Sobre la situación de cada uno de los partidos políticos en la ciudad, y sus pasos de cara a los próximas elecciones municipales.
Aunque todavía falta mucho para las próximas elecciones municipales, y en medio pueden pasar muchas cosas, ya se están preparando los motores, y cada partido afina su estrategia. Daré un repaso al papel de cada uno partiendo de la visión que ahora tengo del escenario local.
Empezaré por el partido que gobierna. El actual alcalde, Ferreiro, ya ha anunciado su candidatura y, aunque tiene pocos logros que ofrecer a todos, al menos puede presentar un balance satisfactorio para sus votantes mayoritarios, porque se han ido abordando la mayoría de los objetivos de su programa. Hay que esperar a lo que sean capaces de gestionar en este año y medio que queda para que den el paso de la teoría a la práctica. La oposición le acusa de sectario- con acierto- y de haber paralizado la ciudad, y también del descuido de las atenciones básicas que toda ciudad requiere. El resultado es una ciudad descuidada, la más descuidada del norte de España sin duda, con importantes déficits en limpieza, pavimento, pintado pasos peatones y señalización horizontal, cuidado de zonas verdes, ornamentación de vías y plazas, pintadas y suciedad en paredes y puertas, aparcamientos sin accesos normalizados, y una larga serie de faltas de mantenimiento. Claro que a veces se les pide que resuelvan en dos o tres años los muchos problemas heredados y que la mayoría de las demandas ciudadanas tiene su origen en acciones emprendidas en mandatos anteriores. Con menos compromiso, también se le achaca el silencio permanente ante la marginación de la ciudad en inversiones públicas, así como la falta de reacción para aprovechar las oportunidades que van surgiendo. De hecho da la impresión de ser una ciudad indefensa, y un buen acalde debe saber negociar con las otras administraciones y saber alzar la voz cuando es necesario. Pero ahí están sus aportaciones: el impulso al área metropolitana, la defensa del uso público del espacio portuario, algunas ideas para la rehabilitación, como la compra de edificios abandonados para rehabilitarlos y destinarlos a viviendas sociales, el control sobre desarrollos urbanísticos excesivos y especulativos, la apuesta por la movilidad sostenible y el uso de la bicicleta como medio de transporte habitual, la gestión del espacio verde desde la óptica de la biodiversidad, la promoción musical de la ciudad en el segmento del pop-rock que ha puesto a La Coruña de nuevo en los circuitos nacionales, la promoción de la cultura gallega y de la galleguidad de la ciudad, el plan estratégico de turismo, un nuevo plan de movilidad que puede ser el revulsivo que La Coruña precisa, iniciativas de economía social y colaborativa, y, principalmente, una política de participación ciudadana, que aun no siendo muy creativa, si ha contribuido a dar voz a los ciudadanos para dividir las inversiones municipales. En el otro lado están la lentitud en las licencias, la recurrencia en decisiones tomadas que son paralizantes, el amiguismo en las adjudicaciones directas, y la falta de diálogo institucional sin el cual ninguna ciudad puede avanzar. También puede citarse el excesivo uso de la pancarta y del slogan anteponiendo la ideología sobre los intereses generales. Esto y otras cosas que no recuerdo ahora, pueden hacerle perder votos adheridos y someterlo a un desgaste que se traducirá en una pérdida de votos que cuando los apoyaron esperaban una gestión más transparente, más abierta y más eficaz. Y aún queda otra cuestión en el aire ¿se presentará Podemos por separado? Con unas cosas y con otras seguramente mantendrán un número importante de escaños, aunque menos que ahora.
El partido popular está en una posición de ataque directo y a la yugular, acusándolos de paralizar a la ciudad y de no gestionar ni facilitar la inversión privada, principalmente de algunos promotores inmobiliarios, pero tienen en su contra la paralización de la inversión procedente de la Xunta y del Gobierno Central gobernados por su propio partido y que está generando graves problemas en el desarrollo urbano y en la calidad de vida del área metropolitana. La Coruña es la ciudad donde menos se invierte, con diferencia, y los problemas sin resolver se acumulan y agravan con el paso del tiempo. Tal vez lo hagan para no darle bazas al actual gobierno, pero tal vez no sea esa la única razón. Ya había ocurrido cuando tuvieron paralizado el agujero del Parrote y el primer tramo de la tercera ronda para no darle méritos al entonces alcalde. En aquel momento les dio resultado, pero por efectos indirectos (el efecto Zapatero que abstuvo el voto socialista). Claro que tampoco la Marea facilita las cosas, y esa actitud algunos la interpretan como una manera de impedir que el pp pueda mostrar sus realizaciones llegada la contienda electoral. Sea como sea, la ciudad y los ciudadanos están padeciendo las consecuencias de este desgobierno nacido de una mala política pensada solo para la lucha electoral. De cara a los votos, tienen a su favor el aparato del partido que siempre aporta un importante número de votos, y los fieles de toda la vida que cada vez son menos por razones de edad, pero en su contra esta el rechazo social al partido a causa de la corrupción generalizada y los errores en la gestión de la cuestión catalana, por no mencionar una política económica neoliberal que provocó un empobrecimiento de la clase media alta y la clase media. Basta con pasear por los barrios de la ciudad para ver los efectos de una política económica en la que el aumento del PIB no se traduce en una mejora social, sino todo lo contrario, en una mayor acumulación de la riqueza y aumento de las desigualdades sociales. Y eso en nuestra ciudad es muy visible. Y son votos. De ahí que, como los jóvenes, muchos nunca votaran al partido que los mantiene en el paro o con contratos abusivos o a quienes le llevaron a la situación actual de escasez. Un último apunte. Siguen dándole demasiada importancia al papel de los medios escritos, cuando ya sabemos que cada vez influyen menos porque la lectura de la prensa escrita ha disminuido mucho, y porque la necesidad de seguir los intereses de las fuentes financiadoras les hacen perder credibilidad. Aunque son cuestiones que no están relacionadas con la política local pueden influir en la transferencia de votos hacia otras alternativas del mismo segmento de centro-derecha, haciendo que el número de escaños disminuya notablemente, pudiendo quedar con seis/ocho escaños, y dificulte la posibilidad de formar gobierno.
El partido socialista está en una situación de transición. El actual equipo será sustituido por otro nuevo de perfiles más profesionales y con unas características pensadas para atraer votos de izquierdas y de centro-izquierda decepcionados con las actuaciones de las formaciones populistas, y para recuperar votantes tradicionales del partido, aunque los del área más próxima a la socialdemocracia liberal pueden orientarse a las nuevas formaciones. Probablemente sumarán algún escaño y por ello aspiran a ser decisivos en la formación de un posible gobierno de izquierdas. No olvidemos que en La Coruña el voto ha sido siempre de izquierdas, y que el tiempo que tuvo del partido popular fue motivado-como antes señale- por una abstención del voto socialista como consecuencia del efecto Zapatero, pero ahora el efecto puede ser el contrario, afectando negativamente al partido popular.
Queda el BNG. Todo hace pensar que la debacle del grupo nacionalista confluente en la Marea hará que el BNG recupere votos, a lo que también ayudará el magnífico perfil político de Ana Pontón y en este caso de Avia Veira. Como mínimo ascenderá en un escaño que si en sí mismo poco significa, puede ser decisivo para un pacto de izquierdas.
Queda por comentar la irrupción de Ciudadanos. El efecto catalán está poniendo a los seguidores de Albert Rivera a la vista de todos como un posible partido alternativo al desgastado partido popular. Aquí estuvieron a punto de ganar un escaño que hubieran logrado de ir unidos con el partido de Carlos Marcos. Ahora tienen en su mano abanderar la defensa de la ciudad sin ataduras y con un discurso moderno que proponga medidas tendentes a reducir la estructura política actual y el gasto de la clase política a favor del gasto social y de los pensionistas. Esas líneas ya han sido enunciadas a nivel nacional, incluyendo un adelgazamiento de las autonomías, para volver a llenar la hucha de las pensiones. Si estas ideas llegan a materializarse posiblemente pueda experimentar un ascenso. No olvidemos que las elecciones anticipadas en España están cada día mas cerca y en ese escenario el efecto llamada puede jugar a favor del partido naranja. A nivel local la propia marca puede vender en el nuevo mercado de votos, tanto a los desencantados del pp como del psoe, y a nuevos votantes de centro-derecha, principalmente jóvenes, incluso algunos que antes habían votado al populismo y que ya están de vuelta. También los procedentes del llamado coruñesismo, tan molesto con el partido popular gallego por el retraso inversor y la marginación de la Xunta a la ciudad. La suma de estas opciones podría contribuir, al menos como posibilidad, a posicionarse entre cuatro y seis escaños. Su papel previsible se sitúa en un entendimiento con el pp, pero ante los ataques continuos y la necesidad de distanciarse y diferenciarse, pueden optar por cambiar de discurso, y lograr una apertura a una negociación con el psoe, consolidando un bloque de centro. No son más que cávalas pero pueden resultar factibles. En todo caso para cualquier negociación los votos de Ciudadanos, tanto en A Coruña como en los municipios de la periferia donde se presenten (Arteixo, Culleredo, Cambre, Oleiros, Sada, Betanzos) harán valer su peso, poniendo condiciones que en este caso pueden referirse a los temas importantes que la ciudad tiene planteados y que están a la espera de las inversiones de la Xunta y del Gobierno Central. Un último apunte: posiblemente la llegada de Ciudadanos traiga nuevos modelos para la constitución del área metropolitana, al menos eso se desprende de lo dicho por su líder, que es contrario a la creación de nuevas administraciones públicas. Y queda lo más importante: está por ver quiénes serán los candidatos que se presenten al gobierno local. Lo que no cabe duda es que habrá que contar con la presencia de representantes de la formación naranja en el gobierno municipal.
Además de las anteriores, pueden surgir algunas ofertas nuevas. Ya ha anunciada su interés no presentarse de la Alternativa dos Veciños, de Oleiros con el fin de consolidarse en la Diputación Provincial y de aportar su experiencia en urbanismo. Ya está en algunos municipios, pero en La Coruña no lo tiene fácil. Tampoco sabemos que hará Podemos, pero posiblemente seguirá en la Marea, no vaya a ser que quede a la vista su actual debilidad, después de la suma de errores cometidos por su carismático líder. Nuevos partidos o proyectos de partido de derecha radical ya han mantenido reuniones en la ciudad para presentar una candidatura a las municipales, pero su presencia es muy incierta.
Todo esto no son más que hipótesis basadas en mi percepción de la realidad política ciudadana, pero lo que parece seguro es que en todos los programas encontraremos pospuestas a los temas importantes que la ciudad tiene planteados: área metropolitana, proyecto del espacio portuario, movilidad metropolitana e intermodalidad, accesos e infraestructuras ferroviarias, dinamización actividad empresarial y las bases para diversas propuestas de planes metropolitanos para mejorar en movilidad y sostenibilidad, los dos grandes déficits actuales. Junto con ello, las políticas sociales y la política de barrios, sin olvidar los ámbitos de la cultura y del turismo, sumamente importantes para esta ciudad metropolitana en la que el municipio coruñés es cada vez más una ciudad de servicios. Muchos presentarán soluciones confluyentes, pero probablemente las diferencias serán importantes, y más aún lo será el volumen de la mochila que cada candidato pueda acarrear por sus actuaciones pasadas. Eso, probablemente contará más que el programa. Aquel viejo modelo de grandes programas con soluciones para todo y con ideas y ocurrencias diversas, ya está obsoleto, porque los votantes estamos de vuelta y sabemos que lo que se pone en el programa es una cosa y lo que se hace es otra, a menudo la contraria. Con unas páginas vale para poner las ideas básicas, porque lo que se valora, además de su vinculación emocional con la ciudad, es la capacidad, la honestidad y la credibilidad de los candidatos.
Seria deseable que la previsible falta de mayoría, y la negociación mediante pactos condicionados, pusiera fin a las políticas de ataque y de castigo, tan denostadas como utilizadas, para crear un ambiente preelectoral basado en actitudes más democráticas y más abiertas. Toca gestionar el multipartidismo pensando en el bien de la ciudad, y no tener que repetir la lamentable situación que hemos visto estos últimos años, con acuerdos impuestos desde fuera y al margen de los intereses de la ciudad, y que en nada benefició a la gestión de los problemas urbanos reales y a la materialización de nuestras aspiraciones. Porque, como a mí, a muchos coruñeses lo único que nos importa es el bien y el progreso de La Coruña.
No son más que intuiciones más o etnos justificadas, pero que en algún caso pueden convertirse en realidad, y siempre pueden contribuir a animar el debate sobre el futuro político del gobierno local, tan decisivo para los coruñeses como para la propia ciudad. Y con eso ya estarían justificadas estas líneas. Abrir, con el comienzo del año, un nuevo debate político local. Para ello ponemos a disposición de toda la tribuna de debates de nuestro Foro Metropolitano, este curso titulado “Soluciones políticas a los problemas urbanos”. En eso estamos y en eso queremos seguir, desde la independencia y el pluralismo.