Las incertidumbres del nuevo año político: ocho partidos optarán a formar el futuro gobierno local

Sobre las diferentes posibilidades políticas que tendrá nuestra ciudad en las próximas elecciones municipales.

La situación política se modifica con tanta rapidez como la que experimenta el cambio tecnológico y económico del mundo actual. Y también con la misma incertidumbre. Cada cambio en el sistema introduce un nuevo factor de duda,y esto, aunque por otras razones, también ocurre en el ámbito local, haciendo que los vaivenes de la política nacional afecten directamente a las expectantes elecciones de mayo al consistorio coruñés. Tal vez más que en anteriores ocasiones, máxime porque entre los candidatos hay ausencia de liderazgo social.

Unas elecciones nunca tan esperadas: por un lado, debido a la necesidad sentida por muchos ciudadanos de poner fin a una etapa marcada por la confrontación política, que se tradujo en una paralización creciente de las inversiones públicas del Estado y de la Xunta, dirigidas ambas por el partido popular, en la ciudad y en el área metropolitana; y que solo se revertieron con la llegada del socialismo al gobierno de la nación. Así ocurrió con una nueva manera de enfocar la gestión del suelo portuario, la construcción de la intermodal y el traspaso de la AP9, y que indirectamente provocó un cambio final en la actitud del gobierno autonómico, manifestado públicamente en la visita del presidente dela Xunta al alcalde, pero las promesas están, en su mayoría, más en el papel que en la realidad, tanto en un lado como en el otro.

Pero también, están siendo más esperadas por la falta de acción inversora de un gobierno local en minoría que quiso actuar como si no lo fuera. Su falta de experiencia en la gestión, el mal entendimiento entre los partidos cogobernantes, y la lentitud de la gestión, añadieron a las razones anteriores nuevos factores explicativos de la escasez de inversiones. La mejor nota corresponde para el departamento de medioambiente, y la peor probablemente para movilidad, aunque algunas han quedado tan en la sombra que ni sabemos cuáles fueron sus aportaciones a la ciudad.  El resultado fue muy pobre. Ninguna actuación relevante de mejora (salvo la cubierta del estadio), ninguna nueva calle peatonal significativa, escasas humanizaciones, y un estado de abandono generalizado en muchos espacios centrales, incluyendo los más emblemáticos que, por serlo, son de todos. Y son también los más visibles. Como consecuencia, cada vez que salimos a otras ciudades, y salimos mucho, sentimos la frustración que surge al comparar el estado de esas ciudades y el de nuestros espacios centrales.  En todas los percibimos muy cuidados, muy limpios, muy bien rehabilitados, donde el tráfico esta ordenado, y los paseos marítimos y los centros históricos en perfecto estado. Probablemente esta situación no pueda achacarse en su totalidad al gobierno actual, porque también el anterior hizo muchas dejaciones, pero el efecto acumulativo ha dado lugar a una situación insatisfactoria. Y no es que no hubiera financiación, sino porque las luchas políticas y la falta de agilidad en la gestión pusieron los intereses de los respectivos partidos por encima de los de la ciudad.  Por eso muchos ciudadanos esperamos ansiosos ver a nuestra ciudad en perfecto estado de revista, como tantos años ocurrió. Da pena ver Los Cantones, La Marina, El Parrote, el paseo marítimo de Orzán-Riazor, la cúpula-mirador del monte de San Pedro, el edificio de la cárcel, la calle de Ramón y Cajal y adyacentes, la calle de San Andrés en todo su recorrido pero principalmente la Estrecha, Panaderas, etc. Y eso que nos apena es lo que hace más intensa la espera.

Sin embargo, a pesar de ser tan esperadas y tan necesarias para el bien de la ciudad, las expectativas electorales no fueron nunca tan inciertas como ahora, porque al no haber un liderazgo ni un proyecto ilusionante, las tendencias observadas varían mes a mes al albur de los acontecimientos de la política nacional y a la intrahistoria de cada partido en el tiempo presente. Hubo un tiempo en que se llegó a pensar que la fuerza de Ciudadanos podría llegar a colocar alcalde, hubo un tiempo en que la fuerza tendencial de Pedro Sánchez parecía propiciar un liderazgo político socialista en la ciudad, hubo tiempos en que parecía que la Marea iba a seguir siendo el más votado por el efecto alcaldía y el defecto de los otros, y no faltaron tiempos en que se pensó que el partido popular en alianza con ciudadanos podían lograr el codiciado mando de la alcaldía. Hubo tiempos, porque ahora cualquier previsión es tan dudosa como las propias encuestas. Y en esas estamos.

 

Los resultados de las elecciones andaluzas han sido un revolcón para la tendencia creciente del partido socialista y han dado paso a una amenaza latente: la entrada de la ultraderecha, o si se quiere de un partido antisistema radical de derechas, equivalente a la izquierda radical antisistema que en su momento representó Podemos y aquí, con más matices, las Mareas. Ya tenemos todos los espectros políticos en el arco electoral, al igual que ocurre en los demás países europeos. Ya escuchamos opiniones que manifiestan que hay gente harta de tanta debilidad, de tantas amenazas, de tantos impuestos y de tanta corrupción, y que por eso piensan en la abstención como única opción posible.  Todo ello derivó en que también en nuestra ciudad esto vaya a tener reflejo en el complicado cuadro de mando coruñés. Resultado: aumenta la incertidumbre a la vez que crece el número de grupos políticos que van a optar a la alcaldía. Ahora ya son ocho.

Y de esa multiplicación de opciones, nace el último factor de incertidumbre: la imposibilidad de obtener gobiernos de mayoría, lo cual en una ley electoral pensada para esas mayorías, introduce un elemento más de complejidad.  Sabemos que ya no es tiempo de mayorías, pero también sabemos que las nuevas mayorías surgidas de los pactos van a dar lugar a un gobierno local compartido, en el que cada partido coaligado detentará determinadas áreas de gobierno.

Se impone un gobierno local compartido.  Un marco nada propicio para la estabilidad y mucho menos para el liderazgo, tan necesario para poner en marcha ese proyecto de ciudad que A Coruña reclama. Las ideas que hay sobre la mesa ya las conocemos en su mayoría, y las demandas están claras. No queremos seguir gastando el dinero en estudios que apenas aportan soluciones (pensemos en Coruña Futura o en lo relacionado con los sucesivos planes de movilidad, o ahora con los del puerto o el área metropolitana). Es más, el gobierno de la Marea iba bien encauzado en la teoría, mejor que el anterior, aunque con algunos sesgos ideológicos excesivos, pero un proyecto efectivo requiere pasar de la teoría a la práctica, y a saber combinar las acciones a largo plazo con alguna actuación significativa a plazo corto. Así es como se hizo y se hace en todas partes, y así es como se plantea desde la planificación urbana más común. Pero aquí no fue así: hubo buenas ideas, muchos estudios teóricos, pocas consecuencias prácticas y una insatisfacción creciente de muchos ciudadanos.

Y en la paleta cinco partidos con una mochila   llena de frustraciones o decepciones. Una situación que alumbró formaciones nuevas y que vinieron a complicar aún más las opciones de gobierno.  Expondré brevemente cual es mi percepción de cada uno de ellos, al menos cuando este año termina, porque con tanta incertidumbre dentro de poco muchas de las percepciones actuales pueden cambiar de manera sustancial. Unas son fruto de mi propia experiencia, otras de lo observado y escuchado en los debates de nuestro foro, que se ha revelado como un buen observatorio local desde la pluralidad y la independencia, y muchas son opiniones recogidas de los ciudadanos. Empezaré por los partidos clásicos.

Los partidos de siempre.

En primer lugar los dos grandes   partidos de siempre, los clásicos: El PP y el PSG-PSOE. Ambos con nuevos candidatos y ambos recién salidos de una operación de cohesión interna (una democrática y otra impuesta), cuyo fin era coser las disidencias que toda formación política tienen dentro, y que en la práctica solo se unen cuando se alcanza el poder. Es lógico porque es este el objetivo que todos buscan, lo que los une.

a) La nueva candidata impuesta por el partido popular, Beatriz Mato, tiene amplia experiencia en la Xunta pero con pocos guiños a la ciudad, y con algunos que mejor hubiera sido abriera el ojo a tiempo. Está trabajando en un nuevo programa y trata de amplía su radio de conocimiento mediante fórmulas de encuentro directo con los ciudadanos, adoptando formas populistas hasta ahora tan ajenas al PP de Feijoo: “el CarroMato de la Mato”. Nombrarlo da risa, pero a lo mejor es muy eficaz para reducir la distancia entre el partido popular y las clases populares. En paralelo, y como ya comenté, Feijoo se presentó en la ciudad como el mejor alcalde en potencia: aportó en el papel en un solo día más soluciones a los grandes temas urbanos que en cuatro años de paralización o retraso. Ojalá se convierta todo en realidad, porque la ciudad lo necesita.

No sé si esta apuesta directa del propio presidente de la Xunta es casualidad o formaba parte de la estrategia de acoso y derribo, que llevó a una paralización intencionada de las inversiones en el área metropolitana; o si fue una manera de paliar una posible caída electoral, o si fue consecuencia de la pérdida de influencia del PP en el gobierno del Estado, que ahora, a través de Javier Losada, anuncia sus inversiones al margen de la estrategia electoralita popular prefijada y centralizada.  Fue, sin duda un cambio fundamental, porque hasta ahora la política era no invertir para paralizar. Ya dije en anteriores ocasiones que me parecía una estrategia aldeana y obsoleta, traída del medio rural gallego de los años ochenta, pero inadecuada a una sociedad urbana moderna. Si todo lo dicho no es correcto, y se deberá a un cambio para favorecer a la ciudad, tan agraviada en las inversiones en comparación con otras ciudades gallegas, me felicito como coruñés. Con todo, la irrupción de Ciudadanos y Vox, que el pregonero popular Tellado se encarga de eliminar un día y otro de las opciones de los gallegos (por algo será) tal vez tuvieran algo que ver. La realidad sigue otro camino, que el proclamado por el voceiro oficial, y anuncia la consolidación probable de Ciudadanos que vendrá a cercenar los votos tradicionales de la formación popular, o incluso por la consolidación de Xullo Ferreiro indemne a tantos ataques y tacticismo mediático.  Por eso, y por otras razones, el aumento del peso del voto popular en la ciudad, como ocurre en España, es hoy por hoy un factor de incertidumbre, por mucho que se note el efecto Feijoo.

b) en el partido socialista las primarias buscaron un candidato, en este caso candidata, que cerrase las heridas anteriores, al menos momentáneamente, porque las cicatrices permanecen, y que a la vez reforzase el peso de Formoso en el frente político gallego, ya que a Gonzalo Caballero  no le queda ninguna de las grandes ciudades, incluyendo el nuevo brote disidente orensano. Reforzado el poder del barón provincial coruñés, lo cual me parece una buena noticia para A Coruña, y apoyándose en la eficacia de Javier Losada como Delegado del Gobierno, que también aporta peso político de verdad a la ciudad, queda por ver la valoración y el apoyo que los ciudadanos puedan prestar a una candidata nueva, de la que no se conoce otra trayectoria que la profesional. No parece que vaya a surgir el liderazgo necesario y que hasta hace poco parecía lo más lógico atendiendo a las tendencias. Estamos ahora en un nuevo cambio en la curva de tendencia del partido socialista, en este caso a la baja, y acrecentado por los últimos acontecimientos en Cataluña. Aunque no sabemos si será coyuntural o irá más allá, el caso es que la suma de todos los factores nos da un resultado muy incierto.

c) Queda el BNG. La magnífica labor de la trabajadora incansable que es Avia Beira puede hacer crecer le voto nacionalista, mediante una recuperación de los que antes votaron al partido instrumental de Beiras , y que visto lo visto, decidan volver a la formación nacionalista originaria. En cabeza de cartel estará Jorqueras. No será difícil para ellos aumentar su cuota en el gobierno local, al menos añadiendo una concejalía. Sea como fuere será un buen apoyo para la Marea pensando en posibles mayorías, aunque también puede serlo para el PSG si la dirección del partido en Galicia establece esa estrategia de partido. Algo de eso se habla. La deriva independentista reciente, apoyando a Bildu y los soberanistas catalanes no deja de introducir un nuevo factor externo de incertidumbre pensando en la intención de voto de nuevos electores.

Como resultado: los partidos clásicos crecen lentamente o decrecen.

Los partidos nuevos.

Los partidos nuevos, surgidos de las cenizas de la crisis económica y de su inadecuada gestión por Europa y por el Gobierno Español de Zapatero y de Rajoy, unido al peso de la corrupción, nacieron para cambiar la vieja política por una política nueva.  Tras una legislatura ofrecen una situación muy diferente:

a) por un lado, la confluencia local de En Marea, es decir la Marea Atlántica, se presenta a las elecciones tras una legislatura lastrada por una gestión que deja, principalmente  entre quienes les votaron desde otras posiciones ideológicos diferentes a la propia, muchas incógnitas, no pocas decepciones y bastantes frustraciones. Sin una aportación urbanística significativa, y en algunos casos un sectarismo demasiado visible, su propuesta inicial quedó ensombrecida, y su capacidad de gestión en entredicho, oscureciendo otros aciertos que pudieron tener. Entre ellos, destaco tres: su papel de oposición a la privatización de los muelles, que es el proyecto más trascendental que tiene la ciudad;   la paralización de proyectos inmobiliarios que hubieran dañado notablemente la calidad y la imagen de la ciudad, como son las Percebeiras de Labañou, o los bloques de As Xubias entre otros; y en tercer lugar el empeño por constituir el área metropolitana. En el puerto y el área metropolitana, partieron de unas bases poco realistas y pretendieron poner en marcha grandes iniciativas cuya realización dependía de otras instancias sin contar con ellas, o en contra de ellas.  Se han quedado en estudios teóricos y en debates poco concluyentes. Los puntos positivos del urbanismo se oscurecieron por la problemática gestión del plan de viviendas para jóvenes y por las dificultades puestas para la rehabilitación de edificios en el centro histórico, aun cuando el PEPRI permitiera actuaciones más propicias para atraer inversiones privadas. Tampoco las públicas dieron resultado.   Recientemente ha ocurrido un hecho que, por su relevancia, añade más incertidumbre: la pérdida de las inversiones que supuso la incapacidad para gestionar en los plazos previstos los 15 millones procedentes del superávit anterior.

Con todo, parece que los votos favorables a la Marea seguirán teniendo un peso significativo en el electorado, pero sin alcanzar la mayoría. Aunque todo puede pasar si la abstención se implanta como respuesta.

b) El caso de Ciudadanos es muy diferente. En las elecciones anteriores quedaron fuera del mapa político local, y en la actualidad, tras sucesivos abandonos, siguen buscando un candidato relevante, aunque son ya tantos los noes que recibieron de quienes ofrecieron el puesto , y el rechazo a quienes aspiraban a obtenerlo, que cada vez tiene que pescar ejemplares más pequeños, aunque no por eso necesariamente peores. Hoy en día la candidatura encabezada por el profesor José María Paz Gago parce ser la definitiva. Está por confirmar y por eso puede cambiar. De todos modos hay varios hechos que parecen demostrar que la ciudad no les interesa mucho, y que solo piensan en términos nacionales. Así lo evidenció su carismático líder, cuando recientemente estuvo con el exalcalde Vázquez, que dejó a sus nuevos afiliados con el desdén de la indiferencia. Ni siquiera se acercó a saludarlos. A esto se añadió su posicionamiento contrario al traspaso de la competencia de la autopista a la Xunta de Galicia, rememorando lo que en la precampaña anterior habían hecho con el rechazo al AVE gallego, y más tarde con su agresión a nuestro idioma.  Quien quiera defender los intereses de la ciudad debe pensar de otra manera. Pero, como el viento les sopla a favor, seguramente obtendrán un buen resultado, pero como partido de apoyo a posible mayorías. En eso piensa el partido popular. Pero ¿y si fuera la revés? No parece probable.

c) En tercer lugar, y por primera vez emerge Vox como alternativa. Como el anterior su discurso político está alejado de lo local porque a ambos lo que les importa es la política nacional y la ciudad es solo un paso más para asentarse. Hace tiempo que vienen teniendo reuniones y posiblemente el empuje andaluz logre fraguar una oferta local en las ciudades. Es probable que, tal como sopla el viento, logre un resultado mejor del que hace apenas unas semanas podríamos pensar. De momento votantes de la izquierda, de la derecha y del centro están mirando con interés su entrada en la ciudad. Y como el wasap hace maravillas, muy probablemente su voto experimente un fuerte crecimiento, a la vista de lo que sucede en otros lugares y de lo que aquí se escucha en la calle. Puede ocurrir que se convierta en partido clave para forjar una mayoría de derecha.

Resultado: los partidos nuevos crecerán y uno entrará por primera vez en el gobierno local.

Los partidos locales.

Vienen ahora los partidos que piensan en términos locales. Y la novedad es que si antes era uno- Unión Coruñesa- ahora son dos las formaciones que se presentan.

a) En primer lugar Alternativa dos Veciños, que con un buen candidato al frente, el profesor Pedro Armas, busca unir los municipios metropolitanos para mejorar el posicionamiento político en la Diputación y sobre todo hacer un frente común metropolitano ante el abandono inversor que el Gobierno Central y hasta ahora el Autonómico nos tuvieron sometidos. La lista de agravios es muy larga y a los existentes se une ahora lo de la autopista. Estamos pagando las obras de Vigo y de Santiago más los pejes rebajados de Pontevedra-Vigo sin haber recibido inversión alguna, y, lo que es peor, manteniendo peajes injustificables y retrasando la continuidad de la Vía Ártabra. Y si a ello sumamos que pagamos también los peajes en la sombra de las autovías de la Xunta, tenemos aquí un campo en el que solo la unión metropolitana puede hacer cambiar las cosas. No es fácil que logren entrar con fuerza en el gobierno coruñés, pero una representación sería suficiente.

b) Finalmente entrará en juego un nuevo partido local, que está apoyado en equipos de barrio, y que solo tiene como objetivo la defensa de los intereses de la ciudad, como respuesta al abandono inversor y a la falta de coruñesismo de los demás partidos, que siempre ponen los intereses de la formación política correspondiente por encima de los de la ciudad. Y es a eso a lo que juega Miguel Rosende, su promotor.  El fin es razonable, pero los medios son pocos, y la entrada en el gobierno es difícil, ya que necesitan alrededor de 5000 votos, y con tan variada oferta no es fácil lograrlos. Pero el reto está ahí.

Resultado: los partidos locales lo tienen difícil, pero hay opciones.

Conclusiones.

Con este panorama no es tarea fácil pensar en quien pueda ostentar la alcaldía, pero con todas las reservas posibles, todo parece indicar que la disputa será entre tres: Xullo Ferreiro, Beatriz Mato e Inés Rey, por este orden. ¿Quiénes pueden ser apoyo de la Marea? El BNG, Alternativa, y tal vez el PSG-PSOE ¿Quiénes pueden ser el apoyo del PSG-PSOE? El BNG, la Marea y tal vez Alternativa. Es decir un juego a cuatro que dirimirá el que reciba más votos. Xullo tiene posibilidades para seguir pero como previsiblemente perderá votos necesitará más apoyos.  Por el otro lado, Bea Mato puede sumar el apoyo de Ciudadanos, y si consiguen entrar los de Vox. El papel del nuevo partido del coruñesismo, en caso que entre, dependerá posiblemente de los compromisos que se asuman en su lista de temas de interés para la ciudad. En resumen Beatriz Mato y Xullo Ferreiro pueden ser quienes disputen la alcaldía, siempre que la tendencia del partido socialista no recupere su fase alcista reciente y siga por la deriva actual.

Sea como sea, y al margen de los muchos cambios que puedan acaecer hasta mayo, la partida es difícil, porque juegan muchos y porque ninguno va a obtener la mayoría, así que será necesario hacer pactos, como en todas partes ocurre. Esperemos que los que se firmen piensen en la ciudad y pongan condiciones, no volviendo a cometer pasados errores, como el apoyo socialista a la Marea sin condiciones. Eso es lo que los ciudadanos deberíamos pedirles, porque estas son elecciones para gestionar la ciudad y no para hacer política de partido. Eso tiene otros ámbitos. Difícil lo vamos a tener los electores, más aun cuando se habla de hacer coincidir las municipales con las europeas y las nacionales. ¡Menudo galimatías¡ Pero queda mucho por hablar. Y seguiremos opinando.