si incorporamos al área coruñesa la de Ferrol que está entrando en una fase de cambio muy notable, es decir si consideramos la región urbana/metropolitana de la Ciudad Ártabra como un todo. Así lo vengo defendiendo desde el año 83, cuando lo plasmé en un libro sobre la futura organización territorial de Galicia y que muchos años más tarde habrían de recoger en su texto las Directrices de Ordenación del Territorio de Galicia. Lo que los políticos no fueron capaces de ver, la propia dinámica del sistema económico lo va a lograr. La Galicia actual es por eso y por otras razones un claro ejemplo de cómo la iniciativa privada siempre ha ido muy por delante de la política. Como ocurre actualmente en el caso coruñés, y como acontecía en la metrópoli que empezaba a fraguarse en el Vigo de los años cincuenta .