Aún estamos inmersos en el problema generado por la pandemia china, que está dejando tocadas las grandes economías mundiales y los grandes polos tecnológicos y financieros occidentales. Aquí, no como en el gigante asiático ocurre con los datos falseados, podemos conocer los datos reales y por eso fiarnos de las tendencias. Por eso, aunque la gravedad sanitaria continúa y se prolongará un tiempo, ya estamos en la caída de la curva, y por eso ya es el momento de pensar en la recuperación económica y del empleo. Voy, como siempre hago en esta página, a centrarme en A Coruña.
Estábamos en una fase alcista y en el área metropolitana todo iba como un cohete. Ahora nos toca empezar otra fase, marcada por circunstancias muy cambiantes. Posiblemente las cosas tardarán en ser iguales, e incluso algunas ya no lleguen a ser lo mismo. El marketing urbano puede ser una buena oportunidad. Son tiempos de adaptación a un nuevo entorno, principalmente las actividades económicas vinculadas al consumo interno o al turismo. Cambios que en algunos aspectos pueden ser beneficioso para la sociedad y para el medioambiente, pero que tienen el riesgo de afectar negativamente al mercado laboral, y eso siempre tiene consecuencias.
El caso más paradigmático puede ser el turismo: los grandes eventos se esfuman (san juan, regata de grandes cruceros), o se aplazan (competiciones deportivas); importantes fuentes de visitantes se cierran o casi: cruceros, congresos, visitantes extranjeros etc se desplomarán, y tendremos que mirar más al mercado interno, también al gallego. Y eso no será malo, solo que exige una actuación decidida para enfocar la política turística en otra dirección. Tenemos recursos, tenemos productos, tenemos marca, tenemos todo para seguir siendo un gran destino de turismo urbano, pero también otras ciudades tienen los mismos o parecidos recursos, y hemos de competir con ellas. Estará bien pensar en el Xacobeo como oportunidad a medio plazo, pero en ese aspecto somos poco competitivos, aunque todo lo que venga estará bien.
Tampoco la afluencia de fin de semana será la misma, ni la oferta actual en temas como gastronomía y ocio seguirán siendo iguales. Tocan tiempos de cambio para las actividades y los servicios turísticos, para la hostelería y la restauración y para todo el sector el ocio y tiempo libre. Los empresarios de estos sectores ya lo saben, y están pensando en ello. Y si es cierto que los apoyos económicos públicos serán buenos para los pequeños empresarios, esto no es suficiente, porque lo esencial es repensar el modelo, adecuar las ideas. Lo más sencillo es utilizar los aniversarios especiales como estrategia de promoción con atractivos renovados, como es el caso de los 25 años de la Domus. Piense, ¿qué harán en Bilbao con él 25 aniversario del Guggenheim? Ya sé que no es lo mismo, pero el carácter pionero y único de la Domus no es tampoco poca cosa. Una campaña de comunicación nacional intensa en medios especializados y en las redes no estaría mal. No es tiempo de perder oportunidades, ni de mirar con miopía, ni de escatimar esfuerzo en promoción de la ciudad. Los fondos se consiguen si hay un buen proyecto.
En el caso del comercio de proximidad pueden pasar muchas cosas. Desde recuperar su valor ante los nuevos consumidores que valoran lo local frente a lo estandarizado, hasta su organización en plataformas on line para generar economías de escala, pero lo único seguro es que en el contexto urbano muchos barrios verán cómo se siguen vaciando los locales, que tendrán que buscar otros usos, como es el caso de la residencia. Los pequeños empresarios del terciario necesitan un fuerte impulso desde el sector público, pero no solo subvenciones o descuentos sino también estrategias de marketing promocional en los ámbitos de la cultura, de la música en particular y en el turismo, pero desde una perspectiva promocional unificada para generar más retorno. Primar el producto ciudad integrado más que acciones individuales.
Menos mal que tenemos un entorno empresarial formidable, no solo por la potencia de Inditex, sino por la fortaleza de otras muchas empresas coruñesas que han demostrado su implicación con la ciudad y con los coruñeses de muchas maneras. Y con Galicia también. La Coruña vuelve a ser el centro financiero, de servicios, y comercial de Galicia, recuperando su primacía como puerto de pesca fresca. La ciudad y su área están hoy en posiciones ventajosas a nivel nacional en actividades tales como la moda, la logística, el contract, las tics, bebidas y alimentación, y con una posición aceptable en industrias manufactureras. Ahora queda que el proyecto de la Ciudad de las Tics no se pare, porque ese puede ser el polo tecnológico y de innovación de la ciudad del siglo XXI. Yo creo que la necesidad de generar actividades nuevas con empleo de calidad, reforzará la necesidad de culminar este interesante proyecto. De este modo, el ecosistema económico reducirá la dependencia del formidable efecto Inditex. Todo esto es una garantía para recuperar la demanda interna, es decir el consumo, y devolver rentabilidad a los servicios personales, como los servicios de este tipo, el comercio y la hostelería antes comentada. Tenemos bases fuertes.
Queda un último sector: la construcción. Después de años parada, empezaba a repuntar, pero ahora las condiciones de la demanda han cambiado y hay que facilitar tanto las iniciativas de rehabilitación como las de construcción de nuevas viviendas. No caigamos en pasados errores. Para eso la política municipal tendrá que ponerse las pilas y ser más efectiva en el tiempo. Así se lo ha pedido la Xunta a todos los alcaldes. También las obras públicas deberán reactivarse y esto es una tarea en la que el Gobierno Central, la Xunta y el gobierno municipal tienen una responsabilidad mayor. A la alcaldesa le tocará insistir. Como afirma la clásica teoría keynesiana, en épocas de crisis la inversión pública tendrá que activar la economía.
Es, por todo lo dicho, buen momento para poner ya en marcha los grandes proyectos, y no ampararse en los problemas sociales para volver a caer en la inactividad económica y la destrucción del empleo en la ciudad. No cabe duda de que las políticas sociales son ahora más importantes, pero de poco valdrían si no fueran acompañadas de una política efectiva de creación de empleo y reducción del paro. Y en eso la construcción y obras públicas tienen un gran peso, y son el ámbito donde la inversión municipal es más efectiva para promover el empleo.
Es un buen reto para el Ayuntamiento, para la decaída autoridad portuaria, y para las instituciones políticas provincial y autonómica. Los proyectos deben seguir adelante atendiendo a su capacidad para crear empleo local de base y para promocionar la ciudad como un destino innovador emergente. Y así la recuperación podrá lograrse en pocos meses. En todo caso, somos una de las ciudades españolas mejor posicionadas, entre otras cosas por el sólido tejido empresarial y su implicación con el entorno, y por la menor dependencia del turismo. Las instituciones políticas deben superar tantos años de falta de inversión y de retrasos para ponerse las pilas y devolver la ciudad a su sitio. En eso la alcaldesa tiene una importante misión en la que todos deben colaborar, dejando atrás cuestionamientos políticos e ideológicos que tanto daño nos han hecho. Igual que el virus lo venceremos todos juntos, la ciudad también la recuperaremos económicamente y socialmente todos juntos.
Finalmente, el año 2020 será, por ahora, el año de la Ciudad de las Tics y sobre todo del nuevo Depor. Somos, como siempre, una ciudad de primera. Y no olvidemos que para salir de la crisis las ciudades deben tener ambición y penar proyectos nuevos que reposicionen la ciudad. El mejor ejemplo de reacción frente a una crisis profunda: Bilbao. Ese es el modelo y el espíritu que el gobierno local debería imitar y planificarlo bien y pronto. Sería una excelente oportunidad para aglutinar a los ciudadanos en torno a un gran proyecto de ciudad. Así hicieron todas las ciudades que prosperaron. Y tenemos bases sólidas pero hace falta ir todos juntos. Solo así podremos