Sobre la importancia surgida del tema turístico en la ciudad, a raíz del nuevo Plan de Turismo presentado por el Gobierno Local y la exclusión por parte de la Xunta hacia nuestra ciudad.
La marginación turística de la Xunta.
Por un lado la Xunta de Galicia ya presentó su promoción oficial a través del portal autonómico “Dame Galicia”. Al abrirlo y mirar en el apartado: ¿Qué visitar?, en el que aparecen los lugares más destacados, La Coruña queda postergada absolutamente. En el epígrafe ciudades solo aparecen dos: Santiago y la Ciudad de la Cultura. Después, en otro sitio, figura la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad, pero el resto de la ciudad no existe para la agencia de turismo de Galicia. Yo no tengo más que comentar, porque esta omisión es realmente incomprensible. Máxime cuando La Coruña siempre ocupa puesto destacados en las clasificaciones y valoraciones en las redes sociales y en datos oficiales diversos. Podemos estar seguros que, en ninguna otra región de España, una ciudad con los recursos y la imagen turística que tiene La Coruña estaría ausente de la promoción oficial. Es más, normalmente son las ciudades los destinos destacados. Un año más nos toca la marginación de la xunta en el ámbito turístico, al igual que ocurre en tantos otros, principalmente en las infraestructuras y en la mejora ambiental.
El turismo siempre estuvo en la agenda municipal.
Po otro lado, el gobierno local nos presenta un plan de turismo hecho a retazos, con ideas tomadas de aquí y de allá, acompañado de con afirmaciones verbales inexactas. Por ejemplo, cuando el redactor y el concejal dicen que nunca el turismo había estado en la agenda municipal coruñesa. Todos los coruñeses entrados en años sabemos que siempre el turismo fue el eje de la promoción estival de la ciudad, aunque los contenidos y las técnicas utilizadas fueran muy diferentes de las actuales. También, en la etapa moderna, sabemos que en la época de Paco Vázquez, el modelo de ciudad de servicios tenía el turismo como uno de los apoyos más firmes. Por ello se creó el Consorcio de Turismo, con un excelente profesional al frente. Para desarrollar las ideas se acometieron importantes inversiones que voy a relatar. La Coruña se configuró como ciudad de congresos y se construyó uno de los primeros palacios de congresos de España; se perfiló como ciudad de turismo náutico, y se construyó el actual muelle de cruceros y llegaron las primeras escalas; se posicionó como ciudad de turismo familiar y se creó la red de museos científicos interactivos, pioneros en España; y como ciudad atlántica y se hizo el paseo marítimo que aún hoy es uno de los referentes de la ciudad; se puso en marcha un precioso tranvía histórico como transporte turístico que unía los puntos de interés y recuperaba la visión marítima, y que en su momento se valoró como uno de los más pintorescos del mundo; después se añadió el ansiado mirador de la ciudad en el monte de San Pedro con un elevador llamativo y que es una de las imágenes turísticas emblemáticas junto con los menhires del Parque Celta; y los nuevos puertos deportivos completaron el mapa turístico de una ciudad marítima. Por si fuera poco la ciudad apostó por el turismo cultural a través de la música, creando la OSG que llegó a ser la mejor orquesta sinfónica de España y sigue siendo nuestro referente musical nacional e internacional. También el festival Mozart, de gran reputación internacional, alcanzó una valoración como ningún otro evento cultural había tenido en la ciudad, generando un efecto retorno considerable porque llegaron visitantes de toda España para asistir a las funciones. Todavía quedaba el verano tradicional de agosto coincidiendo con unas fiestas de María Pita ampliadas y entendidas como una actividad de animación popular para ciudadano y visitantes en vacaciones.
Posteriormente en el gobierno del alcalde Losada, la Torre de Hércules fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, posicionando a la ciudad en un lugar destacado internacionalmente y que hizo de ella y su entorno nuestro principal referente turístico. Se redactó el primer plan estratégico de turismo, de corto recorrido, y que acuñó el slogan de ciudad atlántica. También se gestionó la conversión de la antigua cárcel en parador de turismo para llenar el vacío de la ciudad en oferta de hoteles con encanto.
Lamentablemente, en la etapa de Carlos Negreira algunos de esos logros se perdieron, principalmente por el sometimiento a directrices políticas desde la Xunta y a intereses privados precisos, pero con todo el turismo se situó en el centro de la agenda local. Se iniciaron acciones como la reconversión del mercado de san Agustín, el bus turístico, la renovación de la fachada turística más emblemática de La Marina, con un proyecto muy desacertado por cierto, y, finalmente, junto con una iniciativa privada se promovió el camino inglés por mar. A pesar de que gran parte del patrimonio turístico heredado se perdió, aunque siga siendo recuperable. Mirando a la dinamización de los negocios del centro, el ayuntamiento promovió importantes eventos deportivos, culturales y musicales para dinamizar el centro histórico, al mismo tiempo que el San Juan coruñés era declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional. Como colofón se reactivó el Consorcio de Turismo y se diseñó una estrategia turística bien planteada, destacando la fuerte competitividad aportada a la ciudad en la atracción de congresos y de cruceros de turismo.
Si todo eso no es poner el turismo en el centro de la agenda municipal, como dijeron los responsables del plan, mucho menos lo puede ser un proyecto que recoge gran parte de esos recursos, les asigna nuevas etiquetas y no aporta más acción novedosa que el efecto Inditex, que ya antes había sido utilizado en la promoción de La Coruña como Ciudad de Moda y como ciudad “cool”, formando parte de la ya desaparecida red de ciudades cool de España.
Las dudosas y escasas novedades del plan estratégico actual.
En realidad, este segundo plan, bien confeccionado técnicamente, se limita a reclasificar y etiquetar las estrategias y los estudios anteriores y los articula en los productos de siempre, primando el efecto Inditex para vender una ciudad para el turismo joven que busca lugares con un determinado estilo de vida. Espero que esa idea no se trasforme en un nuevo formato del macrobotellón, como está siendo el llamado turismo de despedidas de soltero, que en ciudades como San Sebastián y Gijón, en las que creo ha trabajado el mismo equipo redactor, atrae miles de jóvenes para divertirse cada fin de semana. El tiempo lo dirá.
Lo más curioso es que cuando toca concretar objetivos volvemos a oír los de siempre. Centro de interpretación de la Torre de Hércules (demandado por la UNESCO), bus turístico, mercado de San Agustín, y la Marina-Ciudad Vieja. Es lo mismo que planteaba el gobierno popular anterior, aunque no logró llevarlo a cabo. Acierta cuando señala la necesidad de actualizar el contendió de los museos científicos, cuando enfatiza la deficiente señalización turística de la ciudad, y cuando presentan La Marina como la imagen urbana, aunque en esto ya era hora que se aplicarán el cuento, porque llevamos dos años mostrando a, los visitantes un espacio en lamentable estado de atención, y una movilidad que a los turistas que llegan en coche puede hacerlos volver ante la falta de soluciones. Un último apunte, aciertan cuando plantean la necesidad de reformular el consorcio de turismo para hacerlo más efectivo y más abierto a la cooperación privada.
La marginación de Alvedro como plataforma turística.
La única novedad real es que en el documento presentado y en las declaraciones del concejal correspondiente, se hace una alusión explicita a la posibilidad de prescindir de Alvedro como herramienta esencial en la promoción turística, poniendo ejemplos totalmente inadecuados, como lo es comparar el modelo turístico de Bilbao con el coruñés, que nada tiene que ver, sin percatarse de que en la capital vasca Sondica desempeña un papel central y que por eso se promocionan los vuelos internacionales. Se ve que el concejal tiene poco conocimiento sobre el tema y repite lo que ha oído últimamente en los debates que el mismo organiza.
Para destacar el papel fundamental que debe tener Alvedro en la estrategia turística de la ciudad, y de que su nombre figure en los paneles de vuelos de grandes aeropuertos, sólo una cosa. Vigo, que siempre había estado por debajo de la Coruña en estadísticas turísticas, ahora la supera, como consecuencia de la apertura del aeropuerto a nuevas líneas nacionales e internacionales. Es un hecho bien sabido. Si se quiere promover el turismo internacional basta con contratar una compañía de bajo coste reconocida para que las cifras se disparen al aumentar los destinos aéreos internacionales. Bien lo saben también los empresarios turísticos compostelanos cuando reclaman reiteradamente la concentración de los vuelos internacionales en Lavacolla, y competir con Oporto.
También en turismo baja la marea.
Y así estamos, entre la marginación del partido popular en la Xunta de Galicia y la falta de ideas nuevas del gobierno local actual y su posicionamiento con respecto al aeropuerto. La ciudad está parada si por los políticos fuera. Seguimos en marea baja.
Menos mal que su atractivo es tan grande que, como hace poco me decía un experto del tan alabado, aunque mal conocido, proyecto de Bilbao, “esta ciudad se vende sola”. Y así ocurre con los miles que nos visitan; con las crucerías que internacionalizan la imagen de la ciudad, aunque el concejal de economía social no valore ese efecto, y el esfuerzo de la autoridad portuaria y de los operadores privados. Casos recientes, como las escalas de los llamados cruceros de millonarios que recalan varios días en la ciudad, hasta quince en un caso, o los congresistas atraídos por el esfuerzo de los gestores privados y los hoteleros, y los cientos de miles de visitantes anuales que proclaman nuestras excelencias en la red, son ejemplos elocuentes. La ciudad aparece muy bien posicionado en los rankings de destinos turísticos, Y todo ello a pesar del acoso y derribo de la Xunta de Galicia y del equivocado planteamiento de un gobierno que de la ciudad solo entiende lo que está de acuerdo en su hoja de confluencias.
Al igual que ocurre con otros temas, la Coruña de hoy se mueve, en términos políticos, entre la marginación de la Xunta actual y la visión de espacio subordinado del actual gobierno municipal. No sé qué podemos hacer, pero la ciudad necesita un fuerte revulsivo político para defenderla de quienes la olvidan o de quienes no acaban de entenderla. También en lo referente al turismo.
Menos mal que la ser una ciudad con diez o más alcaldes, me refiero a la ciudad metropolitana, en los otros municipios hay alcaldes que miran con otra perspectiva, y entre todos están dinamizando una ciudad que avanza más por los bordes que por el centro. Y menos mal que tenemos Inditex, que con el Depor y La Estrella, son sus principales valedores hacia el exterior.