A Coruña del futuro: un proyecto con retraso

En nuestra ciudad el principio de la segunda década del siglo XXI vino acompañado de grandes proyectos para el futuro de la ciudad. Todo indicaba que iba a ser a corto plazo un impulso muy positivo para recuperar la etapa anterior, cuando la crisis financiera, la sesgada política municipal y el covid encadenaron sucesivas situaciones de crisis. No olvidaré aquella escena que nos dejó un congreso que trajo a la ciudad los grandes empresarios españoles movidos por el entonces CEO de Inditex Pablo Isla. Se trataba de aprovechar la oportunidad para vender la ciudad a posibles inversores y decisores. ¿y qué pasó? El alcalde de la Marea en la mesa inaugural arremetió contra el capital, y en la puerta un grupo afín desplegó pancartas y gritos en contra de Inditex. Naturalmente aquella ciudad no era la más propicia para atraer inversiones, crear empleo o emprender un nuevo impulso. Y eso que estaba muy bien situada. Otras ciudades ocuparon su puesto porque aquí el sesgo ideológico sigue siendo un obstáculo para avanzar.

El nuevo protagonismo fue para Málaga, que con un magnífico proyecto de ciudad- hoy sobrepasado-  y un apoyo decidido a la cooperación público-privada se posicionó como  alternativa a las ciudades innovadoras del siglo XX, es decir Barcelona,  Bilbao y Valencia. Tenía a su favor el clima y un parque tecnológico que ahora es el mejor de España, H; Ahora, tras la decadencia económica de Bilbao y Barcelona- la capital de la Costa del Sol es la que atrae más inversión extranjera y el primer polo de industria tecnológica: nuevas multinacionales de la tecnología anuncian semana tras semana su implantación en el Málaga Valley, atraídas por la decisión de Microsoft de instalar allí una gran factoría de microchips. La apuesta cultural del turismo urbano fue también muy celebrada, pero los excesos cometidos la sentenciaron. Hoy- con 32 museos carentes de contenido que los justifique- es vista como un “botellón cultural” y los cruceros están ya en el camino de la masificación turística, y de la banalidad cultural. Estos últimos años, han caído en la especulación más atronante y la inversión árabe anuncia afrentas a la imagen y a la identidad urbana injustificables. Málaga se ha pasado de rosca, o como se suele decir, murió de éxito. Pero otra ciudad, inesperadamente le tomó el relevo, porque las ciudades no se paran y las oportunidades surgen, de modo que si una deja de hacer lo acomete otra.

Zaragoza es ahora una opción de futuro, a pesar de que hace apenas cinco o seis años Valencia era el futuro y A Coruña se veía por expertos como una alternativa. Hoy en día es la ciudad española con más inversión extranjera de España, y hablan de 6000 millones en proyecto y miles de empleos de calidad. Razones: la privilegiada situación geográfica, el declive de Barcelona y Bilbao, la positiva política de suelo y unos proyectos de promoción urbana magníficos, más la aprobación decidida de una nueva oferta de energía eólica, aprovechando la fuerza del viento que allí llaman cierzo. Hoy las nuevas tecnologías requieren un alto consumo de electricidad y para ellas la eólica es fundamental. Algunos datos: Inditex amplia su gran plataforma logística y anuncia otra nueva de enormes proporciones con más empleo en total del que tiene en Arteixo; Amazon, Google y Microsoft tramitan sus data centre con miles de empleo cada una; Stellantis, que esta dubitativo con el futuro de la planta de Vigo, se alió con una firma china par instalar la gran gigafactoria de baterías,  después de solicitar al Gobierno Central 500 millones,  450 para Zaragoza y  50 par Vigo . El futuro de Zaragoza es indudable, y con los nuevos proyectos estratégicos la historia no acaba aquí. ¿Y Coruña?,  Ha perdido el paso, los retos políticos son el peor escenario posible, el freno a la eólica también, y por si fuera poco las trabas a la cooperación público-privada  agravan la situación.

Y no es que nos falten proyectos, ni que no hay inversores, no es eso, es la política local y las controversias ideologías las que está poniendo en cuarentena lo que podía ser un gran proyecto de ciudad. No todos los partidos son culpables de igual manera, pero ninguno está libre de culpa. El caso es que el tiempo pasa y la lentitud en la gestión exacerba muchos coruñeses, a mi entre ellos. De las cuatro patas en que se asienta el proyecto de ciudad , algunas funcionaron muy bien otras no tanto.

1.-La parte empresarial y particularmente las empresas tic, han experimentado un despegue en número, creatividad y competitividad. Hoy a la economía está absolutamente internacionalizada, incluso empresas medianas y pequeñas, y A Coruña es en algunos sectores un polo mundial.  El efecto Inditex está siendo una palanca excepcional. De hecho, con alguna frecuencia se reciben noticias de multinacionales que instalan o trasladan su sede para Europa y en algún caso su sede global (Appel plus, Resonac, por ej.). Tenemos una gran ventaja, y es que el fuerte del tejido empresarial coruñés pertenece a empresas familiares ( Inditex, Abanca, Estrella, Altia, Luckia, Northus, Aluman, Horta, Calvo, Greenalia,  etc)  y sus directivos están en muy buena disposición para contribuir al progreso de la ciudad. Solo faltan grandes proyectos innovadores y competitivos y una interlocución fluida con los gestores públicos locales . Y eso no existe.

La pata universitaria, tuvo sus altos y sus bajos. Entre los altos hay que poner en primer lugar le proyecto magnifico en su planteamiento de la Ciudad de las Tics, surgido de la cooperación del CITIC y el Clúster Tic, pero en lugar de dar un salto como se esperaba quedó estancada y ajena a los canales financieros abiertos. No hay ninguna empresa tecnológica importante que tenga interés en implantarse. Posiblemente se hayan pedido oportunidades. Razones: la Universidad sola no podía liderarlo por falta de musculo financiero y negociador, el gobierno local no tenía instrumentos ágiles ni capacidad para impulsarla y atraer inversiones, y como consecuencia así se quedó. Solo el Clúster Tic- con su sueño en la recámara- y la Xunta de Galicia con la tecnología como prioridad- podían liberar o co-liderar el proyecto, pero los protagonismos locales se cerraron a compartir el control. Ahora, por fin, el futuro se ha abierto a esas posibilidades, pero en el camino se han perdido al menos dos años. Y en estos tiempos es no es poco.

La tercera pata, el puerto. La gestión propiamente portuaria-puerto exterior, traslados, infraestructuras de enlace- van al ritmo adecuado, pero la captación de grandes inversores internacionales va más lenta de lo esperado, llevando el proyecto Green Port a una situación de stand by.  Todo sigue adelante, pero sin avances destacados, tanto que Ferrol en algunos aspectos nos ha pasado por delante, de lo que mucho me alegro porque las dos ciudades forman parte de una misma región urbana. El caso es que la falta de financiación está retrasando la construcción y urbanización de los nuevos muelles donde las nueve grandes proyectos empresariales aprobados, con miles de millones de inversión, quieren instalarse.  El puerto solo tiene un arma financiera: vender suelo a la iniciativa privada. Como hicieron en todas partes, pero aquí el movimiento político rema en otra dirección. Así es imposible.

La cuarta pata, el gobierno local. Nunca dudé de la buena voluntad, ni de su empeño por mejorar y relanzar la ciudad hacia su segunda modernización ( más bien la tercera) , como les gusta decir, dejando la primera para Paco Vázquez.  Y muchas cosas se han hecho, importantes inversiones inmobiliarias se lograron, se han agilizado las licencias y llegaron las mayores empresas nacionales y alguna internacional de la mano de uno de los primeros arquitectos del mundo, para promover nuevos desarrollos urbanos y miles de viviendas (no faltaron protestas tampoco en esto) , y desde el punto de vista urbanístico se camina hacia la excelencia urbana. El crecimiento demográfico y económico de la ciudad y su área metropolitana atestiguan la buena marcha adquirida. En ámbitos como el turismo de calidad, los grandes eventos de proyección exterior, los ciclos musicales de primer nivel, y los esfuerzos por la humanización y la movilidad sostenible los aciertos son patentes. Sin embargo están saltando algunas alarmas en los proyectos de desarrollo urbano de mayor alcance: la sede de la AESIA ( Agencia Española de Inteligencia Artificial)  que tanto costó lograr, tuvo que arrancar en Madrid ,a pesar de haber pasado dos años, porque aquí el edificio que la asignado sigue pendiente de rehabilitación; acaban de aprobar la sede para el Mundial de Fútbol, asociada a un gran proyecto de transformación urbana- una magnífica noticia- pero la interlocución  entre el gobierno local y la propiedad del club no es tan fluida y abierta como debería, y del Inversor norteamericano no se si hay garantías ( tal vez sea mejor que no se sepa porque a buen seguro los de siempre pondrán el grito en el cielo) .  Y me queda lo sucedido con el nuevo frente portuario, el mayor proyecto urbano que la ciudad ha tenido nunca. También aquí el retraso se une a la perdida de oportunidades, mientras el afán por el protagonismo político lleva años sumido en la confrontación o la desconfianza. Voy a contar solo un hecho que en su día recogieron los periódicos : cuando el anterior presidente de la Xunta, coruñés de residencia, se marchó a Madrid, había dejado 20 millones de euros para financiar la compra de suelo portuario y contribuir a aliviar la deuda, y 17 para la prolongación del túnel hasta una gran rotonda a la altura de la plaza de Ourense. La idea era peatonalizar la superficie y conectar con corredores verdes los Cantones con los muelles, tal como Jooan Busquets había propuesto en el plan general vigente. Le acompañaba un plan financiero para encauzar el pago de la deuda, y así poder avanzar en el proyecto del frente marítimo. Pero, de momento todo se perdió (aunque puede recuperarse) porque la oposición – el gobierno no es en mayoría- es contraria a la entrada del capital privado. Todo lo tiene que hacer el Estado, aunque eso no sea posible ni viable. Resultado:  lo que ya podría estar terminado ni siquiera está proyectado. A cambio: unos estudios del frente marítimo tan ramplones como care nets de creatividad: menos mal que al final las cosas empezaron a cambiar y ya se admite convocar un concurso internacional entre los arquitectos más creativos. Ese era el camino, pero perdimos demasiado tiempo y no poco dinero.

Mientras tanto se hicieron muchas cosas positivas y es justo señalarlas para no ser derrotista- urbanismo, sostenibilidad, humanización, intermodal, nuevo hospital, etc., pero los grandes proyectos tractores siguen con el motor al ralentí. ¡qué lástima que ese gran proyecto de ciudad siga sin arrancar. Una receta: abrir la gestión de la ciudad a la cooperación público-privada, y a la colaboración interadministrativa. Y para ello es necesario crear un instrumento que agilice la gestión, y así evitar el bandazo político de cada momento. En esto sigue siendo un buen modelo Bilbao. Posiblemente el mejor de todos.