Sobre la situación actual del transporte ferroviario entre A Coruña Y Lugo,potencialidades y déficits.
Y viceversa ¿Por qué los lucenses no vienen en tren a Coruña?. La respuesta es común: unos y otros no viajamos a los destinos citados porque carecemos de trenes que nos lo permitan.
Entre A Coruña y Lugo hay línea ferroviaria desde 1875. Fue ampliamente utilizada hasta los años 70s del siglo pasado. Desde entonces inició su decadencia. La introducción paulatina del automóvil privado fue la primera causa, pero la mejora de la carretera Nacional VI en los años 80s y la apertura de la Autopista A-6 en los últimos años del siglo XX, decantaron definitivamente el tráfico ferroviario entre las dos ciudades hacia la carretera.
Mientras esto sucedía, el ferrocarril, carente de un espíritu empresarial gestor y de negocio, al depender de una empresa-administración estatal que no estimaba a los viajeros como algo propio a defender, contemplaba pasivamente la situación y no supo o no quiso contrarrestarla.
Podía haberlo hecho, pues todo medio de transporte actualiza periódicamente sus redes, sus sistemas, su material móvil y sus ofertas comerciales. La carretera que hoy utilizamos para desplazarnos entre Lugo y Coruña, es la tercera generación de mejora que nos ha tocado vivir, reformando primero, construyendo después una carretera Redia y duplicando la ruta con una autovía de última generación después. Inversiones cuantiosas se hallan detrás de estas mejoras. Los vehículos- turismos o autocares- que utilizamos hoy nada tienen que ver – en potencia, comodidad o velocidad- con los que usábamos en los años 70s.
Mientras tanto, durante los últimos 50 años transcurridos, el ferrocarril careció de inversiones significativas más allá del gasto en mantenimiento y alguna rectificación de curvas. La línea sigue siendo esencialmente la inaugurada hace 140 años, y ni siquiera los sucesivos Gobiernos promovieron la electrificación de la misma. Esto, que es explicable en un régimen unitario de Estado, ya no tiene defensa en el régimen autonómico desde 1981, en que Galicia dispone según su Estatuto, de competencias en infraestructuras y servicios ferroviarios.
Los convoyes que circulan en la actualidad sí pertenecen a modelos modernos que pueden desarrollar velocidades de hasta 200 km/h, tienen comodidades propias del siglo XXI, y pueden recorrer los 115 km ferroviarios entre Coruña y Lugo, en poco más de 1 hora y 20 minutos.
Este tiempo es totalmente competitivo con el autobús, que emplea 1 hora y 15 minutos en los 6 servicios “directos”, esto es, “sin paradas intermedias” que circulan por la Autovía A-6 , y con los 4 servicios que hacen la ruta por la carretera empleando 2 horas.
Siendo así… ¿Cómo es que en la actualidad no nos planteamos viajar por ferrocarril entre Lugo y A Coruña? La razón es la Oferta de Servicios totalmente disuasoria para la mayoría de los que podríamos tener interés en realizar este viaje por tren. Analicémosla.
En el sentido Lugo-Coruña, los lucenses disponen de 3 servicios al día frente a los 10 por autobús. Pero en ningún caso pueden llegar a Coruña antes de las 10:20 de la mañana, pues el primer servicio sale a 8:24 y realiza ¡14 paradas ¡ intermedias . El siguiente servicio es a las 7 de la tarde, pero exige transbordo en Betanzos… y el ultimo es a las 21:34 con llegada a Coruña a las 23:10… La pregunta es… ¿A qué viajeros va dirigida esta oferta? O ¿Por qué no se ofrecen servicios a horas comercialmente lógicas?
Los viajes inversos se realizan a las 7 de la mañana con llegada a Lugo a las 8:50. Otro a las 9:20, con transbordo en Betanzos, y el tercero y último del día a las 19:30, otra vez con 14 paradas intermedias.
Definitivamente los servicios no obedecen a la posible demanda de los viajeros entre ambas ciudades que exigen frecuencias de 2 a 3 horas, y circulaciones directas, sin paradas entre ambas ciudades, a horas lógicas. Así que podemos concluir que la mala y escasa oferta de trenes entre Coruña y Lugo cumple perfectamente lo que necesita la empresa concesionaria de transporte por carretera para ser rentable al eliminarse “de oficio” su posible competidora.