Primera parte del artículo que se centra en la historia del eje ferroviario de este enlace, así como sus servicios.
Esta es la conclusión: Sin el apoyo y compromiso real, es decir, negociado con Fomento, avalado por el Parlamento y firmado por la Xunta de Galicia no hay nada que hacer. Sólo juegos florales para los medios.
1) Historia del Ramal ferroviario Betanzos-Ferrol
El próximo 19 de marzo se cumplirán 141 años del inicio de la historia del ramal ferroviario Betanzos-Ferrol, pues en esa fecha de 1877 vio la luz en la Gaceta de Madrid (el BOE de entonces) el primer concurso para construirlo. Recordar que desde 1875, A Coruña y Lugo ya se comunicaban por ferrocarril, y desde 1883 era posible el viaje en tren hasta Madrid.
Tuvieron que pasar 22 años para que se iniciase la construcción en 1899, y 14 más para que se inaugurase “prácticamente” la línea en 1913. En el origen de estas demoras se halla la falta de negocio que estimaban las compañías particulares, que entonces construían y explotaban los ferrocarriles, dado la relativamente alta inversión necesaria para establecerla. De nada sirvieron las manifestaciones, protestas y presiones de los Ayuntamientos para mover voluntades ni plazos.
Solamente las necesidades de la Armada española para comunicar el Arsenal ferrolano con la red general, lograron vencer las resistencias, por lo que fue el propio Estado quien acabó construyendo y explotando la línea. Hecho insólito en la España de principio del siglo XX.
El trazado y características del ramal Betanzos-Ferrol (nunca pensado para unir de forma eficaz Ferrol y A Coruña), se adecuaron a los intereses y posibilidades militares, donde lo comercial sólo contaba como accesorio. Por ello, en tan solo 42,4 km. este corto ramal puede presumir de 81 curvas, 60 de las cuales de radio 300 m., el mínimo aceptado por la red española (no aptas para más de 80 km/h), y 15 rampas/pendientes del 2% (similares a las de Pajares) intercaladas en un perfil de montaña rusa que ponían a prueba el esfuerzo de las locomotoras de vapor pensadas para un aconsejable 1,2 %. Unas cortas estructuras metálicas, alguna ya sustituida por hormigón, siguen lastrando la capacidad portante (el peso) admisible de los trenes que circulan por el ramal.
El calificativo es que se trata de una de las peores líneas de la REFIG (Red española ferroviaria de interés general) atendiendo a trazado y características de circulación. Pero esta “primitiva” concepción del ramal nada tendría que reprochar, si durante los 104 años que lleva en explotación, alguno de los 68 Gobiernos que ha tenido España desde entonces, hubiese tomado alguna decisión de invertir un mínimo de pesetas o euros en alguna obra de mejora de las características de la línea. Tan sólo el obligado mantenimiento, exigido por episodios de accidentes debidos al abandono, que propiciaron alguna renovación de vía y la actualización de los sistemas de señalización y de control de las circulaciones logran mantener que se pueda mantener el tráfico ferroviario con múltiples limitaciones en velocidad y seguridad.
2) Servicios ferroviarios Ferrol-A Coruña
A la situación desastrosa en que se halla el ramal Ferrol-Betanzos, hay que sumar el despropósito que supone su nefasta explotación. Adentrados 17 años en el siglo XXI, para unir dos núcleos demográficos e industriales de primera magnitud en Galicia, puertos incluidos, que suman 315 mil habitantes en ciudad y 620 mil con sus áreas metropolitanas, la Renfe, la empresa operadora, con el beneplácito de Ayuntamientos, Diputación y Xunta de Galicia, programa menos trenes que en 1960 y con peores velocidades que las que se conseguían en 1980, 37 años después. En horarios que resultan inexplicables, pero sobre todo inútiles para gran parte de quienes quieren viajar. La consecuencia es que la gente no viaja en tren, y esta “razón” (¿?) la esgrime Fomento para alegar que no se necesitan mejores servicios y que no ha lugar a invertir en una línea con escasa utilización… ¿les suena?