Es frecuente entre los coruñeses oír decir que la alcaldesa tiene emprendida una guerra contra los coches. Muchas veces, es consecuencia de determinadas posiciones favorables a que la ciudad continúe siendo un garaje en superficie con tal de que les proporcione comodidad ; en otras, es consecuencia de las dificultades que personas procedentes de fuera del municipio que se ven obligadas a viajar en coche al centro de A Coruña, al no haber alternativa viable (tren de cercanías o metro). También ocurre cuando residentes en la ciudad y el área metropolitana tienen problemas de movilidad- normales con el paso de los años en una población muy envejecida- y los aparcamientos- muy caros para una etapa de crisis prolongada- no disponen de los medios que la ley les obliga, principalmente ascensores. Del mismo modo, la difícil conciliación familia-trabajo encuentran en el coche un apoyo imprescindible para hacer las compras en determinados momentos del día. Se podían enumerar más situaciones, pero no es preciso.
Es absurdo plantear una vuelta atrás porque las razones para la humanización y la peatonalización son poderosas y al final beneficiosas para todos. Otra cosa es que haya situaciones que hacen de la convivencia del automóvil con la ciudad una cuestión difícil que demanda soluciones flexibles.
A las anteriores se suman ciertas características y déficits existentes en el área metropolitana de A Coruña que complican aún más las cosas.
1.-La dispersión de la residencia y del empleo en el área metropolita obliga a utilizar el coche porque los transportes públicos no llegan a todos los destinos. Hay que planificar el territorio, pero todavía hay ayuntamientos metropolitanos sin plan general.
2.-Pensar que le autobús es la única alternativa al coche es un grave error. Es necesario introducir sistemas de movilidad más rápidos, sostenibles y capaces, como tranvías, metros, trenes de cercanía etc. En esto A Coruña es como todas las ciudades gallegas la última de la fila. La Xunta no quiere otro modelo que el autobús para el transporte público y eso es un grave problema.
3.-En el centro de la ciudad no tienen cabida todos los coches de los residentes y mucho menos de los que acuden diariamente a trabajar, estudiar, comprar o a actividades culturales y de ocio. La solución más fácil: los aparcamientos subterráneos. Claro que los actuales sin ascensores y con tarifas son prohibitivas (salvo los municipales) no son la solución. Los concesionarios siguen ganando dinero, pero no invierten en conservación y actualización. Y no pasa nada.
4.- Los aparcamientos periféricos disuasorios y su conexión con el entro mediante lanzaderas es otra opción que no se ha aplicado, y cuando la Xunta lo ha hecho ha sido tan mal planteado que ya todos olvidamos que existen.
5.-La falta de planificación de la red viaria comarcal y las disputas de los alcaldes hicieron- y hacen- que las grandes arterias metropolitanas sigan en el papel: vial 18, conexión vía ártabra, cuarta ronda, variante del Temple, puente del Pasaje. Con la red actual es imposible digerir los flujos existentes. Ya era hora de acordar un plan viario comarcal consensuado entre todas las administraciones.
6.-El envejecimiento de la población hace necesario una ciudad más próxima, porque mucha población solo puede hacer desplazamientos cortos desde el aparcamiento hasta el lugar de uso. Y no son minusválidos. No se suele pensar en esto al planificar la movilidad. Al final se van a los grandes centros comerciales de la periferia o del centro donde hay de todo.
7.-La congestión diaria de la ciudad por el exceso de coches en las calles y plazas y las caóticas señalizaciones y direcciones de tráfico, es un grave síntoma del déficit de sostenibilidad. Hace falta más educación vial y más mentalización, pero también racionalizar el vario. Hoy es un galimatías que está provocando rechazo en personas de fuera.
8.- Es imposible que cada ciudadano pueda aparcar su coche en la calle donde vive. Las plazas de residentes del centro y muchas plazas Ora habría que cambiarlas por zonas de aparcamiento exprés.
Puede haber más razones que ahora no recuerde, pero estas son suficientes. Conclusiones.
- No se puede abordar desde cada municipio la solución al problema, es necesario ponerse todos los del área metropolitana de acuerdo con la Xunta y el Gobierno Central para hacer un plan consensuado y transparente.
- La Xunta no puede seguir cerrada a implantar el metro o el tren de cercanías. Se está quedando sola en España donde todas las ciudades del tamaño de A Coruña tienen esos medios de transporte y están dando buenos resultados. No entiendo esa cerrazón. Parece que solo importara el AVE incluso como arma política arrojadiza. Eso no debe seguir así. ¿qué hacen los medios?
- Ahora que se plantea la recuperación de los muelles, es la gran oportunidad para resolver este problema. No se trata de convertir los muelles en un aparcamiento gigante ni mucho menos en espacio para equipamientos de barrio, ni mucho menos, pero hay grandes posibilidades para crear grandes aparcamientos municipales subterráneos, y opciones para desviar el tráfico de entrada hacia los viales portuarios ya existentes en desusos, así como su prolongación hacia el túnel del puerto. Hay múltiples opciones, pero no se puede perder tiempo.
- Hay otras actuaciones posibles ya experimentadas en muchas ciudades: tren y metro aprovechando la red existente, red ciclable metropolitana, aparcamientos disuasorios conectados, etc. Un plan estratégico urgente y rápido para resolver los problemas de movilidad es posible. Ya se han hecho muchos planes de movilidad, ya se conocen las grandes demandas, no hacen falta grandes estudios porque todo está sabido. Hay que ponerse de acuerdo rechazando actitudes negacionistas de formaciones políticas y alcaldes porque no es un buen camino.
- El mejor camino es un plan de transporte metropolitano consensuado y un consorcio metropolitano de transporte público. La negativa recurrente de la Xunta es otro grave e incomprensible obstáculo. Tal vez sea que carece de una visión real de la Galicia urbana, pero de ser así, sería muy mala cosa.
Ocho razones y cinco propuestas. Podrían añadirse más pero bastaría con empezar.