Sobre la necesidad de continuar con la mejora de las infraestructuras, y no dejarlas en el olvido.
Cuando llegó a España la democracia y, entramos en la Unión Europea, súbitamente nos dimos cuenta de que nuestras infraestructuras eran absolutamente insuficientes. Había que modernizarse y poner nuestras infraestructuras al nivel de Europa. En el año 75, la renta per cápita alcanzaba ya el 75% de la de Europa, pero nuestras infraestructuras eran muy inferiores a las de la media de Europa y de las que corresponderían a un país de 4.862 euros de renta per cápita (en 2.014 22.700 euros) y, repentinamente nos dimos cuenta que había que modernizar el país.
Los partidos que ahora se llaman de la casta lo asimilaron y lo transmitieron a la ciudadanía. A consecuencia de la entrada de España en Europa con los fondos de ayudas de estos países, España acometió un avance colosal en sus infraestructuras, que nos ha colocado en un nivel en la franja media-alta, teniendo unas infraestructuras más que aceptables. En parte, gracias a este avance de nuestra renta per cápita, que ha avanzado casi 5 veces en 40 años.
Ahora, en este nuestro país de bandazos se ha impuesto la errónea idea que ya no hacen falta más infraestructuras, que ya está todo hecho y que no hay que acometer nada más en los próximos años. Esta idea viene de que en otros países como Irlanda supuestamente se ha invertido más en I+D que en “paseos marítimos o autopistas” y les ha ido mejor que a nosotros, algo absolutamente incierto.
Pero este concepto de que todo está hecho y que no hacen falta más infraestructuras, puede ser válido para la generalidad del país, pero es absolutamente erróneo para los espacios económicos de alto crecimiento.
Hay que discriminar las áreas metropolitanas de alto crecimiento, de las que están más estancadas o en recesión. Estas últimas necesitan un apoyo constante. Es lo mismo que si a un niño que está creciendo no le cambiamos su ropa, sus zapatos ¿qué pasa? Pues su miembros se atrofian y se para el crecimiento no crece.
Pero lo más dramático es que esta idea de que todo está hecho parece que reza para los actuales dirigentes de nuestro ayuntamiento: no es necesario acometer las grandes infraestructuras imprescindibles para seguir avanzando, para que siga avanzando Galicia, y esto es trágico y muy preocupante.
Por eso, espero y rezo todas las noches para que los dirigentes actuales de la cabecera de la comarca de La Coruña, que genera ya, según ARDAN, en 2013 el 43,6% del valor añadido bruto o facturación de las empresas gallegas (Vigo 18,5%) , entren en razón y no paren el avance de nuestra comarca. Sé que no van a diseñar ninguna nueva infraestructura pero por favor, no paréis la implicación de Alfonso Molina, el Vial 18, el tren a Langosteira, la Cuarta Ronda, Alvedro…