Sobre el papel estratégico de los puertos de las Rías Altas en el Camino de Santiago.
Con prólogo de Juan Antonio Rodríguez-Villasante Prieto, mi buen amigo, el historiador Juan J. Burgoa Fernández viene de publicar “O camiño inglés e as rutas atlánticas” una obra imprescindible para adentrarse con amenidad y soltura en la historia de una de las vías de peregrinación a Santiago más importantes y utilizadas desde el Medievo. Es el camino ártabro, la incierta y arriesgada vía de los navegantes, tantas veces olvidada.
Como se sabe, el Camino Inglés a Santiago de Compostela, fue utilizado fundamentalmente por los peregrinos procedentes del norte de Europa. La lejanía y aislamiento de los devotos originarios de las islas Británicas, también escandinavos y bretones, les condujo a emplear las rutas marítimas que conducían a los puertos de Coruña y Ferrol, o adyacentes -no siempre se arribaba donde se quería- como la forma más fácil, segura y rápida de realizar la peregrinación a la tumba del apóstol Santiago.
Es a partir del siglo XII cuando comienzan las peregrinaciones a Compostela desde los países nórdicos y las Islas Británicas, siendo la del año 1147 la primera de la que se tiene noticia, con la llegada de una escuadra de cruzados que iba camino de Tierra Santa. Esta expedición tomó parte en la conquista de Lisboa, ayudando al primer rey de Portugal en su lucha contra los musulmanes. Antes de tomar parte en la batalla, los expedicionarios visitaron la tumba del Apóstol en Compostela. Entraba así en la historia el “Camino inglés. A nuestras costas llegaron escandinavos, flamencos, ingleses, escoceses e irlandeses. Lo hicieron por los puertos vascos, cántabros, asturianos… pero especialmente por los de Ribadeo, Viveiro, Ferrol o A Coruña. Tanto trajín hubo, que en Viveiro hubo de habilitarse a finales del siglo XVI un Hospital bajo la advocación de Santiago, donde se acogía a viajeros, pobres y peregrinos: “por estar en camino muy pasajero de las Asturias y Vizcaya y otras muchas partes para el hospital Real de Santiago, Portugal y otros muchos lugares”.
Así, muchos contingentes de peregrinos llegaban en barco desde el norte de Europa a las costas gallegas, para hacer luego por tierra el resto del camino hasta Santiago. Son Ferrol y A Coruña, por su excepcional importancia estratégica, los puertos que se consideran entradas del llamado Camino Inglés a Compostela. Desde A Coruña a Santiago el camino tiene un recorrido de 74 kilómetros. Desde Ferrol, 118.
Venían peregrinos arrobados de motivación espiritual, pero también a comerciar, como queda demostrado por las ofrendas efectuadas en la Iglesia compostelana. En los archivos de los hospitales de la ruta constan defunciones de ingleses, alemanes, italianos, franceses y escandinavos, que dejan constancia del paso de peregrinos de estos países a Compostela.
La ruta que parte de Ferrol pasa por Xubia, Neda, Fene, Cabanas, Pontedeume, Miño, Betanzos, Bruma, Ordes, A Igrexa (Oroso), Sigueiro y Santiago. El que sale de Coruña pasa por O Burgo, Cambre y Carral, y se une en Bruma con el que viene de Ferrol. Vías, estaciones y señales excepcionalmente estudiadas y descritas en la última publicación de Burgoa, que les recomiendo vivamente.