El mercado laboral en la comarca metropolitana de A Coruña durante la pandemia: sexo y edad

Cerramos esta serie sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral de la comarca metropolitana de A Coruña, en sus repercusiones por sexo y por edad (con un especial detenimiento en los menores de 30 años). Como en anteriores capítulos, la fuente principal son los completos datos que nos ofrece el Instituto Galego das Cualificacións (Consellería de Economía, Emprego e Industria, que irán acompañados por otros análisis de expertos.

De su elaboración, podemos extraer el siguiente análisis:

La tipología de los contratos evidencia una mayor precariedad en las mujeres.

Sirviéndonos de referencia 2019 (año anterior a la pandemia, para poder comparar su incidencia), en la comarca metropolitana de A Coruña, y en cifras globales, había una proporción muy equilibrada entre la contratación femenina (99.418, el 49,86% del total) y la masculina (99.968, el 50,14% restante). En Galicia la contratación femenina era claramente inferior (un 47,85%), lo que demuestra la importancia del empleo femenino en el área coruñesa, muy en relación con una base económica donde suele haber más presencia de mujeres (confección, textil, comercio, enseñanza, sanidad, administrativas, funcionariado, etc.). Hecho que también tiene su reflejo en la tasa de masculinidad (número de hombres cada 100 mujeres) que en la comarca de A Coruña es de sólo 89,74 (2020), inferior a Galicia (92,76) y España (96,12).

A pesar de esta aparente igualdad, las desigualdades aparecen en la distinta duración de los contratos y, sobre todo en los contratos temporales a tiempo parcial, donde las mujeres eran en 2019 el 59,08%. Por el contrario, en los indefinidos la contratación femenina era sólo el 39,03% (si bien en los indefinidos a tiempo parcial son mayoría, con el 66,96%).

Con la llegada de la pandemia, en 2020, en términos porcentuales la contratación femenina en la comarca metropolitana de A Coruña sigue siendo similar al año anterior en términos porcentuales (49,36%) y superior a Galicia (46,96%). A pesar de que, como vimos en el primer capítulo de esta serie, las contrataciones en el área caen en picado, se observa, incluso, un leve aumento porcentual de contratos indefinidos, tanto en hombres (9,98% en 2019 y 10,90% en 2020) como en mujeres (9,17% en 2019 y 10,61%, respectivamente).

Pero con la pandemia, se precariza aún más el mercado laboral femenino, aumentando todavía más su proporción en los contratos a tiempo parcial (60,21% del total en los temporales y 70,03% de los indefinidos).

En 2021, con sólo cuatro meses que disponemos de estadísticas (Enero-Abril), podemos decir que las tendencias anteriores se mantienen: menor nivel de contratación con respecto a 2019 (aunque hay un claro “rebote” en Abril que, es de esperar, se mantenga en meses posteriores y, sobre todo, con la llegada del verano), pero más porcentaje de indefinidos (14,20% en hombres y 12,04% en mujeres). A falta de lo que ocurra en el resto del año, sigue aumentando todavía más la presencia femenina en los contratos a tiempo parcial en el caso de los temporales (62,79%), aunque baja un en los indefinidos (69,03%).

Las ocupaciones más contratadas en el ámbito masculino y femenino: principales cambios con la pandemia.

En cada mes suele haber variaciones en la tipología de las contrataciones, por lo que hemos querido tomar Febrero como mes de referencia, ya que es un mes normal, no afectado especialmente por la estacionalidad (no coincide con verano, fechas navideñas o Semana Santa). Igualmente, comprobaremos las diferencias en el tipo de ocupaciones según hombres o mujeres y entre las comarcas metropolitanas de Vigo y A Coruña.

Así, en Febrero de 2020, apenas un mes antes de decretarse el confinamiento de Marzo por el Covid-19, las cinco Ocupaciones más contratadas en el ámbito femenino en la comarca metropolitana de A Coruña eran las relacionadas con la hostelería, el comercio y la industria, tales como: Camareras (761 contrataciones), Vendedoras en tiendas y almacenes (684), Personal de limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares (436), Peones de las industrias manufactureras (367) y Monitoras de actividades recreativas y de entretenimiento (214).

En el ámbito masculino, destaca la industria, la hostelería, el transporte, actores (posiblemente relacionado con promociones de productos, vídeos publicitarios y venta online) y comercio. Hay que mencionar: Peones de las industrias manufactureras (812), Camareros (686), Peones del transporte de mercancías y descargadores (373), Actores (214) y Vendedores en tiendas y almacenes (187).

En ese mismo año, en el área de Vigo, destaca el fuerte peso de la industria en el ámbito femenino y, por este orden, la hostelería y el comercio (Peones de las industrias manufactureras: 978, Camareras: 853, Vendedoras en tiendas y almacenes: 500, Personal de limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares: 400 y Ayudantes de cocina: 299). En esta comarca, en el ámbito masculino el peso industrial y el transporte se hace todavía más evidente (Peones de las industrias manufactureras: 1.745, Camareros: 599, Peones del transporte de mercancías y descargadores:548, Conductores de camiones: 345 y Operadores de grúas, montacargas y maquinaria similar: 320)

En Febrero de 2021, todavía en plena situación de pandemia, con fuertes restricciones y aún con una vacunación incipiente, las Ocupaciones femeninas se reducen drásticamente en el área coruñesa, desapareciendo las relacionadas con la hostelería entre las diez más contratadas (Personal de limpieza: 439, Vendedoras en tiendas: 369, Teleoperadoras: 357, Peones de las industrias manufactureras: 318 y Empleadas domésticas: 210). Y en el ámbito masculino, también se constata la desaparición de las ocupaciones relacionadas con la hostelería, pero tienen más presencia las Ocupaciones en la industria y el transporte (Peones de las industrias manufactureras: 520, Peones del transporte de mercancías y descargadores: 339, Actores: 293, Teleoperadores: 141, Vendedores en tiendas y almacenes: 135).

En dicho mes, en la comarca viguesa también desaparecen del ranking principal del ámbito femenino las Ocupaciones relacionadas con la hostelería y se observa también un descenso en las demás, pero aumenta sobremanera el empleo industrial (Peones de las industrias manufactureras: 1.154, Vendedoras en tiendas y almacenes: 395, Personal de limpieza: 307, Operadoras en plantas industriales químicas: 235 y Especialistas de la Administración Pública: 157). En el ámbito masculino de Vigo, es la industria y el transporte, donde aumentan las contrataciones (Peones de las industrias manufactureras: 1.940, Peones del transporte de mercancías y descargadores: 512, Conductores de camiones: 509, Operadores de grúas, montacargas y maquinaria similar: 387, Montadores y ensambladores: 387).

En resumen, se vuelve a constatar el gran peso en el empleo industrial de Vigo con la pandemia (tanto en el ámbito masculino como femenino). A Coruña se está mostrando mucho más vulnerable, pero tiene una mayor diversificación. En ambos casos, la mayor parte de las contrataciones responden a un perfil formativo bajo o medio-bajo.

La edad en el mercado laboral, los jóvenes el colectivo más vulnerable.

En primer lugar, aunque nuestro análisis se ciñe a un territorio determinado, no podemos pasar por alto el contexto general del paro en España y, más concretamente, del paro juvenil. Como es bien sabido, España, ocupa tradicionalmente el primer puesto de la Unión Europea en el paro, superando en más del doble la tasa de paro comunitaria (16,13% y 7,3%, respectivamente en Diciembre de 2020, de acuerdo con los datos del INE y EUROSTAT). No obstante, en Galicia (11,66%) y la provincia de A Coruña (11,63%), las tasas suelen ser inferiores al conjunto nacional.

Mucho se ha escrito, y se escribe, sobre las causas de esta situación: la vulnerable estructura productiva española (muy basada en la construcción y el turismo), la escasa inversión en I+D+i, la rigidez del sistema laboral, la ausencia de mecanismos que vinculen retribuciones a productividad, territorios muy dependientes de la economía subvencionada, necesidad de fomentar la cultura del esfuerzo y el espíritu emprendedor, etc., etc. En este contexto, la reforma laboral del gobierno anterior, fue en su día tomada como ejemplo por el Banco Central Europeo, considerándola un factor de apoyo al crecimiento del empleo e incluso más recientemente, y a pesar de aspectos que podrían ser mejorables, en tiempos de pandemia es conceptuada de esencial para que las empresas mantengan la posibilidad de adaptarse al ciclo económico, por su flexibilidad laboral interna sin tener que recurrir a despidos (Lahera Forteza, J y Conde-Ruiz, I., catedráticos de la Universidad Complutense, El País, 7/0472021).

En su Employment Outlook (2020), la OCDE, entiende que la peor parte de la nueva crisis derivada de la pandemia se la están llevando los jóvenes, las mujeres, los empleados con salarios bajos y trabajos temporales, y el autoempleo. Pero se detiene de modo especial en el impacto en los jóvenes, porque no podemos convertir esta etapa en la Corona Class generation, puesto que la pandemia ha venido a deteriorar aún más las dificultades que la juventud ya tenía en su integración laboral en los años precedentes; jóvenes a los que, probablemente injustamente y con un cierto desprecio, se les denominó los nini (ni estudian ni trabajan).

Y el problema es todavía mayor en España, que ocupa, con diferencia, el primer puesto del paro juvenil en los países de su entorno, superando con la pandemia el 40% de los jóvenes menores de 25 años (40,70%, al finalizar 2020), aumentando considerablemente con respecto al año anterior (32,3% en 2019).

La cifra es para sonrojarse si lo comparamos con la Unión Europea: 17,80% de paro juvenil (y en gran parte debido al gran volumen de los jóvenes parados españoles) y ya no se diga con respecto a países cuya diferencia con España es abismal como Holanda (9,5%) o Alemania (6,1%), de acuerdo a los datos de EUROSTAT.

Por si fuera poco, la precariedad y la temporalidad se ceba también en los jóvenes, especialmente con esta pandemia. Es evidente que son necesarios cambios en la formación y reformas, que faciliten la incorporación de los jóvenes en el mercado laboral. La situación es considerada sin paliativos como extraordinariamente preocupante por más de 400 expertos (Cinco Días, 22/03/2021).

Entre las recomendaciones, la OCDE aconseja a los gobiernos que adopten las medidas necesarias para que los jóvenes no quedan atrás y cita como ejemplo acciones específicas, como el Programa de Garantía Juvenil de la Unión Europea (EU Youth Guarantee).

También las empresas deberán promover nuevas profesiones, ofrecer más contratos de aprendizaje y más posibilidades formación.

La incorporación laboral de los jóvenes trasciende mucho más allá de su propio colectivo y tiene implicaciones como el mercado de la vivienda (no es posible acceder a él sino hay una independencia económica) y demográficas (si los jóvenes en edad de procrear no pueden formar su propia familia y tener hijos, el envejecimiento continuará en aumento, con unas repercusiones económicas impredecibles en el sistema de seguridad social).

A nivel de comarca metropolitana de A Coruña, no hay datos precisos de tasas en paro juvenil, pero sí hay ejemplos de buenas prácticas, como el PICE (Programa Integral de Cualificación y Empleo) desarrollado por las Cámaras de Comercio y, en este territorio, por la homónima de A Coruña. Con la financiación del Fondo Social Europeo y la colaboración del Ministerio de Trabajo y Economía Social, gracias a este Programa desde su funcionamiento en 2015 cientos de jóvenes se han beneficiado de una orientación individualizada y de una formación muy práctica, que busca, en primer lugar, la incorporación al mundo laboral, para la cual se organizan también ferias de Empleo (tanto en formato presencial como online con la pandemia, estando próxima a organizarse la novena), a estos eventos acuden numerosas empresas y consultoras con procesos abiertos de contratación. Para incentivar el empleo juvenil, también se conceden ayudas económicas a las empresas que contraten a jóvenes sin empleo.

Sirva esto de mero ejemplo, porque, sin duda, supone un gran esfuerzo en medios y, sobre todo, en recursos humanos para la Cámara coruñesa, primando la agilidad y lejos de una mentalidad funcionarial y de no perderse en procesos burocráticos (pese a férreas auditorías). Porque, y en honor a la verdad, hay que decir que las Administraciones públicas, tanto de rango autonómico o local (con muchos más medios y servicios de orientación y oficinas de empleo propias y a su disposición), no han sido capaces de gestionar las acciones de integración que demanda de modo urgente nuestra sociedad, a pesar de las declaraciones públicas, del Diario Oficial y de las importantes dotaciones presupuestarias.

Lo cierto es que en la comarca metropolitana de A Coruña, en el año anterior a la pandemia (Diciembre 2018-Diciembre 2019) ya se había producido un aumento del paro en los menores de 30 años (6,52%), seis veces superior al colectivo de 30 a 64 años (1,41%). Por el contrario, en la comarca de Vigo en el mismo periodo el paro juvenil había retrocedido, incluso en mayor proporción que en el colectivo de 30 a 64 años (-4,27% y -3,71%, respectivamente), evidenciando una evolución también más positiva que en Galicia (0,59% de aumento del paro en los jóvenes y 2,15% de incremento en el segmento de 30 a 64 años).

Con la llegada del Covid-19, el paro juvenil aumenta en mucha mayor proporción. Así, de Diciembre de 2019 al mismo mes de 2020, en el área coruñesa sube un 20,50% (14,5% en la franja de 30 a 64 años) y en la de Vigo lo hace aún en mayor proporción, con un 27,05% (más de dos veces y media que el de 30 a 64 años, con un 9,95% de incremento). En Galicia, la tendencia es la misma, aumentando en mucha mayor proporción el desempleo juvenil (22,58%) que el siguiente segmento de edad (12,80%).

A pesar de la bajada en el volumen de la contratación, como dato positivo para la comarca herculina tenemos la disminución en la temporalidad: en Febrero de 2020 el 89,48% de los contratos eran temporales y el 8,96% indefinidos y en Febrero de 2021: 86,03% y 12,15%, respectivamente. Tendencia inversa a la comarca de Vigo, donde en el mismo periodo los menores de 30 años aumentan su temporalidad (del 91,09% al 92,69%) en detrimento de los indefinidos (del 7,44% al 5,82%).

Llama la atención, finalmente, el ridículo porcentaje de los contratos en prácticas en los jóvenes. En la comarca de A Coruña tan sólo representan el 1,82% (Febrero de 2021) y en la de Vigo el 1,49%.

Especial detenimiento merece este exiguo dato y aquí hay que hacer mención a la Formación Dual, que hace unos años se nos había vendido como la gran solución al paro juvenil, siguiendo el ejemplo alemán.

Como todo el mundo sabe, Alemania es el país pionero, con más tradición y trayectoria en la implantación de este sistema, que combina la formación teórica en un centro de enseñanza con la formación práctica en una empresa. Más de medio millón de jóvenes aprendices cursan formación dual en Alemania y existen 350 titulaciones en las que está implantado ese sistema. La duración de la formación está entre dos y tres años y medio, y el alumno percibe una remuneración de la empresa. Las Cámaras de Comercio se encargan de validar y emitir las acreditaciones para la consecución de las competencias profesionales. Una vez terminado el curso, el 90% de los estudiantes en Alemania reciben una oferta de trabajo indefinido por parte de la empresa donde se han hecho las prácticas remuneradas.

En España (Real Decreto 1.529/2012, de 8 de noviembre) se intentó -y se intenta- establecer este modelo, pero con las cifras que hemos visto del paro juvenil, hay ya que hablar, como muchos expertos lo vienen haciendo, de auténtico fracaso.

Según datos del propio Ministerio de Educación, de casi 817.000 estudiantes de Formación Profesional en España, se calcula que la FP Dual llega a menos de 24.000 aprendices -menos del 3%- (Nebreda López, M. campustraining.es/noticias/formación dual Alemania/.., 2019).

Y todo ello a pesar de que la Fundación Bertelsmann, la Cámara de Comercio Alemana, la German Businesschool y conocidas empresas germanas con implantación en nuestro país (Volkswagen, Bosch, Lidl, Stihl, ..) trabajan desde hace décadas en un cambio cultural para España. Pero aquí ha sido una imposición desde la Administración, y ni las empresas ni las Cámaras de Comercio han tenido ni voz ni voto (La FP dual no funciona en España, en Dirigentesdigital.com, 19/11/2019). Por otra parte, si en los años 50 muchas empresas industriales españolas tenían una escuela de aprendices, donde ya se formaba de manera dual, este espíritu se perdió totalmente en la actualidad.

Tampoco la gran mayoría de las empresas españolas, están convencidas del retorno en talento de unas prácticas que deben remunerar a los jóvenes y que, además, la Formación en Centros de Trabajo, ya les ofrece de manera gratuita, aunque por un tiempo menor.

También, podría añadirse la formación subvencionada a costa del erario público, como los certificados de profesionalidad (con o sin compromiso de contratación), que no incentiva, precisamente, una formación dual que supone un coste añadido para las empresas, y donde, además, la especial orientación de la Administración autonómica gallega hacia cursos subvencionados en automoción, metal o naval (sectores a los que va dirigida la mayor parte de los recursos económicos), no sólo tienen un cuestionado retorno para el tejido productivo gallego, sino que benefician muy poco a territorios con otro perfil empresarial, como el caso de la comarca metropolitana de A Coruña.

Según la Directora de Formación de la Cámara de Comercio Alemana para España (Tania Nause), no es compatible la fórmula alemana en España porque haría falta más colaboración de las empresas y una mayor coordinación de las asociaciones empresariales o Cámaras de Comercio, como en Alemania. Éstas últimas tienen por Ley más competencias que en España, tanto en la gestión, como en la expedición de los certificados que validan la formación dual del joven.

Y es que, al igual que en los programas de garantía juvenil, nuevamente, volvemos a encontrarnos con el excesivo celo de las Administraciones en no delegar competencias y gestión a entidades como las Cámaras de Comercio (al contrario de lo que sucede en Alemania), la falta de iniciativa institucional, el acomodo funcionarial y el exceso de burocracia hacen el resto y contribuyen, finalmente, a que la formación dual sea papel mojado y al paro juvenil en una realidad sangrante, tanto en el comarca metropolitana de A Coruña como en España.