Unas cuantas noticias y declaraciones de políticos y dirigentes de la Xunta de Galicia corroboraron estos días lo que desde hace mucho tiempo venimos denunciando: que la Xunta de Galicia no invierte en La Coruña y tampoco en el área metropolitana.
Primero fue el propio presidente Núñez Feijoo con motivo de la inauguración de la nueva pasarela de Marineda, al afirmar que esta obra con 2.5 millones de euros fue la principal inversión de la Xunta en la ciudad en los últimos cuatro años. Unos días después, el delegado territorial de la Xunta para la provincia hizo una reunión con dirigentes provinciales del partido para dar un titular: la Xunta ha invertido 78 millones de euros en la ciudad en los últimos cuatro años. El enunciado es correcto, pero no lo que dice después porque el contenido incluye, además de la citada pasarela, los gastos en programas sociales que no son inversiones en la ciudad sino que son la suma de lo que las personas y asociaciones reciben en el reparto de los programas vigentes en Galicia. Por tanto son gasto y no inversión, aunque le sirvan para decir al compareciente que la Xunta es la administración que más invirtió en la ciudad. Sin comentarios.
Si ampliamos la mirada a la comarca hay que añadir dos obras grandes: la prolongación de la vía ártabra con más de 30 millones y la reanudación de las obras del polígono de Morás. La primera inversión estuvo años y años parada cuando no había ningún problema para haber hecho el tramo de enlace actualmente en construcción. Hoy podríamos usarla independientemente de donde se haga el enlace con la autopsita. También muchos años estuvo parado el polígono de Morás, hasta que un empresario, que fue alcalde con el pp, demandó 100.000 m2 para ampliar su empresa, a los que después vendrían los 500.000 m2 de Estrella Galicia. Con ello se desmintió el argumento para su paralización: no había demanda de suelo. A todo ello hay que sumar inversiones en el hospital y algunos equipamientos básicos como se hace en todas las ciudades y poblaciones gallegas. Resumen: en la ciudad no sé invirtió casi nada y en el área metropolitana se postergó todo.
Mientras esto ocurría, la Ciudad Metropolitana se reafirmaba como el área con mayor densidad de tráfico de Galicia y con más frecuentes congestiones; también como el espacio metropolitano con mayor carencia de conexiones trasversales mediante vías de alta capacidad. Tanto por el Gobierno Central como por la Xunta, la mayoría de las que se construyen siguen siendo radiales hacia la ciudad central (250.000hab.), cuando la actividad económica y la población se acumulan en un arco periférico (150.000 hab.) desconectado internamente. A casi nadie parece importarle el excesivo consumo de combustible, la intensa contaminación, el aumento del tiempo de los desplazamientos o las pérdidas de tiempo generadas por un sistema de movilidad que se quedó anacrónico.
Por eso, y no quiero entrar en comparaciones, no deja de ser frustrante ver como la propia Xunta desdobla la autovía del Morrazo, paga los peajes de Vigo-Morrazo, subvenciona en la sombra las autovías gratuitas de las Rías Baixas, o como aporta ciento cincuenta millones a la rehabilitación del casco viejo de Vigo, cerca de 50 a una gran Ciudad de la Justicia en el antiguo “Pirulí”, más de 30 a la nueva estación de autobuses y accesos de la intermodal viguesa , y cientos de viviendas sociales en el polígono de Navia, y, ya para acabar, como compromete millones para ampliar el recinto ferial por si hay demanda. Y si a eso sumamos los cientos de millones que la Xunta lleva gastados en las empresa del área viguesa (Citroën, Barreras etc), la cifra se hace inconmensurable. Y no digo que esté mal, el contrario, me parece bien, porque en un país moderno es clave equipar a las grandes áreas metropolitanas para facilitar la actividad económica, los desplazamientos de la población y la calidad de vida, para hacerlas más competitivas.
Por eso tampoco me parece mal que para consolidar la capital autonómica compostelana se acelere la financiación del enlace de la Ciudad de la Cultura, la nueva ágora compostelana, con la autopista; al igual que el invertir y gestionar los enlaces de la propia autopista con los polígonos industriales, algunos hace tiempo construidos y aún vacíos, o que inviertan 40 millones en acondicionar los accesos a la ciudad por donde entran los Caminos para la Era Xacobea, ni mucho menos la rehabilitación millonaria y necesaria de la catedral, o un sin fin de obras precisas y convenientes. Todo eso está bien porque es bueno para todos.
Lo que no acabo de entender es por qué en estos cinco o seis últimos años la Xunta no ha invertido nada en obra pública en La Coruña, salvo la mencionada pasarela, ni por qué las grandes inversiones en el área metropolitana han sido aplazadas hasta casi la eternidad (vía ártabra y Morás), ni por qué tenemos que pagar con la subida de peajes las obras y las subvenciones de las que disfrutan los usuarios del eje Santiago-Vigo, ni otras muchas cosas parecidas. Tampoco entiendo por qué cuando se propusieron crear los dos hubs tecnológicos solo pensaron en Santiago (biotech y tic) y Vigo (automoción y aeronáutica), Tuvo que ser el rector de la UDC quien pusiera sobre la mesa la idea de crear un parque tecnológico en la fábrica de armas, con la Ciudad de las Tics, que en el momento de arranque no sentó bien en la Xunta, y llevó al propio presidente a posicionarse en contra, justificándose con un pretendido gran hospital. Ahora, aunque no está entre los hubs, suponemos que ocupará esa posición en una rama en la que La Coruña es uno de los polos tics más importantes de España (el cuarto) y el que más crece. Como tampoco entiendo que siendo el segundo destino turístico de Galicia en número de visitantes, y el primero en rentabilidad hotelera, en estancia media y en crecimiento de plazas (seis nuevos hoteles están en marcha en al área) sea pospuesto en los planes de promoción oficial. Con la Torre de Hércules debemos conformarnos. Y así muchas cosas. Y esas son las cosas que no entiendo. Me parece bien que inviertan en otras ciudades, si lo necesitan, pero no entiendo porque en nuestra Ciudad Metropolitana de 400.000 habs., ocurre todo lo contrario: una pasarela en cuatro años.
Ya sé que la política clientelista lleva a estas situaciones, pero considero que el presidente de la Xunta tiene la talla personal y política necesaria para no caer en posturas tan arcaicas y propias de los viejos arquetipos caciquiles. Por eso entiendo cada vez menos. A lo mejor es que los políticos y los empresarios coruñeses no supieron demandar ni negociar las inversiones. Pero, tampoco cuando gobernaba el PP en la ciudad. Recuerdo como Feijoo se oponía constantemente a la ampliación del aeropuerto, porque defendía el aeropuerto único, o cuando la ministra de Fomento de entonces abroncó al que fue alcalde por haber invertido en la ciudad para al final no ganar las elecciones. Y no lo entiendo porque en otros municipios ni gobernaron ni gobiernan, ni ganan elecciones, y sin embargo invierten. No logro saber lo que ocurre.
El caso es que el área que lidera Galicia en todos los rankings económicos, que se ha convertido en el principal referente del turismo urbano en el Noroeste, que aporta mayor carga fiscal, que acumula los municipios más ricos, los mayores crecimientos demográficos ( por inmigración) y otras variables que no es necesario repetir, sea también la que menos inversión recibe. De alguna manera el área que más contribuye con sus impuestos a las arcas públicas se esté convirtiendo, en algunos aspectos, en la financiadora del resto de Galicia, como ocurre con la fundación de la ciudad de la cultura. Pero incluso de esto tampoco me quejo, porque forma parte de la solidaridad territorial: quien más tiene más contribuye a quien menos tiene. Pero lo que no entiendo nunca es que sea, a cambio, la que menos recibe. Y eso lo digo tanto de la Xunta que preside Núñez Feijoo, como del Gobierno Central de quien sea. Por eso la próxima semana le propondré a Feijoo algunas ideas para que la Xunta pueda resarcir con sus competencias a la comarca metropolitana de La Coruña de la deuda histórica que con ella tiene contraída.