Breve comparativa entre Bilbao y Coruña en la que se pone de manifiesto la necesidad de mayor cooperación en política de transporte e institucional.
A mediados de los años 80 España entró en el Mercado Común Europeo, los acuerdos que se firmaron para entrar, en algunos aspectos nada beneficiosos para nuestro país, impusieron un proceso de desindustrialización muy importante en el sector metalúrgico y naval. La industriosa ciudad de Bilbao se vio afectada de lleno, su modelo no tenía ni presente ni futuro. Y en esa coyuntura nuestros siempre emprendedores vecinos Vascos y sus fuerzas vivas decidieron, como el ave fénix, resurgir de sus cenizas y diseñaron un proyecto para regenerar la economía de la ciudad, que en realidad es la economía del País Vasco, reinventándola completamente. Esas fuerzas vivas apoyadas por los empresarios y todo el poder político (municipal, autonómico y estatal, en este caso el ministro de fomento Borrell) diseñaron una transformación que daría un giro de 180 grados a lo que hasta ese momento era la ciudad: una fea urbe industrial basada en sectores obsoletos (al menos en España) y la convirtieron en una moderna ciudad de servicios con una alta calidad de vida.
El proyecto se basó en la conversión de una ciudad industrial a una ciudad de servicios (todavía con un cierto peso industrial), con una increíble regeneración urbana en calidad de vida y una decidida apuesta por el transporte público y las infraestructuras. Ahí está el magnífico metro que conecta toda la extensa área metropolitana. Este transporte público según nos comentaba Jon Leonardo, (catedrático de la universidad de Deusto y ponente en la última presentación del proyecto económico de nuestra área del pasado 24 de enero en el centro sociocultural Novacaixagalicia) fue lo más importante que se hizo en ese proyecto y lo que más crecimiento generó en esos 25 años, no el Guggenheim. Y eso fue así porque significó la integración de un área que como la nuestra estaba descoyuntada, desmembrada. Eso era lo que le impedía la articulación, la conexión para el crecimiento.
Aunque el caso del área metropolitana de La Coruña no se parece demasiado –estamos mejor- al Bilbao de los 80, sí que hay ciertos aspectos que nos hacen reflexionar sobre la enorme necesidad que tenemos aquí y ahora de acometer un proyecto de integración. Como decía un ejemplo puede ser el de Bilbao, pero podría haber muchos más, cualquier área metropolitana de éxito tanto en Estados Unidos como Europa nos podría valer de ejemplo.
El argumento en contra de un plan como el de Bilbao para nuestro caso es la falta de masa crítica de la comarca coruñesa, ya sea poblacional o económica. Bilbao con 35 municipios y unos 900 mil habitantes tendría esa masa crítica frente a nuestra área metropolitana con 400 mil habitantes. Efectivamente el área metropolitana de La Coruña con los actuales límites tiene “oficialmente” 9 municipios y esos 400 mil habitantes (con un aumento de 75 mil en los últimos 25 años),pero yo creo que esos parámetros son claramente insuficientes, irreales, los límites reales son muy superiores en tamaño y por consiguiente en habitantes. Me explico, el peso económico de nuestra área con el 42% de la facturación de todas las empresas gallegas o el 32% del empleo de Galicia (cifra Ardán) o más del 60% de lo recaudado por todo tipo de impuestos en Galicia por nuestra agencia tributaria, nos está mostrando claramente que nuestra área es mucho más grande que esos 510 km2 de los 9 municipios. Por eso hay que pensar en un área mínima de unos 20 municipios, incluyendo todo el entorno desde Carballo, Cerceda y por supuesto Betanzos. Con esa delimitación mucho más realista la población superaría el medio millón y ya existiría una masa crítica razonable para acometer un proyecto de esta envergadura.
Nuestro proyecto de integración, que puede ser parejo al de Bilbao de los 80, debe basarse al menos en dos ideas: el diseño de un plan de transporte público del área metropolitana de los municipios que la componen (no del municipio central) en una primera fase de los 9 municipios y en la integración institucional del área metropolitana.
El plan de transporte público es lo que costará más dinero mientras que la integración institucional sólo debe ser principalmente un tema jurídico o institucional. Este último asunto consistiría en una primera fase en fusiones de municipios, Coruña, Arteixo y Culleredo, por una parte y Oleiros y Sada por otro. Habría que ampliar la comarca de 9 a 20 municipios, y por último la unificación en una sola autoridad portuaria las de Coruña y Ferrol para realizar una planificación integral de los puertos del golfo ártabro así como el apoyo en infraestructuras de los puertos de golfo ártabro (construcción del ferrocarril, centros logísticos y de contenedores).
Para que este proyecto cuente con un clima de opinión favorable en la población y a nivel institucional es necesario que existan fuerzas vivas como las que aparecieron en Bilbao en los años 80. Esas fuerzas vivas deben de articular un plan estratégico que presenten a la sociedad con el apoyo de las instituciones, ese es el reto, ¡casi nada!…