¿A Coruña va bien?

Sobre la realidad oculta de un área en la que todo parece marchar bien…

Realmente si hacemos una comparación estadística entre A Coruña y su área metropolitana con las demás ciudades de Galicia, constatamos una y otra vez que las cosas van bien para nuestra ciudad. La economía urbana va bien, nos hemos fortalecido como centro financiero regional, y como centro de industrias tics, el tirón comercial se recupera, el turismo va bien, el aeropuerto remonta,  la iniciativa empresarial repunta, y, por fin, nuestra población metropolitana es la que más crece en términos absolutos. Entre Carballo y Betanzos se extiende el polo demográfico, económico, y empresarial de Galicia.  También algunos municipios como Oleiros y Sada dan los mejores índices en calidad de vida, en tamaño medio de la vivienda, en renta por hogar, y en licencias de construcción. Oleiros se ha convertido en objeto de atención de la prensa nacional e internacional, y A Coruña empieza, por fin, a promocionarse en el mercado urbano español, y gracias a Inditex y a ser la residencia del tercer hombre más rico del mundo, se conoce y es objeto de atención mediática internacional.

Todo podría hacernos pensar que estamos bien y más aún con la que está cayendo, pero no hemos de quedarnos en el conformismo, porque si miramos a otras ciudades españolas y europeas del mismo tamaño y parecido rango, el balance ya no es tan positivo. A nivel europeo nuestra tasa de paro, el índice de envejecimiento, la baja natalidad y, como lo más negativo,  el trasporte público. Razones: principalmente la carencia de tranvías modernos y ferrocarril metropolitano;  también el excesivo uso del automóvil en el centro de la ciudad y en los desplazamientos intrametropolitanos, lo cual conduce a un incremento del efecto ambiental sobre el consumo energético y el cambio climático. Tampoco nuestro urbanismo es ejemplar, ni mucho menos, y el centro histórico, en toda su extensión, es uno de los menos cuidados de todas las ciudades. Incluso una de las más difundidas guías turísticas internacionales ha borrado a nuestra ciudad de los lugares de interés a visitar y también de los mapas. La razón aludida: tener el centro histórico invadido por los automóviles, lo cual funciona en detrimento del atractivo turístico. Me refiero a la Guía Verde Michelin en versión internacional. Podría añadir más cosas, pero creo que es suficiente con lo dicho, para comprender que lejos de una actitud conformista y autocomplaciente hemos de mirar con ambición y poner la mirada en los que deben ser nuestro modelos. Y no es difícil, solo es necesario tener claras las ideas y los objetivos.