Un balance anual de la marcha de la ciudad: los retos para 2022.
La realización de balances o de resúmenes de actividad son habituales a la llegada del fin de año. Cierto que para las empresas es obligatorio por preceptivos legales y contables, pero para una ciudad no deja de ser una fecha convencional, incluso a veces no muy significativa, pero es una buena ocasión para hacer una valoración de la marcha de A Coruña en este proceloso año de la pandemia.
Un año de sobresaltos: en el 2021 se sentaron las bases de A Coruña del futuro.
En la primera mitad del año, las consecuencias del COVID se hicieron notar sobre importantes sectores de la economía urbana, de la población y de las familias. A cambio, el verano nos trajo muy buenas cifras en el turismo vacacional, y en otoño llegaron los cruceros que se multiplicarán el próximo año; Alvedro, que sigue en fase de despegue, y tras un necesario cambio de gestión en los órganos responsables de la atracción de visitantes, nos está dando buenas noticias. En otro orden de cosas, los cambios en Inditex fueron la noticia más relevante del final del año, tanto por el significado de estos como por la trascendencia que la corporación fundada por Amancio Ortega tiene para la ciudad. El proyecto de ampliación de la sede central con 270.000 metros construidos nuevos, y el impresionante centro internacional de arte en el muelle de Baterías, fueron dos aportaciones tan inesperadas como valiosas. Del resto de las empresas llegaron también buenas noticias, y la vuelta de las actividades culturales y los nuevos proyectos de hostelería y de ocio contribuyeron a animar y dinamizar un entorno que aceleraba su fase de recuperación. Claro que aún sigue pendiente el MAC a pesar de presentar una razonable solución.
Cuando todo indicaba que ya estábamos en la rampa de salida, llega una tormenta perfecta en la geoestrategia global que afecta a la economía mundial (el elevado coste de la energía, las barreras al transporte marítimo de mercancías, las dificultades de aprovisionamiento) y que nos trajo un preocupante aumento de la inflación.
También, como los medios pusieron de manifiesto, se produjo un fuerte desajuste entre la oferta de mano de obra existente y la demanda de personal cualificado para las empresas. Un presagio de los nuevos tiempos, y un anuncio para los jóvenes que necesitan incorporarse a un mercado de trabajo que ya es muy diferente al de hace unos pocos años. La Universidad de A Coruña supo poner rumbo a ese nuevo escenario y dio pasos definitivos para crear un polo tecnológico y de inteligencia artificial e incorporar nuevos títulos, encaminados a proveer mano de obra cualificada adaptada a las nuevas demandas. También hay que destacar la creación en A Coruña de uno de los campus de la Universidad Intercontinental de Abanca, pensada como un centro de excelencia para formar emprendedores adaptados a los requerimientos del nuevo entorno empresarial, y con vocación de internacionalización. Otros proyectos formativos nos trajeron noticas positivas, como el anuncio de Cesuga de crear otra universidad privada orientada a le empresa. No olvidemos que el futuro al que se encamina el sistema productivo coruñés va a estar basado cada vez más en el conocimiento y en la tecnología. De este modo, la oferta formativa que hasta hace no mucho presentaba ciertas debilidades, se verá reforzada, y permitirá a corto plazo retener el talento propio, atraer talento de fuera y también atraer inversores.
Otro factor de cambio fue la transición hacia un modelo urbano más sostenible. Ya la ciudad había dado pasos importantes en ámbitos tales como el tratamiento y reciclaje de los residuos, el uso de energías limpias en el transporte público, economía circular etc. Cabe también destacar la capacidad de respuesta del puerto ante los efectos negativos derivados de esta transición, como ocurrió con el cierre de la térmica de Meirama y la caída del tráfico portuario, pero pronto se abrieron nuevas oportunidades. Menos claro está el horizonte para empresas electrointensivas afectadas por una política tarifaria inadecuada. El más destacado es el caso de Alu Ibérica, que- cuando parecía que iba a convertirse en un polo de aluminio verde- terminó siendo víctima de un fraude especulativo. Termina el año y nada se sabe de su futuro. De todos modos, el paso hacia una economía verde generó respuestas muy positivas en las empresas, en el puerto y también en la gestión de la ciudad. Objetivos tales como las energías verdes, la movilidad sostenible, el reciclaje, la economía circular, el freno a la contaminación y la reducción del CO2 son-entre otras-objetivos transversales innovadores, comunes a todos. Podemos afirmar que entre las ciudades gallegas la nuestra ha sido la que mayor avance ha experimentado en la mejora medioambiental y en la respuesta alternativa al cambio climático. A Coruña tiene una ruta bien marcada en su camino a la sostenibilidad. Y eso constituye, sin duda, un valor de futuro. Este año fue crucial para su consolidación.
En suma, podemos afirmar que- a pesar de las incertidumbres- en este año se sentaron las bases de A Coruña del siglo XXI. Es como si los diferentes agentes urbanos hubieran seguido un plan estratégico, solo que en este caso la estrategia- ante la falta de plan- se activó mediante la suma de diferentes iniciativas orientadas a un mismo fin: la sostenibilidad.
Un cambio de fuerzas en un ecosistema urbano menos central y más metropolitano: los nuevos retos.
Con mayor o menor acierto, con mayores o menores inversiones, y con mayores o menores impulsos, todos los municipios de esta Coruña Supramunicipal y por eso Policéntrica, están mejorando, y por eso el balance anual es también muy favorable a pesar de la pandemia y el retraso de las grandes infraestructuras, en parte por la acción obstaculizadora de algunos municipios.
Es de resaltar el impulso que la política del Ayuntamiento coruñés está dando a la implantación de un modelo de ciudad más sostenible, pero de manera muy particular destaca el proyecto de rehabilitación, humanización y peatonalización del extenso Centro Histórico (Ciudad Vieja -Pescadería) y particularmente la regeneración de los jardines históricos( como Méndez Núñez y San Carlos). Eran proyectos ya planteados anteriormente pero que tuvieron que esperar a este año para empezar a convertirse en realidad y que probablemente se verán culminados en el 2022 si se resuelven los retrasos acumulados en estos años.
Destacó también la apuesta de todos los municipios metropolitanos por la mejora medioambiental y la sostenibilidad. Las múltiples actuaciones y los proyectos previstos así lo atestiguan. Destacaron los municipios de Abegondo ( con premios internacionales) , Sada, ( recuperación del litoral) Oleiros ( los parques costeros y las sendas litorales) , Arteixo, ( corredores fluviales y senda marítima) Culleredo , Cambre, etc. que- que-con el de A Coruña- están contribuyendo a construir un legado mejor que el recibido. Con todo, la actuación más simbólica es, sin duda, el comienzo- después de tantos retrasos- de la regeneración de la ría de O Burgo. Todo un emblema de la ciudad en su conjunto por la lucha medioambiental y la regeneración del litoral, y que pronto dará lugar a un renovado espacio de gran valor ambiental, paisajístico y de ocio, mantenido sus tradicionales actividades productivas y permitiendo que el paseo litoral del área metropolitana quede conectado; y que, con la ampliación proyectada en Oleiros y a la espera de lo que hagan A Coruña y Arteixo, dará origen a una de las sendas marítimas urbanas, y tal vez ciclista, más hermosas e importantes del mundo.
Y no olvidemos que, además de lo dicho, somos la única área metropolitana declarada Reserva Mundial de la Biosfera de la UNESCO por haber sabido combinar el desarrollo económico con la preservación y mejora del Medioambiente y de los modos de vida tradicionales. Una hoja de ruta para el área metropolitana que este año ha dado pasos decisivos al ser reconocida como primer destino de Ecoturismo de Galicia que logro una financiación del Ministerio como reconocimiento al trabajo bien hecho en estos años a favor de un turismo sostenible (que por cierto negaron a la propuesta coruñesa) . No obstante, y aunque el balance ha sido muy positivo en este importante ámbito, la tarea pendiente sigue siendo muy extensa, porque partimos de un urbanismo sin planificación previa en la mayoría de los municipios, de una estructura territorial caótica y desarticulada en muchos aspectos, y de una carencia de un plan director territorial metropolitano.
Fue también un año en que se resolvieron asuntos pendientes relacionados con el valioso patrimonio histórico, como la devolución del Pazo de Meiras, el inicio de la rehabilitación integral del Parque del Pasatiempo, la mestización del Castillo de Santa Cruz, y la declaración del Museo Carlos Maside y La Terraza como BIC. Pasos todos ello muy significativos de otra forma de entender la sostenibilidad cultural e histórica.
Con todo, podemos afirmar que, si ahora miráramos hacia atrás, y nos situáramos al comienzo del año, nos darianos cuenta que en sostenibilidad se ha producido un cambio muy significativo, tanto en la mentalidad, en las pautas de consumo, en el estilo de vida, en la evolución de la economía metropolitana, como en el enfoque del modelo territorial.
En muchos casos, se puede afirmar que la capacidad de respuesta de la propia “ciudad-madre” ha sido inferior a la de los municipios de la ciudad periférica, donde la dinámica urbana está siendo cada vez más viva. Es cada día más evidente que A Coruña es mucho más que su pequeño término municipal- aunque algunos siguen sin verlo- e incluye el conjunto de esa Ciudad Metropolitana formada por quince municipios al menos, que forman un único ecosistema urbano. Independientemente de que tenga una formalización administrativa o no, la dimensión real de esta ciudad aglutina a más de 500.000 habitantes.
También, en este contexto, el año que termina ha dejado un efecto claro: el crecimiento de la población se trasladó con fuerza a los municipios periféricos, que crecen más que la propia ciudad inicial. El municipio coruñés perdió habitantes y suma al final de año 245.468 hab, mientras los cuatro municipios urbanos anexos (Oleiros, Cambre, Culleredo y Arteixo) crecieron hasta sumar 125.190, es decir que cerca del 35% de los coruñeses vivimos en la periferia urbana inmediata. Ese trasvase, hace tiempo perceptible, se sigue acentuando por la llegada de inmigrantes- la razón de ser de nuestro crecimiento poblacional- y por los cambios de entre los municipios metropolitanos, en función de las necesidades, del ciclo vital y de los precios. También en esto la pandemia ha influido, por la búsqueda de un mayor contacto con la naturaleza y la preferencia por un estilo de vida más calmado. Al final de año, una vez más, la aglomeración urbana citada fue la corona urbana de mayor crecimiento demográfico de Galicia.
Una tendencia que, sin ser nueva, en el 2021 se consolidó. Algo que deberían tener más en cuenta los que intervienen en la planificación de la movilidad urbana y metropolitana: hay que pensar en cambiar el modelo de transporte público ( hacia el tren de cercanías o metro ligero, y un consorcio de autobuses) y valorar bien los efectos que las barreras urbanísticas a la accesibilidad en el centro urbano puedan producir en los potenciales compradores y usuarios residentes en los municipios de la periferia. De no ser así, se verán obligados a buscar otros destinos de compra y de ocio en la propia área, cada vez mejor equipada. De hecho, este año ha marcado ya una tendencia en ese sentido. De lo contrario, la economía local coruñesa , principalmente el pequeño comercio, se puede ver afectado negativamente. El impulso a la peatonalización es muy positivo, y necesario, pero siempre que se logre encontrar el necesario equilibrio. Y en esto juegan un importante papel el precio y la accesibilidad de los aparcamientos centrales, porque A Coruña actual es cada vez más metropolitana. Lógicamente, lo deseable sería dejar los estrechos marcos municipales y pensar en las fusiones municipales. La de Arteixo es cada vez más necesaria, pero Culleredo también debería pensarse.
Este año ha puesto de manifiesto que el teletrabajo, la digitalización, la generalización del e.comerce, y las nuevas formas de distribución, están produciendo una reformulación operativa de las relaciones centro-periferia a favor de la descentralización y la deslocalización intrametropolitana. También, por eso, A Coruña es cada vez menos central y más metropolitana.
Mientras, seguimos esperando por las infraestructuras metropolitanas.
Otro hecho a destacar: no ha habido ene set año en Galicia ningún área metropolitana donde la descentralización de la población residente, los procesos económicos centrífugos y la expansión del crecimiento urbano haya experimentado tal dinamismo en términos numéricos y territoriales; sin embargo, seguimos con el déficit en inversiones públicas con que habíamos empezado el año. Cierto que por parte de la Xunta se han impulsado grandes proyectos pendientes: la negociación del tren al puerto exterior, el nuevo hospital, la prolongación de la vía ártabra o la finalización del polígono de Morás, pero aún falta mucho por hacer. El caso más flagrante es el de la red viaria metropolitana: acceso central por Alfonso Molina, puente do Pasaxe, Cuarta Ronda, vial 18 y las conexiones con la autopista mediante los enlaces de Alvedro y el puente da Pasaxe. Tampoco la estación intermodal logró ponerse en marcha, y mucho menos un tren de cercanías utilizando la actual red ferroviaria.
Al principio del año, esperábamos que 2021 podría ser un buen año para las inversiones del Gobierno Central en la ciudad, aunque solo fuera por afinidad política, pero esa ilusión se quedó- un año más- en una entelequia, de la que solo asoman pequeñas realidades como la pasarela de Pedralonga y la tan postergada rotonda de Solymar. Muchas reuniones entre alcaldes y representantes centrales y muchas conversaciones y estudios teóricos, pero las infraestructuras pendientes siguen en el letargo de los tiempos. Un agravio comparativo que exigiría una acción conjunta de todos los municipios e instituciones. El plan comarcal de infraestructuras sería un buen punto de partida. Así evitaríamos que ni los propios concellos se pongan de acuerdo.
Por eso se puede decir que termina este año, como ocurrió en los anteriores, con los mismos problemas de movilidad metropolitana y sin atisbos de un pacto para diseñar una estrategia de consenso ni de una acción conjunta. C ad uno sigue a su aire. La fórmula legal existe- el ya mencionado plan director territorial, al que la Xunta daría una respuesta positiva si los municipios se pusieran de acuerdo en solicitarlo, sin necesidad de esperar a crear un nuevo ente administrativo metropolitano, que, a la vista de lo ocurrido en otras ciudades, tiene escaso margen de viabilidad. Seguramente seguiremos hablando de estas cosas cuando el año próximo termine, y mientras en el área metropolitana real, para los habitantes y trabajadores, las tensiones diarias se acrecientan. Una muestra de la escasa eficacia de la acción política de coordinación supramunicipal.
A Coruña volvió a ser una ciudad resiliente: el peso de la empresa familiar.
Tal como al principio se dijo, no estamos ante el mejor marco posible, sin embargo, la realidad , una vez más, en A Coruña y su área metropolitana ha mostrado su gran capacidad de resistencia y su adaptación a las nuevas situaciones. Como ya había ocurrido en la crisis del 2008 A Coruña volvió a demostrar que es una ciudad con gran capacidad de resiliencia. ¿Cuál es la razón explicativa? En investigaciones empíricas realizadas anteriormente (crisis 2008-2014) obtuve unos resultados que pueden extrapolarse a la situación actual: las ciudades más resilientes fueron aquellas donde la iniciativa privada era más importante, donde la economía estaba más internacionalizada y donde se había experimentado un mayor avance tecnológico. En primer lugar estaba- y está- Madrid, también Barcelona pero en descenso, Valencia y como- “ciudad-revelación”- Málaga, hacía donde se está dirigiendo la inversión de las grandes tecnológicas ( Google, Microsoft, Indra etc). También despunta San Sebastián, por el nivel de excelencia alcanzado y por el desarrollo de sus empresas tecnológicas y de material de transporte, en contraste con el estancamiento económico de Bilbao, donde el traslado de las sedes centrales de sus mayores empresas a Madrid y la disminución del peso del capital local, han conducido al estancamiento económico relativo de la capital económica vasca. Hay que citar también a Palma de Mallorca, donde radican las sedes de las principales empresas turísticas españolas. Esas fueron las ciudades más resilientes, pero falta una: A Coruña, que en todos los estudios se encuentra en el grupo preferente, aunque su posición varía según los indicadores que se utilicen, oscilando entre el cuarto o el sexto lugar. Este destacado posicionamiento está directamente relacionado con el efecto Inditex y el peso del sector tics; pero detrás de todo ello hay un hecho que no siempre ha sido suficientemente valorado: el potencial de la empresa familiar en la economía del área metropolitana. Tanto Inditex, como La Estrella, como Abanca, como Calvo, como Inveravante, como Gadisa, como Vegalsa, como Luckia, como Altia y como la mayoría de las que componen el tejido económico, son empresas familiares, aunque hayan adquirido dimensiones multinacionales. Y eso que pudiera parecer poco importante no lo es, porque garantiza el arraigo entre la empresa y la ciudad. Desde siempre los que estudiamos el desarrollo local y regional sabemos que la afección al lugar uno de los principales factores explicativos de localización empresarial, y que su permanencia en la ciudad refuerza su implicación directa en el desarrollo urbano. En A Coruña lo tenemos bien patente.
Necesitamos inversión de fuera para crear más empleo de calidad, pero la base será siempre ese conjunto ya muy numeroso de empresas familiares que nacieron en la ciudad, se desarrollaron aquí, y hacia ella orientan su compromiso social corporativo.
Por eso, hace años que vengo diciendo que aquí las empresas son más importantes que la propia ciudad, tanto por sus dimensiones, por su alcance internacional como por la reputación y valor de la marca. De hecho, analizando los diferentes rankings, el posicionamiento de sus empresas en los rankings económicos, supera al de la ciudad en los rankings urbanos. Una realidad que está abriendo el camino a un proyecto de ciudad de éxito, e incluso de excelencia. Lástima que esa misma visión no se encuentre en todos los políticos locales, incapaces de seguir el paso a los empresarios y a los promotores de ideas innovadoras. pero, al no encontrar políticos capaces de acometerlo, sigue siendo un objetivo de futuro. El caso más significativo lo tuvimos este año en el municipio coruñés: mientras en la corporación municipal se sigue discutiendo sobre la reurbanización de los muelles, la iniciativa pionera de Marta Ortega ha puesto en marcha un excepcional recinto de exposiciones artísticas de ámbito internacional, que por su concepción y factura arquitectónica puede homologarse a cualquiera de los realizados en otras fachadas marítimas europeas. Un hecho singular que marca el desajuste entre la empresa y la gestión pública de la ciudad. Más adelante volveré sobre ello.
Siguiendo con el efecto Inditex, hay que destacar la importancia que tuvo para la ciudad este año la inauguración este año del nuevo edificio que acoge el centro mundial de venta on-line con sus servicios complementarios ( audiovisual, marketing digital etc) . La importancia del big data que el da soporte, uno de los mayores del mundo, ha generado también una importante demanda de software que alimenta la actividad de nuevas empresas y contribuye indirectamente a formar talento, retenerlo y atraer talento de fuera. Un nuevo horizonte que materializa la apuesta de Inditex por un nuevo modelo de negocio ajustado a las nuevas tendencias del mercado: sostenibilidad, digitalización, y compromiso social. El nuevo edificio de cuidada y discreta pero elegante diseño es su mejor representación. También, cuando el año termina, se iniciaron las obras para la construcción de un nuevo edificio para albergar los departamentos comerciales y de diseño, que con más de 270.000 metros cuadrados y una inversión que superará los 300 millones, reforzará el papel de la sede central. Asimismo, hemos visto como la sede de la Fundación Amancio Ortega empezó el traslado a Los Cantones, reforzando el carácter emblemático del centro de la ciudad. La verdad es que Inditex nos ha traído este año buenas noticias para el desarrollo metropolitano.
Pero no todo es el efecto Inditex, también se debe destacar la excelente gestión, la ambiciosa internacionalización y la digitalización avanzada de sus empresas principales, así como al surgimiento de nuevas empresas tecnológicas y de nueva economía en general. A Coruña es hoy la principal sede empresarial de Galicia, ya que aquí residen sus principales grupos empresariales y se domicilian los mayores capitales (entre los cinco primero de España tres están en A Coruña). Como ejemplo tenemos la expansión de Abanca, que reforzó el potencial comercial devolviendo a la ciudad su centralidad financiera regional, y dio lugar a la ubicación de nuevas firmas del sector (por ej seguros), así como la consolidación de un centro tecnológico reputado. A Coruña es otra vez, tras las recientes absorciones, la sexta plaza financiera de España y la segunda de la banca portuguesa.
Pero no se acaba ahí la suma del año: hay que añadir empresas tan importantes como las del grupo Inveravante ( con grandes promociones internacionales) , Estrella de Galicia ( que inició su nueva planta y anunció otra en Brasil) , Luckia-Egasa ( con el nuevo centro tecnológico) , Aluman ( con proyecto de ampliación en Morás) , Altia ( incorporó nuevas empresas a la firma) , Greenalia ( con la planta de Teixeiro), Netex ( con alianzas estratégicas internacionales) y otras que podrían añadirse y que tiene aquí su sede central, entre las que no deberíamos olvidar otra empresa líder: Calvo. Todas ellas han dado este año un nuevo paso en su internacionalización abriendo nuevas sedes exteriores. También han tenido un fuerte ascenso empresas de energías renovables como como Greenalia o Ecoembes con centros de actividad en otros países. Podrían nombrarse más, pero con esta relación es suficiente para comprender las razones de la resiliencia. Y eso, sin olvidar, las muchas empresas nacionales o multinacionales que tiene aquí un centro de producción, como pueden ser Repsol y la nueva bio-refineria, Applus que trasladó a Sada su centro financiero mundial, y otras más que están acometiendo su ajuste a la nueva economía.
A este esfuerzo se están sumando numerosas empresas de tamaño medio o pequeño que conforman un ecosistema tecnológico, centrado en las tics, y que funciona como un entorno muy innovador. Afortunadamente a esta tensión creativa se han incorporado otras instituciones como la Universidad de A Coruña, la Autoridad Portuaria y la Cámara de Comercio. De esa conjunción surgieron tres grandes proyectos cuya andadura se inició este año: La Ciudad de las Tics, el Coruña Green Port y la Oficina de Promoción Industrial.
La Ciudad de las Tics: nace el polo tecnológico de inteligencia artificial.
Hace muchos años que A Coruña debería haber creado un parque tecnológico. Bien es verdad que otras lo tuvieron, pero no alcanzaron los resultados deseados, como fueron los de Ourense y Vigo en Galicia, pero tampoco en otras ciudades. De todos modos, aquí había empresas que podían haber encontrado en él un espacio de oportunidad, aportando un ecosistema tecnológico que aportaría sinergias y mejoraría la imagen de ciudad como centro de innovación. Puede decirse por eso que, de alguna manera, ese retraso fue una oportunidad perdida. Pero este año estamos recuperando el tiempo con un modelo mucho más avanzado: la Ciudad de las Tics.
En España, el parque tecnológico más significativo es con mucho el Málaga Valley, surgido hace 20 años pero ahora en plena expansión, por la atracción de grandes empresas globales ( Google y Microsoft por ej.) . Afortunadamente en A Coruña este año 2021 marca su incorporación al sistema nacional de polos tecnológicos con un proyecto singular: convertir las naves vacías de la antigua fábrica de armas en un centro nacional de inteligencia artificial aplicada.
En realidad, en los últimos años A Coruña ya se había consolidado como uno de los polos nacionales de la industria tic, ocupando el tercero o cuarto lugar por el número de empresas, la calidad del empleo y la internacionalización del negocio. El efecto tractor de Inditex y Abanca (antes Caixa Galicia) no fue ajeno a ese proceso. Como también lo fue el nivel de conocimiento alcanzado por la Universidad, que ya había creado un centro de investigación de excelencia (el Citic). Solo hacía falta unificar todo ese potencial y crear un nuevo ecosistema de innovación anticipándose a las enormes posibilidades que la inteligencia artificial ofrece de cara al futuro. Esas son las bases que garantiza el futuro del proyecto, ya que no nace como algo ajeno a la realidad de la economía urbana o como un proyecto superpuesto, sino que surge del potencial endógeno existente. En su configuración fue esencial el papel del Clúster Tic de Galicia.
Cuando este año termina el proyecto empieza a convertirse en realidad, y se comienza a construir la fábrica de servicios avanzados, un nuevo Centro de Investigación para el CITIC; y laboratorios y naves para otras empresas que ya han sido seleccionadas para instalarse allí. Por ejemplo, el proyecto del ITG de para un centro experimental de drones aplicados a la logística urbana. Más adelante vendrán los edificios universitarios que han de albergar la oferta formativa especializada en computación, inteligencia artificial y big data, y otras utilidades que se vayan especificando, podremos afirmar que pocas ciudades podrán ofrecer a los inversores un espacio con estas características. Por eso entra dentro de lo previsible que en el futuro grandes empresas tecnológicas puedan mirar hacia Coruña para realizar sus inversiones (como ocurre ahora en Málaga), ya que en la Ciudad de las Tics encontrarán sinergias que en pocos lugares pueden ofrecer. Sin olvidar la calidad de vida que la propia ciudad proporciona.
La Ciudad de las Tics es, por todo ello, una de las principales actuaciones que nos trajo este año, y que marca una línea para la nueva industrialización de la ciudad. De su capacidad para atraer empresas dependerá el éxito futuro. Las bases son seguras pero quedan muchos retos pro superar.
El proyecto Green Port y la apertura a la ciudad de los muelles.
También la Autoridad Portuaria ha puesto en marcha otro gran proyecto. El que denominó Coruña Green Port. Una propuesta para crear en punta Langosteira un gran centro marítimo de industrias de energía verde, del cual algunas iniciativas ya se han puesto en marcha este año. Otras, mas importantes, vendrán después, si se cumplen los planes previstos para los próximos años, y que dependen mucho de que se materialice en plazo la conexión ferroviaria del nuevo puerto. Entre las ya aprobadas están-como antes mencioné- la reconversión de la planta de Repsol en una biorefineria, la aprobación de plantas de fabricación de hidrogeno verde, una empresa de energía eólica terrestre, y una base experimental para el avance de los nuevos parques de energía eólica marina y de energía mareomotriz que es el segundo del mundo. Ahora se anunció una inversión superior a mil millones para producir hidrogeno verde y amoniaco ecológioc. En ellos están implicadas las grandes empresas españolas: Iberdrola, Repsol, Inditex, Acciona, y fondos internacionales relevantes. Otras multinacionales están estudiando su posible instalación al amparo de los fondos europeos. Un horizonte sorprendente si miramos las cosas desde la perspectiva que hace apenas un año se tenía. El puerto exterior era para muchos una inversión fallida con escasa rentabilidad que se sumaba a la lista de los llamados “elefantes blancos” españoles. En tan solo un año las cosas han cambiado radicalmente, y bastó con el anuncio de la conexión ferroviaria y la creación de un producto innovador para que Punta Langosteira emergiera como un espacio de oportunidad a escala internacional.
En ese cambio influyeron tres cosas: la negociación entre el presidente de la Xunta y el Ministerio para sacar del embrollo la conexión ferroviaria con los dos ramales previstos para su incorporación al Corredor Atlántico de Mercancías; la inversión privada, desde la expansión de las instalaciones de las empresas que ya estaban operando en el sector agroganadero hasta las nuevas inversiones; y en tercer lugar, la eficaz gestión de la Autoridad Portuaria que fue capaz de presentar un proyecto de fuerte tirón internacional y que denominó Coruña Green Port.. Con él, nuestro puerto volvió a recuperar su función de motor de la economía y del desarrollo urbano con una visión de futuro renovada.
Esta nueva realidad se anticipa una vía de salida a los problemas actuales del puerto: el pago de la deuda y la financiación de la reurbanización de los muelles a medida que vayan quedando vacantes. Será el aumento de tráficos y la mejora de la rentabilidad económica del puerto lo que aporte en el futuro el soporte financiero necesario. Salimos así del debate sobre la subvención pública, para entrar en el marco de la rentabilidad de la inversión realizada. Y eso es también un nuevo horizonte para el futro de nuestra ciudad, donde el puerto se prefigura como un motor esencial del área metropolitana. Otra buena noticia del año, sin duda alguna. Posiblemente la de mayor trascendencia por sus implicaciones actuales, pero también futuras. No olvidemos que A Coruña siempre ha sido una ciudad portuaria y a los momentos d e mayor apogeo portuario correspondieron las más prósperas etapas en el desarrollo de la ciudad.
Pero no se acaba aquí las novedades habidas en el 2021. La Autoridad Portuaria ha ddao otro gran paso: la apertura de los muelles a la ciudad como espacio convivencial, histórico y artístico, donde por primera vez la mayor empresa de la ciudad, Inditex, puso en marcha una iniciativa cultural, dotando al muelle de Baterías de un gran centro de arte internacional a nivel de los existentes en las grandes ciudades europeas, tanto por la ambición de la programación futura como por el concepto arquitectónico empleado. Ahora solo falta que el Ayuntamiento, a quien por razones competenciales le corresponde la aprobación del plan de urbanización de los muelles disponibles, obtenga el consenso político para dar el paso final en el proyecto de urbanización de los muelles. Las líneas generales ya están marcadas, solo queda seguir el camino.
Un instrumento para la reindustrialización 4.0 : la oficina de Promoción Industrial
Hace dos años el presidente de la Cámara de Comercio y el secretario general habían presentado en el Foro Metropolitano, promovido por esta Asociación, lo que entonces era una iniciativa para la reindustrialización de la ciudad: la Oficina de Promoción Industrial. Su origen está en las recomendaciones del plan estratégico para la reindustrialización de A Coruña y su área de influencia, el plan Pi, redactado hace diez años. Desde entonces, una serie de avatares, entre ellos las sucesivas crisis, postergaron su puesta en marcha. Ahora, cuando una serie de factores favorables lo permiten, la iniciativa se puso en marcha. Entrará en funcionamiento en el primer semestre de 2022.
Este año marca su arranque y anuncia un instrumento operativo que faltaba para completar la arquitectura institucional y empresarial del área de influencia de A Coruña desde el punto de vista económico, y aunque sus frutos habrán de valorarse más adelante, hay dos hechos que ya merecen una valoración positiva:
- el primero, porque aporta la entidad que se necesitaba para promover la ciudad como un espacio económico competitivo y atractivo para nuevas industrias. La Oficina de Promoción Tecnológico-Industrial (OPTI) cuenta con el respaldo de las administraciones públicas y de las empresas privadas que han manifestado su interés en sumarse a la iniciativa. Esta oficina “tendrá como función principal captar y atraer inversión tecnológica e industrial, principalmente en el contexto de la Industria 4.0, en la línea de actuaciones de los polígonos industriales ya implantados y aquellos en vías de desarrollo”. Su misión es facilitar de manera conjunta la información relativa a los factores de localización industrial del área (suelo industrial, legislación, trámites administrativos, proveedores, etc) y asesorar a posibles inversores. También actuará como promotor difundiendo en el exterior el atractivo inversor del área metropolitana, actuando como agente impulsor de actividades industriales estratégicas.
- En el aludido Plan de Promoción Tecnológico-Industrial de A Coruña y su Área de Influencia se ponía de manifiesto la progresiva pérdida de peso del sector industrial en la zona, frente a un sector terciario que fue ganando protagonismo. En este sentido, el estudio señalaba que » un sector industrial potente resulta una pieza clave para el desarrollo de una economía moderna y para la generación de empleo en A Coruña y su área de influencia». Unido a este objetivo esta la revisión y actualización de dicho Plan Estratégico que sentará una base firme para construir ese proyecto de ciudad que la ciudad viene reclamando.
A Coruña vuelve a liderar la red de ciudades de Galicia.
Una visión de conjunto de todas las iniciativas expuestas expresa fehacientemente que este año, el 2021, ha sido decisivo para el futuro de la ciudad. Por un lado, se han puesto en marcha grandes proyectos de desarrollo urbano sostenible, por otra se acaba de presentar el instrumento necesario para impulsar y promover la reindustrialización y a la ciudad en el exterior, y en tercer lugar se han hecho mejoras medioambientales y urbanísticas que mejoraron la calidad de vida y contribuyeron a recuperar el patrimonio cultural. A las ventajas comparativas acumuladas y de las que surgen de los grandes proyectos enunciados se unen otras adaptadas la nueva etapa, o mejor al nuevo ciclo de la sociedad digital. Al final todas las piezas van sumando y al encajarse unas en otras se ha ido dibujando un ambicioso proyecto de desarrollo urbano sostenible, que harán que el año que termina sea una referencia en la evolución de la ciudad. Solo queda pendiente la dimensión territorial y urbanística.
Un proyecto de desarrollo urbano que tiene la particularidad de que no nació de un plan estratégico convencional, sino que es fruto de la suma de iniciativas de cada una de las instancian que dirigen el devenir de la economía, de la sociedad y de la cultura, todas ellas con un factor direccional común: el estar orientadas a construir un nuevo entorno más sostenible, mas comprometido, mas eficiente y más responsable ante los retos del cambio climático. Un tiempo concreto, el año 2021, que marca el relevo al fin de la etapa industrial. El mulle de Bacterias es la mejor expresión conceptual y formal d este cambio.
De este modo, la ciudad que en los últimos años estaba sumida en un cierto letargo institucional y aquejada de una falta de gestión urbanística y cultural ambiciosa, y que todavía tenía muy reciente la pérdida de un emblema económico y representativo de la ciudad- el Banco Pastor- volvió a reforzar su liderazgo urbano entre las ciudades de la red urbana gallega y a situarse como una de las ciudades más innovadoras y más creativas de España, retomando la identidad histórica de aquella ciudad liberal, cosmopolita y vanguardista pero abierta la nuevo ciclo que comienza.
En efecto, A Coruña siempre ha destacado por ser un centro de innovación y una ciudad vanguardista, donde iniciativas creativas pioneras han generado un patrimonio material e inmaterial excepcional, que sigue aportando valor a su identidad urbana y a Galicia en general, y donde importantes grupos empresariales posicionaron a la ciudad entre las más destacadas de España. Este papel dentro de Galicia se tradujo en el año 2021, en hechos como los siguientes: se acrecienta el papel de ser la ciudad gallega con mayor peso empresarial y mayor acumulación de capital endógeno; también la que más crece, y la que tiene en marcha un conjunto de grandes proyectos que cuente con el soporte de una solidez empresarial e institucional comparable. Esta situación la sitúa en el liderazgo urbano de las ciudades que conforman la red urbana de Galicia, y comparte con Bilbao ese liderazgo en todo el Norte de España.
Esa realidad podría demostrarse con cifras, pero como en documentos anteriores ya se ha hecho, basta ahora con hacer una valoración cualitativa: la población crece más que la media gallega ( por inmigración); el peso proporcional de la economía y de la riqueza aumenta, tanto a nivel gallego como español; también el empleo de calidad se consolida y las empresas tecnológicas y la Universidad retienen y atraen talento; la tasa de paro se acerca a niveles anteriores, la renta personal y familiar sigue siendo la más alta de Galicia, y los datos de creación de empresas, los avances en su digitalización y la internacionalización son patentes. También se observa una recuperación de la industria cultural, y las actividades creativas de consumo y de ocio vuelven a ofrecer datos relevantes, siendo casi siempre, los que ocupan el primer lugar a nivel gallego. Y una referencia en el comercio y la moda más allá de los limites regionales. Somos, por eso, y por otras muchas razones, el área urbana mas importante de Galicia, y aunque en las estadísticas oficiales la utilización de las referencias municipales siempre nos sitúe en segundo lugar, debido a la pequeña extensión del municipio, somos también la mayor aglomeración urbana de nuestra región con 370.658 habitantes en el conglomerado urbano que rodea a la ciudad. Basta con mirar los datos suministrados por el INE o por el IGE, o si se quiere por la base Ardan, para corroborar cuanto acabo de afirmar. Un liderazgo que no se reduce a una dimensión política limitante , sino que se debe a la suma de iniciativas de sus empresas y al empuje de sus instituciones que son las que, conjuntamente, hacen ciudad.
Y en medio de tantos avances una nota de contraste: entre un urbanismo más sostenible y una fuerte segregación residencial.
Todo lo anterior no impide que en términos internos las sucesivas crisis económicas y el cambio de paradigma haya tenido consecuencias negativas, principalmente en el ámbito social, debido a la reducción de la clase media, al aumento de las desigualdades económicas y sociales, y al incremento de familias en situación de pobreza. Con un solo dato se resume así: A Coruña es una de las ciudades españolas y la primera de las gallegas donde la diferencia entre los barrios más ricos y los más pobres es mayor, aumentando significativamente cada año. El coeficiente de segregación residencial por renta es de 6.5, solo superado en ciudades como Madrid, Barcelona, San Sebastián, Bilbao y Valencia. Esas dos Coruñas ofrecen realidades diferentes, y si unas se han beneficiado directamente del auge empresarial y económico en general ( Ensanche y Oleiros), la otra ( Agra-Los Mallos) sigue inmersa en un mapa vital de dificultades, de inseguridad y de incertidumbres.
Para hacer frente a los efectos sociales provocados por la pandemia, el propio Ayuntamiento y otras instituciones se vieron obligadas a transferir fondos, que en periodos normales irían destinados a inversiones, a favor de políticas de asistencia social y a programas de estímulo al consumo, para paliar en parte las consecuencias que la crisis está teniendo en los pequeños negocios familiares y en los autónomos. También se deben resaltar los programas para la erradicación de los asentamientos marginales y la eliminación de la pobreza. Son las políticas que no se ven, pero en estos tiempos son muy necesarias, y el municipio coruñés es entre los gallegos de más de 50.000 habitantes el que, con el plan Presco y con otras iniciativas, ha dedicado mayor proporción de fondos a la política social.
También merece ser destacado este año por las políticas urbanísticas municipales destinadas a mejorar la calidad de vida de los barrios y hacer una ciudad más inclusiva y participativa. Fueron muchas las pequeñas actuaciones que se acometieron en los diferentes barrios, tanto en lo que a equipamientos se refiere, como a dotación de espacios verdes, a la reurbanización, a una movilidad más sostenible, con carriles que habrán de conectar todos los barrios entre sí, o al acabado urbano , la limpieza y otras acciones. Entre todas, destaca la puesta en marcha de la Ronda Peatonal ya presentada anteriormente pero que fue en 2021 cuando experimentó mayores avances.
Y aunque pudiera parecer que estas cuestiones no están enlazadas con las iniciativas económicas descritas, la realidad nos dice que para que una ciudad sea atractiva no solo basta con políticas económicas o infraestructurales sino que es necesario ofrecer una marco urbano con elevada calidad de vida, con un tejido social equilibrado, y con una oferta de equipamientos y dotaciones abundante y de calidad, del mismo modo que la existencia de grandes espacios verdes y de itinerarios de movilidad alternativa favorece las decisiones de inversión de los posibles agentes económicos, al igual que ayuda a la atracción de talento y de inmigrantes de todo tipo. La ciudad es un sistema integrado donde la calidad debe ser un atributo común a todas las partes del ecosistema urbano y del que puedan disfrutar todos los grupos sociales. Y esto A Coruña lo está también consiguiendo, gracias a la política urbanística municipal.
EL BALANCE FINAL ES POSITIVO. A CORUÑA VUELVE A PENSAR A LO GRANDE.
Y llegamos al final, cuando todos mirábamos a un futuro más libre y más abierto, volvimos a encontrarnos con una nueva ola del COVID y la llegada de nuevas cepas. De nuevo la pandemia enciende todas las amenazas, que ya no eran pocas. Pero hay que seguir mirando al futuro en positivo. Y eso es lo que han sabido hacer los dirigentes urbanos públicos y sobre todo privados.
Empresas, de todo tipo y tamaño, han dado pasos muy importantes mirando a horizontes abiertos y con ambiciosos planes de competitividad. Unos y otros colaboran en muchos proyectos, y unos y otros por separado están sumando impulsos a una ciudad que puede mirar al futuro con una nueva perspectiva.
Y como constancia basta hacer un resumen de todo lo señalado anteriormente. En efecto, a pesar de la compleja situación y a la incertidumbre asociada, puede hacerse un balance positivo de la marcha del ecosistema metropolitano en este año. Veamos las razones.
En el Debe podemos anotar los siguientes hechos: los directivos de las empresas avanzan en competitividad, sostenibilidad, internacionalización y digitalización; el efecto Inditex se multiplica; el contract se ajusta pero el ecosistema tic se dispara; la acumulación de capital endógeno aumenta y de los cinco primeros de España tres tienen en A Coruña su domicilio; los grandes proyectos institucionales también avanzan, con el Green Port y la Ciudad de las Tics en cabeza; se pone en marcha un Centro Internacional de Arte en Baterías, la Ria del Burgo se regenera, el Nuevo Hospital ya está en obras, la Oficina de Promoción Industrial 4.0 entró en la escena urbana, y múltiples proyectos de sostenibilidad están empezando a andar. Una suma muy considerable de impulsos positivos.
En el Haber, están la falta de inversión pública en las grandes infraestructuras de movilidad, la caída de Alvedro que empieza a remontar a la vez que la desacertada política turística empieza a enderezarse, el aumento de la inseguridad ciudadana, los problemas de empobrecimiento y la fuerte segregación residencial, la falta de grandes proyectos urbanísticos y un área metropolitana que sigue sin articularse mediante un modelo viable.
Al final, y retomando un párrafo anterior, todas las piezas van sumando y al encajarse unas y otras han dibujado un ambicioso proyecto de desarrollo urbano, que harán que el año que termina sea una referencia en la evolución de la ciudad. Solo queda pendiente la dimensión territorial y urbanística.
Pero, tal vez lo más importante sea señalar que-después de muchos años instalados en la rutina y la mediocridad con miradas a corto plazo- La Coruña del 2021 vuelve a pensar a lo grande. Y eso es un cambio de actitud y de visión que garantiza el futuro. Pero ahora , a diferencia del pasado, esa mirada ya no proviene de la instancia política, como antes ocurría, sino que se debe principalmente al impulso de las personas que dirigen las instituciones y sobre todo las empresas.
También está en la base la cooperación entre lo público y lo privado, marcando un camino que garantiza que los grandes objetivos planteados puedan convertirse en realidad en los próximos años. Por eso, puede afirmarse que le año 2021 fue el año del inicio del cambio, el año en el que los grandes proyectos se pusieron en marcha y también le tiempo en que la etapa industrial está dando paso a la etapa digital. Y, así como en otras ocasiones la ciudad no supo estar al principio del proceso, esta vez puede situarse entre las ciudades pionera entre las de su tamaño. Esperemos que tan favorables augurios lleguen a cumplirse en el tiempo debido.
Instituciones como la Xunta, la Autoridad Portuaria, la Universidad, la Diputación o la Cámara de Comercio han trabajado bien; solo el Gobierno Central no ha cumplido con lo prometido como se esperaba. El año 22 puede ser su momento. El Ayuntamiento ha tenido que limitarse a ejecutar obras básicas, en su mayoría ya programadas, para hacer de A Coruña una ciudad más sostenible, más inclusiva, más cuidada y limpia, y más social, aunque no haya promovido ningún proyecto nuevo de alcance. La falta de un proyecto de ciudad se notó. Pero, afortunadamente, las iniciativas de las empresas han contribuido a completar ese balance urbano.
Y nos queda el Depor, nuestro emblema. Los éxitos de la cantera y la trayectoria del equipo apuntan en la buena dirección. Un presagio de lo que puede ser un buen año para 2022, cuando muchas de las iniciativas mencionadas podrán fraguar en realidades innovadoras. Y así en el 2023 todos jugarán en la misma división de las ciudades: el primer nivel.
Resultado: No cabe duda; a pesar de todas las dificultades y de la pandemia, este ha sido un buen año para la ciudad. Es más, puede decirse que le 2021 ha sido el año de Marta Ortega, por ser nombrada nueva presidenta de Inditex- el motor económico de la ciudad en estos momentos-, por poner en marcha el germen de lo que puede ser un Centro de Arte Contemporáneo en los muelles, y por ser la mejor embajadora de La Coruña, la ciudad “ donde nadie es forastero” como le gusta recibir a sus invitados cuando llegan a la ciudad. A Coruña termina el 2021 con nota, y empieza el 2022 con ilusión y ambición. Dentro de un año volveremos a hacer un resumen del año. Todo indica que puede ser muy interesante.