Recientemente se han hecho públicos los últimos datos demográficos oficiales por municipios, referidos a Enero de 2022 (INE e IGE). Analizando los mismos durante los años de pandemia (2020-22), y tomando como referencia el año previo (2019), se observa un comportamiento desigual en las comarcas metropolitanas y urbanas de Galicia.
En el área de A Coruña (con 406.044 habitantes en Enero de 2022), habría que destacar el mantenimiento de la senda del incremento demográfico, con 2.658 nuevos habitantes para el conjunto del período analizado (2019-2022), lo que representa un incremento del 0,66%, si bien en el último año (2021-2022) tan sólo hay que sumar 92 habitantes (un imperceptible 0,02%).
Este comportamiento, relativamente positivo, oculta que a nivel municipal el proceso centrífugo centro-periferia ha continuado de modo inexorable y, si cabe, aún con más fuerza en estos años de pandemia. Nada menos que cerca de 3.000 habitantes ha perdido el municipio coruñés de 2020 a 2022 (2.904 para ser exactos), que contrasta con lo registrado tan sólo un año antes (2019-2020), con un incremento de 1.893 habitantes, y, sobre todo, con los aumentos generalizados de los municipios de su entorno (con la excepción de Cambre).
Sin duda, el confinamiento asociado a la pandemia acentuó el atractivo de la vivienda unifamiliar y una mayor necesidad de vivir en los espacios verdes de la periferia. En este contexto, municipios como Sada, Bergondo, Carral y Oleiros han visto incrementada su población de modo notable (4,96%, 3,90%, 3,76% y 3,32%, respectivamente, entre 2019 y 2022).
Esta pérdida de población de la ciudad central no ha sido sólo cuantitativa, sino que ha tenido también un carácter selectivo, al afectar particularmente a capas de la clase media y profesionales cualificados de diferente tipología, dentro de lo que podría denominarse un proceso de cambio sociológico en la ciudad. Este hecho se podría haber acentuado no sólo por la pandemia, sino por otros factores como un clima creciente de inseguridad y conflictividad en amplias zonas de la ciudad (no diremos nombres para “no estigmatizar” barrios) y por las crecientes dificultades de accesibilidad, derivadas de una política de “ciudad sostenible” que no está siendo demasiado compatible para muchos residentes, especialmente los que tienen problemas de movilidad y/o los de mayor edad y particularmente en algunos espacios urbanos como el centro y Cidade Vella.
En suma, diferentes comportamientos evolutivos en el interior del área metropolitana, que deberían invitar a una reflexión sobre las posibles causas para intentar buscar soluciones