Sobre la crítica situación del tren que circula entre Ferrol y A Coruña y la necesidad de promover proyectos que conciencien sobre las mejoras necesarias en este tramo ferroviario.
Las más importantes empresas alcanzadas por los pueblos y por la humanidad, exigen en primer lugar tener claro y definido lo que se busca, segundo, formar conciencia colectiva en la sociedad que se pueda beneficiar y de los dirigentes que deban llevarlo a cabo y, en tercero, habilitar los medios económicos, humanos y materiales que se precisen durante el tiempo suficiente hasta alcanzar el objetivo final perseguido.
Aplicando esta sencilla receta al caso de la comunicación ferroviaria moderna entre A Coruña y Ferrol, nos encontramos con que ambas ciudades y sus entornos se hallan muy lejos de conseguir la efectiva implantación de un ferrocarril del siglo XXI que actúe como soporte y motor de la comunicación rápida, frecuente y confortable entre las dos áreas geoeconómicas, cuyos nodos no distan más de 20 kilómetros entre sí, pero que están separados por 70 minutos de viaje en tren.
Las grandes inversiones sólo llegan tras la concreción de proyectos ilusionantes que se ofrecen a la sociedad y que ésta asume como beneficiosos, o incluso imprescindibles, para su vida y el desarrollo futuros.
Si formulásemos una encuesta a la población del Golfo Artabro, me temo que no pasaría del 15% el conocimiento y la conciencia ciudadana sobre la conveniencia y necesidad de contar con una línea ferroviaria de Altas Prestaciones, apta para circular a 250km/h y compatible con el transporte de mercancías. Incluso una parte de las respuestas serían contrarias o no coincidentes sobre la solución ferroviaria a aplicar.
Por ello lanza la idea la Asociación AMC 3.0, de iniciar un “Proyecto informativo” de concienciación, dirigido a las entidades públicas, empresariales, cívicas y ciudadanas en general, sobre las ventajas y beneficios que se derivarían de disponer de comunicación ferroviaria rápida entre los núcleos de A Coruña y Ferrol. Los contenidos y los mensajes deben perseguir la máxima objetividad y afrontar de forma seria y rigurosa, los eventuales costes de inversión y las esperables tasas de retorno en sentido amplio, no puramente economicistas.
Disponemos en la Asociación de mentes preparadas, privilegiadas y capaces de afrontar este Proyecto Informativo cuyo resultado, en una fase posterior, debería ser comunicado y expuesto a la opinión y juicio de las entidades y ciudadanía. Me muestro convencido de que esta iniciativa tendría al menos, la virtualidad de poner el tema en candelero, de exigir pronunciamientos favorables, de rechazo, o de sencillo enriquecimiento de las propuestas formuladas.
Con el horizonte de tres años de unas nuevas elecciones locales, el tema debería hallarse en la calle y ser objeto de pronunciamiento en los programas de los partidos. El objetivo debe ser “que la gente hable del tren A Coruña-Ferrol”… y los partidos políticos deben ver el tema como una oportunidad para reivindicar y exigir, de una vez por todas, la satisfacción de esta necesidad. Primero ante el Parlamento y la Xunta de Galicia, que deben ponerse al frente de la manifestación ante el Gobierno central, donde no carecen de argumentos, pues este tramo A Coruña-Ferrol forma parte del “Eixo Atlántico”, aprobado y vendido por los sucesivos gobiernos del Estado, como el ferrocarril que unirá y comunicará toda la Galicia costera desde Ferrol hasta la frontera con Portugal.
Las argumentaciones en sentido de resaltar la discriminación que supone esta carencia frente a casos similares, con ser importante, no debe formar parte de los mensajes principales. La línea de Altas Prestaciones (Velocidad Alta) entre A Coruña y Ferrol debe ser construida por las razones objetivas y de desarrollo futuro que el Proyecto debe dejar claramente establecidas.
Y si la inversión resultante supera las disponibilidades habituales de los presupuestos de Fomento, no debemos caer en la tentación de aceptar una solución de baja calidad para que el Gobierno X la quiera inaugurar en “su legislatura”. El objetivo debe ser ambicioso, y si no se alcanza en 4 años, será en 8, pero con garantías de que seguirá siendo útil dentro de 100 años, que como mínimo ya tienen hoy todas las líneas ferroviarias, incluida la de Betanzos a Ferrol que, si se quedó obsoleta desde los años 80s, es porque fue diseñada y construida con los estándares más bajos y reduciendo a mínimos la inversión. Algo que pretende reproducir el Gobierno Central actual.