Hace unos días un concejal coruñés, encargado de la promoción de la ciudad, lanzó la idea de que nuestra ciudad debería orientarse más al turismo de calidad que al turismo masivo donde importa más la cantidad, como Santiago y Vigo. Y puso como objetivo a alcanzar a San Sebastián. Me parece muy acertada esta idea. Ese es el camino, pero para lograrlo Coruña debe cambiar radicalmente su enfoque del urbanismo, de la hostelería, de los hoteles, y de la oferta cultural. No es que estemos peor, al contrario, en algunos aspectos sobrepasamos a la ciudad vasca, pero nos falta- en todo- dar ese salto de calidad que marca el diseño urbano y el buen gusto. Un valor diferencial que la ciudad donostiarra ha ido cumulando desde hace mas de ciento cincuenta años, cuando- por decisión real- se constituyó como una de las ciudades balneario más aristocráticas de Europa. Y lo digo desde la experiencia de haber pasado más de veinte veranos en tan magnifica ciudad. Todavía los sigo echando de menos.
El objetivo está bien planteado, pero necesita un plus de calidad total, y como ejemplos pongo los siguientes:
- Diseño urbano: la mejora de la fachada urbana marítima a lo largo de todo el paseo es perentorio. Junto con actuaciones encomiables hay otras poco acertadas. Tal vez la renovación de Orillamar marque el inicio de esa reforma total, pero aún es pronto para afirmarlo. Hoy la fachada urbana marítima no es muy afortunada, aunque nosotros nos hayamos acostumbrado a verla así y no percibimos ni el feísmo ni las carencias. Habría que rediseñarla con nuevos elementos, con un tratamiento de las fachadas (como se hizo en la playa de Gijón) y a la vez exigiendo más calidad a lo que se haga de nuevo. Lo mismo ocurre con el nuevo frente portuario. Hasta ahora los proyectos presentados no dan el nivel que ese espacio excepcional merece y menos si se quiere mirar a la excelencia urbana, en cuyo caso Bilbao sería el mejor ejemplo. Es nuestra última oportunidad.
- La gastronomía. La oferta coruñesa ha mejorado mucho, pero aún le queda recorrido para emular a la vasca, y no solo por la elaboración de los productos, y menos de su calidad, sino por la presentación e higiene de los locales, la imagen ordenada de las terrazas, y el trato y formación del personal. En esto aun tenemos mucho que mejorar.
- Los hoteles. Tampoco la oferta hotelera tiene el nivel necesario. Hay muy buenos hoteles, pero falta ese gran hotel que tantas veces los empresarios han propuesto, porque para un determinado segmento de demanda es un equipamiento imprescindible. Pudo haber sido el Finisterre, y de hecho lo fue en su tiempo, como antes los fue el Atlantic, pero ahora ya es muy difícil recuperar el esplendor pasado. La ciudad necesita un gran hotel de lujo frente al mar.
- La oferta cultural. En cuanto a la oferta cultural poco tenemos que mejorar, aunque hay un campo amplio de actuación en la mejor promoción de las actividades culturales, y en la creación de paquetes turísticos de fin de semana que aúnen ofertas culturales- música, opera conciertos, exposiciones- con visitas organizadas. Eso lo hacen muy bien en Oviedo y en Bilbao. Tampoco estaría de mas un nuevo edifico cultural que marcara la nueva imagen, y para ello el puerto es el lugar adecuado. Este espacio está llamado a ser el espacio emblemático de la ciudad del siglo XXI, como antes lo fue en la primera mitad del siglo XX El Relleno y Los Cantones, y en la segunda mitad La Marina y El Parrote.
- La oferta balnearia. Es cierto que San Sebastián tuvo la suerte de conservar el hermoso edifico del antiguo balneario marítimo, “La Perla” y también el acierto en su recuperación reciente. En nuestro caso, en su día se construyó Termaria que llegó a ser considerado el mejor balneario urbano de España, pero nació con un planteamiento erróneo: estar alejado del mar. Al menos desde el punto de vista turístico. Algo parecido pasa con las playas. Tanto las de la ciudad como algunas de la bahía deberían contar con mejores servicios para los bañistas visitantes que busquen calidad, y para ello la existencia de un hotel de playa con piscina y un nivel de calidad alta sería un buen paso.
- El transporte turístico. Y si hablamos de las ciudades vascas, también en el transporte turístico nos dan paso con honda. Teníamos un tranvía histórico excepcional pero la falta de visión turística y comercial lo llevó el desguace ¿estamos a tiempo de reponerlo? ¿entre la Torre de Hércules y el Monte de San Pedro? ¿entre La Marina y la plaza de Ourense cuando se soterre la avenida del puerto? o uniendo La Ciudad Vieja con La Marina hasta Los Cantones tras su peatonalización para facilitar la movilidad interior? Es difícil ahora, pero es cuestión de voluntad. El caso es que en A Coruña el transporte turístico prácticamente no existe. También en eso habría que mirar a San Sebastián donde un bus turístico enseña toda la ciudad, un minitren turístico por el centro permite un acceso fácil al funicular del Monte Igueldo, y donde embarcaciones bien equipadas ofrecen un programa de excursiones por mar bien organizadas y programadas. También Bilbao utiliza el tranvía, el barco y el bus turístico para ayudar a los visitantes a conocer la ciudad.
Son muchos los frentes, porque muchas son las carencias, y porque el salto de calidad es muy exigente, y más si se pretende alcanzar la excelencia urbana como destino turístico y vivencial. La Coruña en los últimos años ha seguido una trayectoria dominada por la vulgaridad, la tendencia imitativa y la pérdida de identidad. Es difícil, pero podemos lograrlo. Es cosa de planificar el futuro inmediato, pero mirando al plazo medio y largo. Las intervenciones no se deben prolongar demasiado en el tiempo. Para empezar por lo más fácil esta podría ser una buena tarea: mejorar el ajardinamiento y la pavimentación de los espacios más visitados.