El pasado martes disfruté dando un paseo por Santiago de Compostela y comprobar los cambios recientes. La periferia de la ciudad está llena de vida y dinamismo. Nuevas naves en La Sionlla, nuevos edificios en Conxo, Pontepedriña y Lamas de Abade, grandes reformas en el monte do Gozo con un gran auditorio al aire libre para 50.000 personas, culminación de la Ciudad de la Cultura de una manera razonable, las entradas de los Caminos en plena reforma urbanística, la estación intermodal muy avanzada y la nueva sede administraba de San Caetano en ciernes. Como todas las ciudades, la periferia es el mejor exponente del dinamismo urbano. Es lo mismo que ocurre en La Coruña, solo que aquí para recorrer todo lo que está en marcha no basta con unas horas, porque nuestra periferia metropolitana es cada vez más extensa. Y más dinámica. En ella late la verdadera vida de la ciudad.
Pero al volver al centro de Santiago la situación fue muy diferente. El Casco Viejo semivacío, sin peregrinos ni turistas, y el Ensanche con calles donde los locales vacíos se suceden sin interrupción y solo dos muestran la pujanza de antes. Las causas. Son muchas, pero a la terciarización y al vaciado residencial, se suma la excesiva turistización y el envejecimiento de la población residente, más la dificultad para poder entrar en coche en el centro, para circular y para aparcar. Resultado: la gente que vive en la periferia y en los municipios metropolitanos casi no entra en la ciudad, donde la suma de barreras y los precios del aparcamiento lo hacen prohibitivo, o al menos incómodo. Los buses metropolitanos no son, en absoluto, alternativa. ¿Quiénes ganan? Como siempre los grandes centros comerciales de El Corte Ingles y Las Cancelas así como el Nuevo Milladoiro; pero ,sobre todo, las nuevas áreas comerciales y de servicios que se están creando en las zonas más pobladas y que ofrecen todo lo necesario para que sus residentes no se vean obligados a comprar o acudir al centro. Una opción que con la compra on line es cada día menos necesaria. Por eso, cuando los turistas no llegan a Compostela, el centro se vacía y los locales se cierran.
Al ver esta realidad me asaltó una duda ¿pasará lo mismo en el centro de Coruña? Posiblemente sí. Y no es que la peatonalización esté mal, lo que ocurre es que si se ponen barreras al coche y no hay alternativas de movilidad más eficientes y aparcamientos amplios, accesibles y baratos, el resultado es siempre el mismo. A medio plazo el centro de la ciudad se desactiva. Por eso, ahora que estamos avanzando en la peatonalización con un gran proyecto de reurbanización, es tiempo de pensar el futuro no solo desde la perspectiva local sino con una visión metropolitana.
Primordial es la cuestión de los aparcamientos. Supongo que el gobierno local no quiere la municipalización, lo cual a mí me parecería estupendo. ¿Se imaginan los aparcamientos cuya concesión ya expira ahora pasaron a manos municipales? Serían más baratos (como ocurre en Tabacalera que es municipal) y estarían mejor acondicionados, con ascensores y escaleras mecánicas y con plazas más anchas adaptadas a los nuevos modelos de coches.
No menso primordial es mirar a lo que otras ciudades de similar tamaño hicieron o están haciendo para resolver el problema: el metro o tren de cercanías. Eso hicieron o están haciendo en ciudades como la nuestra: Gijón, San Sebastián, Oviedo, Vitoria, Bilbao. Aquí seguimos como en el siglo XIX, con autobuses que no ofertan el servicio necesario y con un planeamiento urbanístico de la periferia que sigue apostando por la dispersión absoluta sin tener en cuenta las redes de movilidad y la ubicación de las nuevas áreas residenciales. Justo al revés de lo que está indicado en la teoría urbanística, y de lo que desde el siglo XX hacen todas las ciudades europeas bien planificadas. Por ahí habría que empezar a construir La Coruña Metropolitana del Futuro. Mucho me temo que no lo veré, ni por mi edad ni porque las administraciones tengan esa idea entre sus prioridades.
Habrá que esperar a que todo el centro esté peatonalizado para ver qué pasa, pero lo más probable es que los más de ciento veinte mil coruñés metropolitanos (pronto serán 150.000) se quedarán en su casa utilizando el ecomerce, acudirán a sus centros urbanos locales, como ya se hace (O Burgo, Arteixo, Santa Cruz, Sada,), o enfilarán hacia los centros comerciales cercanos. También harán lo mismo los cien mil habitantes, o más, de los barrios de la ciudad, desde Os Castros A Labañou, con Marineda como su centro de compras y ocio de referencia. De ser así las cosas, el centro de la ciudad fuera de las horas de compras y ocio se ira quedando vacío.
Tendremos un centro urbano precioso y muy concurrido por pensionistas, jubilados, parados, jóvenes y residentes en las zonas centrales. Por ese camino, el comercio y los servicios del centro solo tienen una salida: los fines de semana. El resto será como una ciudad prejubilada. ¿Será este el escenario? No lo deseo, ni tiene porque ocurrir, ya que estoy exagerando, para ponerme en el peor de los casos. Lo que no cabe duda es que hay que pensar bien lo que se hace. ¿Qué pasó en Pontevedra? Lo mismo que en Santiago, pero con mucho menos dinamismo y más paro. No se debe pensar la ciudad solo desde la visión municipalista, hace falta una planificación metropolitana con un enfoque sistémico, porque cada vez que modificamos algo importante en una parte de la ciudad todo el sistema urbano se resiente. Para bien o para mal. Por eso hay que saber anticipar el futuro para no errar el presente. Y más en una ciudad donde el centro urbano es una península a la que solo se accede por un congestionado istmo. Tenemos tema para pensar.